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Un día de señores mayores

La veteranía y las canas de grupos como Julian Cope y The Ex marcan las mejores actuaciones de las primeras horas del Primavera Sound en el Fòrum

Los asistentes a uno de los conciertos de ayer en el Primavera Sound, ante el 'skyline' marítimo de Barcelona.
Los asistentes a uno de los conciertos de ayer en el Primavera Sound, ante el 'skyline' marítimo de Barcelona.GIANLUCA BATTISTA

La primera jornada completa del Primavera Sound sirvió para ver suscrita por una multitud la línea editorial del festival. En su pasada edición ya anunció a Neutral Milk Hotel como banda del 2014, y su festivo, despeinado, exultante y arrasador concierto de ayer dio la razón a los organizadores. La banda, desconocida y de culto, ofreció en dos discos de los noventa una psicodelia folk tan tierna e iluminada como impetuosa, y ayer la pusieron sobre un escenario en un concierto estupendo de los que hacen sonreír al más funesto de los enterradores con trompetas y acordeones de banda ambulante. De verdad onírico, máxime al sonar In the aeroplane over the sea.

Quien estuvo sensacional en el arranque de la tarde fue Julian Cope, veterano pleno de espíritu contestatario y actitud joven, ajeno a los tópicos del viejales que no lo quiere parecer. Su aspecto estrafalario no ocultó un artista sereno que con sólo guitarra acústica y voz recordó sus tiempos de Teardrop Explodes. “Estoy muy nostálgico”, dijo con ironía, y reivindicó la potencia expresiva de los tacos, pidiendo la traducción de “fuck off” para, acto seguido, interpretar una pieza del mismo título. Excelente de voz, dejó patente que se pueder ser viejo pero no chocho, tener memoria pero no morir de nostalgia oportunista y saber conectar con un público mucho más joven del que se despidió con un sonoro “¡Llibertat for Catalunya!”, así, en catalinglish.

Ocurría todo esto en un Auditori que no estaba lleno, pero saber qué está lleno en el Primavera se antoja complicado, ya que, a falta de los datos oficiales, el cálculo de asistencia solo puede matizarse entre mucha y muchísima gente. La reubicación de los escenarios ha provocado un esponjamiento de público que facilita el tránsito entre las zonas del recinto. Ese esponjamiento no ha llegado a los postes donde miccionan los varones, antaño aptos para cuatro operaciones simultáneas y hoy, en el mismo espacio, absorbe ocho. Se intima mucho, ciertamente.

Y hablando de intimar, nada mejor que la dulce música de Real Estate. No se sabe muy bien si es apta para acompañar los primeros pasos de un amor o si, por el contrario, sirve para recordar uno antiguo y consumido. Pop clásico, ya se sabe, melodía y guitarras limpias tranzando punteos más bien tiernos. Muchas parejas aprovecharon para arrullarse como palomas bajo el sol. Tan tierno como el grupo, que además hacen canciones cortas que evitan un excesivo reblandecimiento sensorial.

Si los sentidos se habían destensado, nada como The Ex para volverlos a la máxima turgencia. Eran otros señores mayores (las canas también brillan ya entre el público del Primavera), holandeses y enfadados, sentimiento muy al día en Barcelona. Recordaban a Mark Smith ya que, sobre un acorde sencillo y reiterado hasta la saciedad, un señor gritaba como hablando muy alto mientras las guitarras eran acuchilladas como los heridos tras una batalla. Excelente actuación para acompañar la caída del sol y la llegada de las brisas marinas, que también endurecen las carnes.

Y para agitarlas, ya sin sol, Antibalas, que pese a su nombre no es una banda punk de Sabadell, sino otros señores, de Nueva York, que hacen afrobeat, mezcla de ritmo africano y occidental puesta en el mapa por Fela Kuti. Puede que la parroquia pensase que eso del afrobeat es una canción de Yossou N'Dour, pero es tontería olvidar que no conocer algo no exime de disfrute. Es más, se convierte en sorpresa. Por cierto: quien quiera ver todo esto en su casa, en la web del festival se ofrecen los conciertos en directo.

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