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Enchufados y jefes de servicio de la Diputación de Ourense señalan a Baltar

Los testigos reconocen que el barón del PP decidía a quién se contrataba y elegía a amigos, vecinos o militantes de su partido

El expresidente de la Diputación de Ourense llega hoy a la segunda jornada del juicio contra él.
El expresidente de la Diputación de Ourense llega hoy a la segunda jornada del juicio contra él.NACHO GÓMEZ

El baltarismo muestra sus vísceras en la sala de la Audiencia de Ourense. Una larga lista de jefes de servicio de la institución y algunos enchufados van exponiendo con detalle el sistema de contrataciones de la Diputación presidida por el exbarón: les decía a quién había que emplear. En las dos primeras jornadas del juicio por prevaricación al que se somete el en su día autodenominado “cacique bueno”, los testigos acaban reconociendo –presionados por el fiscal o por el abogado del PSOE que ejerce la acusación particular- el inevitable lazo (de amistad, vecindad o militancia política) que les unía a su benefactor. Incluso parentesco. Su exnuera, Olga Mojón, la primera mujer del hijo-sucesor, nombrada hace casi dos décadas gerente del Teatro Principal, tuvo que ser reprendida por la juez, Caterina González. Mojón había asegurado bajo juramento que no tenía parentesco con el acusado. La pregunta directa del abogado socialista la obligó hoy a precisar que este era su exsuegro, aunque se mostró firme en negar el parentesco: “Solo es el abuelo de mi hija, a mí no me une nada con él”, zanjó.

Salvo ella (que en el entorno del congreso del PP que ganó su exmarido pidió 16 trabajadores para el Teatro Principal), la práctica totalidad de los jefes de servicio de la institución que hoy declararon como testigos acabaron reconociendo que en los tres primeros meses de 2010, los del entorno del cónclave en el que se consumó la sucesión dinástica, negociaban verbalmente con Baltar los nombres de los enchufados (no hubo convocatoria pública de empleo) que les fueron asignados.

También quedó claro que a finales de 2009 la práctica totalidad de los servicios de la Diputación se vieron superados por una avalancha de trabajo que nunca antes se había dado y que nunca más se volvió a dar, según detallaron los jefes de servicio que declararon hoy. Un hecho este que, aseguraron, les obligó a reclamar a la institución numerosos contratados temporales, aquellos cuyos nombres les daría después el presidente. Y todos necesitaban los empleados, hasta alcanzar los 104, con urgencia y por un periodo de tres meses.

La premura en conseguir mano de obra para ese trimestre era de tal calibre que el gerente del Inorde, José Manuel Rodríguez, hizo dos peticiones consecutivas. En un primer documento, al que se le olvidó poner la fecha, pidió 19 personas. El 11 de mayo de 2010 reclamó un agente de desarrollo local en un informe que esa vez sí firmó aunque resultó, según detalló el fiscal, que le habían enviado al trabajador cinco meses antes; en enero. Como los demás, Rodríguez aseguró que los otros años tenía el personal suficiente.

Los contratos del baltarismo en el entorno del congreso provincial sucesorio rebasaron las propias dependencias de la Diputación. Baltar dotó también de cinco personas a una institución privada, la Fundación Casdemiro que preside el exconcejal ourensano y exparlamentario autonómico del PP Fernando González Suárez. “Somos amigos de muchos años y militantes del mismo partido”, reconoció el expolítico. Acabó señalando que el expresidente contrató y pagó con dinero de la Diputación a cinco personas concretas que él le pidió para trabajar en la fundación que preside. Señaló que él mismo le dio a Baltar el nombre de los empleados que quería. Su amigo se los concedió. Había hecho la misma petición a otras entidades “pero solo respondió la Diputación”, puntualizó González. Los cinco empleados que le envió la Diputación, como el resto de los contratados de esos meses en los distintos servicios, dejaron de ser necesarios en abril de 2010.

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