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La comisaría de los enredos

'Carne viva', de Denise Despeyroux, tiene tres formas de acercarse a la historia

Rocío García
Imagen de una de las escenas de ‘Carne viva’.
Imagen de una de las escenas de ‘Carne viva’.

El inspector Bermúdez se va despojando de su uniforme y descubre una vestimenta de baile — mallas, camiseta ajustada y zapatillas de punta—. Lo hace en el único despacho que les queda de la antigua comisaria de lujo, delante de su superior y de dos compañeros. Ese mismo uniforme con el que el oficial Figueroa se va vistiendo ahora. “¿Pero porqué tiene que utilizar mi uniforme?”, se queja Bermúdez. “Porque no hay otro y, además, a usted que más le da si se va ahora a su clase de baile”, le contesta el comisario Torres.

Los recortes sufridos en la comisaría han obligado a subalquilar los otros dos espacios del inmueble: uno a una bailarina italiana donde imparte sus clases y el otro a una hipnóloga argentina. Todo bajo cuerda, sin que sus superiores lo sepan. Tienen que soportar los apagones de luz a los que la compañía eléctrica les somete por falta de pago y que provoca unas tensiones nerviosas, entre enredos, líos amorosos y sentimentales y penurias económicas.

Los personajes cambian de espacio ante la sorpresa de los espectadores

Mientras la profesora de baile somete a sus alumnos a una recreación corporal de diferentes animales, la hipnotista, con graves problemas económicos, busca un nuevo realquilado al que hace desaparecer para que el comisario jefe no se entere. Las situaciones más hilarantes, angustiosas y divertidas se van encadenando en Carne viva, la última obra teatral de la autora y directora Denise Despeyroux, que se desarrolla en tres espacios de manera simultánea, con el público repartido entre el despacho policial, la clase de baile y la consulta de hipnosis.

Los nueve personajes interactúan a la vez que van cambiando de espacio ante la sorpresa de los espectadores, que se van moviendo de una habitación a otra. La idea, prodigiosa y arriesgada, le surgió a Despeyroux, al conocer el espacio teatral La Pensión de las pulgas, en Madrid. El montaje está protagonizado por nueve actores —Marta Rubio, Joan Carles Suau, Carmela Lloret, Agustín Bellusci, Fernando Nigro, Font García, Sara Torres, Juan Vinuesa y Victoria Facio—, que realizan la función tres veces en cada uno de los espacios asignados para los tres grupos de espectadores. Carne viva, estará en La Pensión de las pulgas (Huertas, 48) los fines de semana de junio y de los primeros 15 días de julio.

Mis personajes sufren un entorno que afecta a todos, afirma la directora
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“Me inspiré en las propias salas para hallar la situación argumental de partida. Las tramas de esta obra son muy propias de mi universo dramático, muy fantasiosas, pero están perfectamente integradas en lo que me sugerían los espacios”, asegura la autora, uruguaya afincada en España.

El reto que tenía ante sí Despeyroux era enorme. Ella lo tenía en su imaginación. “Si es posible imaginar que existe, tiene que ser posible también hacerla. Suena raro pero creo que en lo artístico muchas veces esto funciona”, se dice a sí misma la directora. Y vaya que si funciona. Despeyroux fue avanzando en las tres tramas de manera simultánea, como por pedazos y fijando las cosas que iban a ocurrir en cada una de las habitaciones al mismo tiempo, algo a lo que le ayudó la introducción de los dos apagones que sufren durante la jornada en esa comisaría poblada por un universo tan caótico. “Las tres narraciones deben de estar interconectadas todo el tiempo y depender entre sí en el avance de sus tramas”.

Parte fundamental de la obra es el público que completa la trama

Durante el proceso de ensayo, tres meses en los que no ha habido ningún tipo de retribución económica, llegaron a la conclusión de que debían de tener algún texto de reserva, ya que la entrada de alguno de los personajes de los otros espacios puede sufrir algún pequeño retraso. “Lo ideal es que el actor llegue a tiempo, pero no siempre sucede, ya que parte de la gracia es también la velocidad de los cambios, que los actores anden siempre ocupados y no esperando en el pasillo. Así que los actores que esperan a un compañero deben de estar listos para poder seguir sin él si es necesario”.

Los personajes de Carne viva sufren el drama de los recortes. También esos policías entrañables y disparatados que hablan de física cuántica y hacen juegos de rol para tratar de comprenderse los unos a los otros. Todo invadido por un humor y una ironía sentimental y tierna. “Mis personajes sufren el drama de los recortes, sí, pero también del desamor, de las frustraciones cotidianas, de la no pertenencia. El humor a veces es la única manera de tomar cierta distancia y poder respirar un poco, pero ha de ser un humor cuidadoso, un humor amoroso. Porque el sufrimiento puede llegar a ser un asunto muy serio”.

En La Pensión de las pulgas los fines de semana de junio y hasta el 15 de julio

Parte fundamental de la obra es el público que va completando la trama, encajando las diferentes piezas de las tres historias dependiendo del lugar por el que empiezan y terminan de ver la obra. “Una de las cosas que más me atraía de la propuesta era que el principio de cada una de las tres salas o historias tenía que funcionar como principio de la obra total, y con cada final de sala ocurre exactamente lo mismo. Me fascina que el público salga de la obra pensando que su recorrido ha sido el mejor”.

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