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Una vecina de El Molar mata a sus padres y se tira por un puente

La supuesta homicida sufría depresión y le acababan de cambiar la medicación

F. Javier Barroso
Doble parricidio en la calle de La Macarena de El Molar, Madrid
Doble parricidio en la calle de La Macarena de El Molar, MadridClaudio Alvarez

Un policía local de El Molar (8.100 habitantes) que estaba fuera de servicio se topó pasadas las tres de la tarde con Eva G. A., de 53 años. “¿Adónde vas así?” le preguntó el agente al verla con las ropas ensangrentadas. En ese momento la mujer salió corriendo sin que nadie la parara. Las personas que estaban en el bar se sorprendieron y decidieron saltar la valla de la vivienda, que estaba a unos 20 metros. En el salón hallaron muertos a los padres, Nicomedes G. de la M., de 83 años, y Eusebia A. M., de la misma edad. Al rato, la mujer fue hallada sin vida. Se había arrojado desde el puente de la Tejera, del Canal de Isabel II.

El agente estaba sentado en un bar cercano al número 6 de la calle de la Macarena, donde vivían los fallecidos desde hacía muchísimos años. En la parte de abajo, habitaban los padres y en la parte superior, Eva G. A. con su esposo y sus tres hijos (dos mujeres y un varón, de entre 30 y 33 años).

Un policía fuera de servicio vio salir a la mujer con la ropa ensangrentada

Cuando entraron el agente y otros vecinos hallaron una escena dantesca en el salón. El hombre estaba tirado en el suelo en medio de un gran charco de sangre y con varias puñaladas en el pecho. La mujer estaba sentada en el sillón y, pese a que presentaba una herida por arma blanca en el pecho, murió tras recibir un fuerte golpe en la cabeza. Las personas que entraron llamaron a las 15.48 al teléfono de emergencias 112 y hablaron de que había dos personas heridas.

Los facultativos de una UVI móvil del Summa llegaron en cuestión de segundos (el centro médico y el cuartel de la Guardia Civil están a la espalda de la casa), y sólo pudieron certificar las muertes, informó un portavoz de Emergencias 112. No había ninguna posibilidad de reanimación. Fuentes médicas calculan que llevaban unas dos horas fallecidas. En este tiempo la mujer intentó limpiar la sangre, ya que había charcos de agua. El arma homicida, un cuchillo, fue hallada en la cocina del piso de arriba. Parte de las puertas y alguna mesa estaban manchadas de sangre.

Cuando la pareja de Eva G. A. se enteró de lo que había pasado, acudió al puente de la Tejera. Allí la encontró ya sin vida.

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Los familiares de los fallecidos fueron llegando a la casa, en especial los hijos de la fallecida. Los trasladaron al centro de salud más próximo, donde a algunos les tuvieron que atender por crisis de ansiedad. Otros se acercaron por la vivienda, en la que estuvieron trabajando toda la tarde agentes de Homicidios y del servicio de Criminalística de la Guardia Civil.

La noticia cayó como un jarro de agua fría en el municipio, que había estado de fiesta hasta el pasado fin de semana. Nadie se imaginaba que Eva, “una mujer muy tranquila y muy buena persona”, pudiera haber cometido el doble parricidio y después se hubiese quitado la vida.

“Ella era la hija única y la familia era de las acomodadas del pueblo. El padre estuvo trabajando unos años a Alemania cuando era joven”, destacaron unas vecinas. “Todos los días salían los dos ancianos y se sentaban al fresco en uno de los bancos que hay junto al cuartel. A él se le veía ir a comprar todas las mañanas. Ella estaba algo más achacosa, pero se conservaba muy bien”, añadieron.

Según fuentes médicas, la supuesta homicida tenía problemas psiquiátricos y estaba siendo tratada por depresión. De hecho, según estas fuentes, le habían cambiado la medicación y ayer mismo empezó con la nueva. “Debió de pensar que todo le venía por sus padres”, especulaba una vecina. “Ayer mismo [por el martes] la vi pasar y se la veía perfectamente”, comentaba otro vecino de la misma calle. “Este pueblo solo sale en prensa por casos así. ¡Qué triste!”, añadía. Se refería al caso de la doctora Noelia de Mingo, vecina de El Molar, que mató a tres personas en el servicio de Reumatología de la Fundación Jiménez Díaz en abril de 2003.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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