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Tipografías en busca de techo

La fundación Arrels busca explotar la caligrafía de diez indigentes de Barcelona

Camilo S. Baquero
Loraine Halgabary, trabajando en el proyecto de Homelessfont.
Loraine Halgabary, trabajando en el proyecto de Homelessfont.

La letra de las etiquetas de las botellas de aceite de oliva de Valonga, una pequeña empresa agroalimentaria de Belver de Cinca (Huesca), es autoría de una sin techo barcelonesa. La conexión entre ambas partes ha sido posible gracias a la iniciativa Homelessfonts.org, desarrollada por la Fundación Arrels y la agencia de publicidad The Cyranos McCann. Pasadas dos semanas desde su lanzamiento, las cinco tipografías disponibles ya han sido compradas por 86 clientes, entre privados y empresas. El dinero recaudado se queda en la ONG, que el año pasado atendió a 1.354 personas, 436 de las cuales duermen cada día en la calle.

Loraine Halgabary es la autora de una caligrafía compuesta por unos trazos gruesos y firmes que más que escrita parece pintada. Londinense, llegó a Barcelona en 2009 de turismo. Le robaron su pasaporte en la plaza de Cataluña. El contratiempo se volvió pesadilla cuando alguien, asegura, utilizó su documento para “hacer algo ilegal” y no pudo obtener otro. Halgabary terminó viviendo en la calle. Hasta que en Arrels le echaron una mano. “Nunca pensé que mi escritura pudiera tener algún valor. Ahora he descubierto que mi letra es bonita como para que alguien se interese por ella”, asegura la mujer.

Homelessfonts agrupa por ahora cinco fuentes desarrolladas por igual número de indigentes que participan de los programas de Arrels. Las tipografías tienen el nombre de sus creadores: Gemma, Guillermo, Francisco… Otras cinco están en vía de producción o a la espera de un tipógrafo que les ayude a desarrollarlas. Es por ello que Arrels también hace un llamamiento para encontrar voluntarios que ayuden a llevar las letras de los pedazos de cartón con los que los sin techo suelen pedir ayudas económicas y cuentan sus dramas personales al mundo digital. Halgabary, como el resto, pasó por una serie de talleres y ejercicios para poder potenciar su escritura.

“Estábamos buscando imagen para una nueva producción de aceite de oliva y nos propusieron una etiqueta con la caligrafía de Loraine y nos gustó mucho. Hemos adaptado el diseño y esperamos salir próximamente al mercado con ella”, explica Teresa Ferrer, una de las propietarias de Valonga, que tiene más de 30 años de existencia. La botella, de medio litro, ya tiene un prototipo.

“Se trata de una manera creativa de poner sobre la mesa y de transformar la visión que se tiene sobre la problemática de las personas sin hogar”, explica Ferran Busquets, director de la fundación. Los datos de Arrels revelan que en Barcelona hay casi 3.000 personas sin hogar. Un 54% son españoles, nueve de cada diez son hombres y tienen un promedio de edad de 42,7 años. Ocho de cada diez sufren trastornos mentales o físicos y el y 44,5% lleva más de tres años sin alojamiento propio.

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Una licencia profesional cuesta 290 euros y una personal, 15. La tipografía tiene muchas posibilidades, más allá del packaging, el uso en las redes sociales o en su imagen corporativa. “Las marcas y diseñadores que apuesten Homelessfonts dispondrán de un sello de calidad para identificar el proyecto y así evidenciar su compromiso social”, explica Marta Grasa, directora de cuentas The Cyranos McCann. Ahora las tipografías también buscan techo.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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