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Concierto de la ORCAM con ecos gallegos

Chestiglazov sigue la letra y el espíritu de la partitura con un sentimiento hondo y sin concesiones

La Orquesta de la Comunidad de Madrid, de la que es director titular y artístico Víctor Pablo Pérez –titular de la Orquesta Sinfónica de Galicia de 1993 a 2013-, ha celebrado este martes un concierto de notable atractivo para los melómanos gallegos. Fueron razones para esa cercanía la presencia en el podio de Christoph König -director principal asociado de la Real Filharmonía de Galicia- y la actuación como solista de Slava Chestiglazov, quien vivió parte de su infancia en A Coruña al trasladarse su familia cuando se fundó la OSG.

Chestiglazov fue conocido por el público gallego como un joven violinista de quince años que tocó con la Sinfónica el Concierto nº 5 de Vieuxtemps. Su formación, muy exigente y a cargo de los mejores maestros del instrumento, le permitió ganar con treinta años escasos el puesto de concertino titular de la Orquesta de la Radio de Colonia. Sus actuaciones en la OSG como concertino invitado le han mostrado a sus conciudadanos coruñeses como un solista de gran calidad.

Su interpretación en Madrid del Concierto en la, op. 82 de Glazunov, fue la del intérprete ya maduro en que se ha convertido. Chestiglazov posee una técnica impecable que le permite volar en las tremendas agilidades que requiere la partitura; un imponente pizzicato de mano izquierda y un manejo de arco con el que alcanza una fina matización de la gama dinámica, extrayendo un rico color de su instrumento. Herramientas de un gran músico que sigue la letra y el espíritu de la partitura con un sentimiento hondo y sin concesiones. Su interpretación de la cadenza fue realmente bellísima. La reacción del público madrileño fue merecidamente entusiasta, con grandes bravos y aplausos que hicieron salir a saludar en tres ocasiones a director y solista, a la espera de un bis de este que nunca llegó.

Tras el descanso, el director principal invitado de la Real Filharmonía hizo una notable versión de la Sinfonía nº 7 en la mayor, op. 95 de Beethoven. Los movimientos rápidos sonaron ligeros y vivos, muy en la línea más actual de interpretación de las sinfonías beethovenianas, y con un fraseo claro y natural: lo que un aficionado definió como “ligero pero con sustancia”. Un Allegretto algo más lento de lo que muchos esperaban permitió comprobar que König es uno de esos jóvenes directores sólidamente formados que han asumido con naturalidad y sin ninguna exageración los criterios interpretativos surgidos tras el historicismo más militante.

Abrió el concierto De la belleza inhabitada, la obra con que Javier Santacreu obtuvo el Premio de Composición de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas en la edición de 2009; premio que en 2013 ha correspondido al compositor gallego Fernando Buide del Real, tras declararse desierto en 2011. El poema de Luis Cernuda El joven marino inspiró a Santacreu una obra cuya instrumentación se basa en los tres protagonistas del poema: el yo poético (maderas), el joven marino (cuerdas) y el mar (metales y percusión). Es una obra compleja de la que König hizo una lectura más clara que emotiva, desgranando y reuniendo los variados mecanismos sonoros de la partitura de Santacreu.

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