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Barberá reconoce que toleró los impagos de Barrachina por consideración

La alcaldesa de Valencia insiste en separar la explotación deportiva de la de restauración

Cristina Vázquez

“El nombre de Barrachina es tremendamente significativo en la ciudad y hemos intentado por todos los medios que se solucionara el tema, pero no ha podido ser...”, manifestó ayer Rita Barberá, primera autoridad de la ciudad, para justificar el retraso con que el Consistorio ha reaccionado a los impagos del restaurador valenciano, que explota la Piscina municipal de Valencia y los dos restaurantes anexos.

La mercantil Hosva —del grupo Barrachina— adeuda al Ayuntamiento 366.000 euros del canon municipal de al menos tres ejercicios. También debe al Consistorio otros 148.000 euros por los impuestos de bienes inmuebles de 2009, 2010 y 2011 y tiene pendiente el pago de cuotas a la Seguridad Social y a Hacienda. Todo ello motivo suficiente, según la ley, para haberle retirado la concesión hace tiempo. De hecho, el promotor de espectáculos y ventrílocuo José Luis Moreno perderá la concesión del Teatro El Musical solo un año después si no se pone al corriente en el pago de cuotas a la Seguridad Social. El Consistorio sabía de la situación pues ha recibido requerimientos de embargo de los dos organismos públicos por la deuda de las tres sociedades de los Barrachina: Hosva, Barrarnal y Alameda Palace.

Pese al impago del canon, de los impuestos municipales y de las obligaciones tributarias, el Ayuntamiento de Valencia ha contratado durante todos estos años con las empresas de Jesús Barrachina e hijos servicios de cáterin —sobre todo durante las fiestas falleras— por más de 687.000 euros. El Gobierno local ha recurrido a los servicios del restaurador a pesar de la deuda que tiene contraida con la ciudad. La única factura que el Ayuntamiento tiene pendiente de abonar es la de una recepción celebrada estas últimas Fallas. El resto se abonó, según consta en los expedientes municipales.

La regidora, que ha pedido informe al Consell Jurídic Consultiu para rescindir la concesión de la piscina municipal que Barrachina tiene desde 1997, ha planteado también la posibilidad de separar la concesión: por un lado la explotación de la infraestructura deportiva, y por otro la del salón de banquetes Alameda Palace y el restaurante Les Graelles. “Si conseguimos separarla en dos será más fácil hacerla viable”, subrayó la alcaldesa.

Hosva, en su escrito de alegaciones, justificó los impagos por la crisis económica. Incluso remitió varios informes sobre coyuntura económica y financiera de esos años. Además, argumentó que existía una descompensación en la concesión y resultaba gravoso mantener la piscina municipal. El Ayuntamiento rechazó todas las alegaciones y ha iniciado el proceso de rescisión. El Consistorio garantiza que los servicios municipales no se resientan hasta que otro gestor se haga cargo.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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