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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Veinte años de la Xarxa Vives

21 universidades de cuatro países del sur de Europa trabajan para preservar la unidad cultural y lingüística del catalán

En el marco de los actos de conmemoración del vigésimo aniversario de la Xarxa Vives de Universidades, el próximo miércoles se celebrará en Perpiñán la clausura del curso académico 2013-2014, en una ceremonia en la que se rendirá homenaje a los rectores fundadores de la Xarxa y se otorgará la medalla de honor de la entidad al lingüista Germà Colón. La Xarxa Vives de Universidades es una institución que coordina a 21 universidades de cuatro países del arco mediterráneo europeo (Andorra, España, Francia e Italia).

Desde su nacimiento (Morella, octubre de 1994), se avanzó a su tiempo y adoptó la metodología del trabajo en red para fomentar la colaboración entre universidades, optimizar recursos e incrementar el potencial de nuestras instituciones universitarias. Durante veinte años ha desarrollado relevantes proyectos interuniversitarios en el ámbito de la docencia, la investigación, la difusión del conocimiento y la movilidad de una comunidad universitaria que suma medio millón de estudiantes, 40.000 profesores y 10.000 miembros del personal de administración y servicios.

El reto de la Xarxa Vives para los próximos años es, sin duda, consolidarse como plataforma de servicios para las universidades, tanto públicas como privadas, con el objetivo de contribuir al desarrollo económico y social de la región mediterránea europea que representa. Poder contar, entre otras singularidades, con seis de las ocho universidades españolas con mejores indicadores globales en resultados y productividad, con 14 universidades que han logrado el distintivo de Campus de Excelencia, con 12 parques científicos y tecnológicos, y con 21 universidades que reciben anualmente unos 10.000 estudiantes de más de 20 países europeos y que poseen una oferta de más de 4.500 estudios de grado, postgrado, master y doctorado, debería ser suficiente para convertirse en un potente grupo de presión universitario en el ámbito estatal y europeo.

Además, la Xarxa Vives es mucho más que una asociación de universidades. Entre sus finalidades está también la de garantizar la unidad lingüística del catalán, creando un espacio universitario que permita promocionar la utilización y la normalización de la lengua catalana, que los estatutos de la Xarxa definen como lengua propia del territorio Vives. Objetivo que, por increíble que parezca, es más apremiante hoy que hace veinte años.

A finales de septiembre de 1994, un mes antes del acto fundacional de la Xarxa Vives, tres presidentes autonómicos (Jordi Pujol, Joan Lerma y Gabriel Cañellas) pertenecientes a tres formaciones políticas distintas (CiU, PSPV-PSOE y PP) pudieron utilizar por primera vez la lengua catalana en una institución del Estado: el Senado. Hoy, por desgracia, sería impensable repetir aquella escena, que podríamos calificar de política ficción. Ello demuestra la necesidad de que esta institución universitaria siga defendiendo con argumentos científicos la unidad de la lengua catalana, que el analfabetismo político y la estrechez de miras del PP rechaza con empecinamiento.

No es una coincidencia que las administraciones dirigidas por el PP siempre hayan ninguneado a la Xarxa Vives y, a pesar de ello, precisamente en territorio valenciano y balear ésta sigue realizando una labor encomiable con el apoyo firme de las universidades de estos territorios.

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El éxito de la Xarxa Vives, como ocurre en determinado tipo de organizaciones, se explica, sobre todo, por el equipo humano que la dirige desde su sede del campus de la Universidad Jaume I de Castellón. Aunque parezca imposible, se trata de un grupo de tan solo seis personas que, bajo el abnegado liderazgo de Ignasi Casadesús, demuestran, curso tras curso, una enorme capacidad de trabajo y una competencia profesional únicamente explicable gracias a la ilusión y a la convicción de trabajar en la defensa de los valores y los objetivos de la Xarxa Vives. Es realmente un prodigio que una secretaría ejecutiva tan reducida sea capaz de coordinar un consejo general de rectores, una comisión permanente de vicerrectores, varias comisiones sectoriales y grupos de trabajo y, al mismo tiempo, también consiga cohesionar un "lobby" universitario europeo integrado por realidades universitarias muy heterogéneas y que actúa al margen de los Estados.

Los rectores de las trece universidades fundadoras de la Xarxa Vives tuvieron la voluntad de crear hace veinte años un instrumento eficaz para coordinar proyectos académicos y para preservar la unidad cultural y lingüística del catalán en el sur de Europa. Tras dos décadas de funcionamiento, sigue sumando proyectos y complicidades en Cataluña, País Valenciano, Islas Baleares, Cataluña Norte, Andorra y Cerdeña. Las 21 universidades que hoy pertenecen a la Xarxa, bajo la actual presidencia del rector Fabrice Lorente, de la Universidad de Perpiñán Via Domitia, persisten en el compromiso de fortalecer una de las instituciones que con mayor vigorosidad proyecta la idea de Països Catalans.

Jordi Matas Dalmases es catedrático de Ciencia Política de la UB

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