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CARMEN TORRES RIPA | ESCRITORA

“Hay que acercar las historias al siglo XXI y hacerlas posibles”

La escritora convierte a Leonardo y su modelo Leda en protagonistas de 'La dama del cisne'

La escritora Carmen Torres Ripa este jueves en Bilbao.
La escritora Carmen Torres Ripa este jueves en Bilbao. FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

La escritora Carmen Torres Ripa (Barakaldo, 1945) recordaba los autorretratos de Leonardo da Vinci en los que se ve a un hombre barbudo, de larga melena rizada, entrado en años. Tras la compleja personalidad del artista, científico, inventor, filósofo, ingeniero, urbanista y escritor, el paradigma del genio renacentista, encontró un hombre de un inmenso atractivo personal. "Era un hombre guapo, elegante, un conversador increíble,  que gustaba por igual a hombres y a mujeres; su presencia era disputada en la vida social de Florencia. Empecé a buscar y encontré un hombre bueno", cuenta. En la novela La dama del cisne (Plaza&Janés) la escritora ha tejido una historia de misterio cruzando al atractivo Leonardo con el personaje de Leda, una joven con nombre mitológico que se mueve en el ambiente artístico con fuerza suficiente para romper las barreras que la época le imponía.

Como Hildegard de Bingen, la beguina protagonista de La mujer de las nueve lunas, o la Leonora que dio título a su primera novela, ambientada en la Viena de Mahler y Klimt, Leda es una mujer que se adelanta a su tiempo. "Son mujeres que rompen tabúes, son libres. Libertad sexual, libertad económica, que se dejan llevar por sus instintos", dice.

En La dama y el cisne Leda es la hija del maestro de Leonardo en Florencia, enamorada de él desde niña. "Siempre busco una mujer fuerte, una mujer distinta y en torno a ella creo el resto de la novela", explica. "Es un error concebirlas como musas o modelos. Ellas solas ya son suficiente". Su relación con Leonardo sirve a la autora para destacar "la heterodoxia del amor". "La historia de amor entre Leonardo y Leda es exquisita", defiende.

La novela tiene un pilar en el Renacimiento italiano y otro en el siglo XXI. "Es mi forma de trabajar. Me gusta escribir una parte en primera persona y es ahí donde meto la mitología, la historia de Leda y el cisne, y cuento las vivencias de una mujer del Renacimiento que vive entre hombres", revela la autora. "En paralelo he buscado el hoy.  Yo pienso que una novela que se queda en el Renacimiento pierde, la vemos muy lejana. Hay que acercar las historias al siglo XXI y hacerlas posibles". Es "una recreación del mundo de antes y del mundo de hoy", dice. "¿Qué pensaría Leonardo del arte de Mondrian, por ejemplo, o del Guggenheim?".

Y por ese camino que salta cinco siglos se cruzan las vidas de dos figuras de la Italia renacentista con la investigación de la misteriosa llegada de cuatro trozos de una pintura que parece obra de Leonardo da Vinci a otros tantos grandes museos del mundo.  Un periodista y un coleccionista de arte suman esfuerzos para resolver el enigma que volvera a poner al lector frente a los personajes del siglo XV.

La escritora agradece en su libro a Erik el belga, René Alphonse van den Berghe, el famoso ladrón de arte y falsificador, que le permitiera utilizar su nombre en la novela y ayudarle a construir una parte de la historia de La dama del cisne. "Necesitaba un falsificador y un ladrón. Y descubrí a Erik el belga. Es un personaje fascinante, un genio", asegura. "Nunca ha robado un libro, como ocurre en la novela, pero reconoce que se puede". Los nombres de los directores de los grandes museos del mundo, en cambio, son inventados.

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