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Una década perdida para la emancipación de los jóvenes

Solo uno de cada cuatro menores de 30 años vive por su cuenta. La cifra retrocede a 2003 La tasa de paro juvenil es del 37,5%, con 247.634 jóvenes desempleados

Clara Blanchar

Pongan en una coctelera una tasa de paro juvenil del 37,5% —15,4 puntos porcentuales más que el 22,1% de media de la población— y una tasa de protección de apenas el 11,9%, la menor de toda la sociedad —la media es del 31,7%—. En números: en Cataluña hay 247.634 jóvenes entre 16 y 29 años en paro y 218.228 no tienen prestación por desempleo, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2014. El resultado es amargo: un retroceso de la tasa de emancipación a niveles de hace 10 años. Es del 25,6%, como en 2003, según el informe de la situación laboral del Observatorio de la Juventud de la Generalitat.

El porcentaje está muy lejos de la tasa de emancipación que llegó a registrarse en 2007. Entonces era del 33,7%, tras subir sin parar desde el año 2000. Lo que mide la tasa de emancipación es el porcentaje de jóvenes de entre 16 y 29 años que viven en un hogar donde no hay padres o ascendentes.

“No consigo trabajo ni con enchufe”

STEFANIA GOZZER

Beth Nesweda no quiere pasar otro verano como camarera. Trabajó 40 horas a la semana, no cotizó en la Seguridad Social y su salario mensual no pasó de los 250 euros. Así que espera que su título de monitora de comedor le ayude a no pasar por lo mismo este año. “Intento encontrar algo en colonias de niños… Pero si no sale nada, no descarto volver a un restaurante”. Tiene 20 años y vive con su madre. Le gustaría emanciparse pero no cree que pueda en los próximos cuatro años. Los 300 euros que cobraba como canguro, “fundamentales para la casa”, se esfumaron cuando la despidieron el mes pasado. Tiene la ESO y su plan para el próximo curso es prepararse para acceder a un grado medio y compatibilizarlo con un empleo. “Ahora todo es por enchufe y lo tengo en las colonias, pero aun así no encuentro nada”.

El informe del Observatorio de la Juventud muestra como la destrucción de ocupación entre el colectivo de 16 a 29 años se ha frenado en el primer trimestre de 2014 respecto a un año atrás; pero refleja también la sangría de jóvenes ocupados: ha caído un 30,6% desde 2010. De 594.800 jóvenes ocupados se ha pasado a 412.000: 182.000 menos. Los ocupados trabajan, en un 82% en el sector servicios. Respecto al paro, las cifras del primer trimestre muestran que afecta más a los chicos (41,1%), a los más jóvenes (65,3%), a los que no tienen estudios (42,2%) y a los extranjeros (50%). Otra de las cifras dramáticas es el paro de larga duración, que afecta al 42% de los jóvenes desempleados.

“La gente joven está condenada a no irse nunca de casa de sus padres”, sintetiza la coordinadora de Acció Joves de CC OO, Aina Vidal. Señala a un mercado laboral marcado por la precariedad y la temporalidad. Fenómenos que afectan a los que trabajan —que con bajos ingresos no se atreven a marcharse— y que llevan a la falta de cobertura por desempleo si se quedan en paro, porque no han cotizado suficientemente. Vidal añade además que los jóvenes están excluidos de la mayoría de subsidios.

“La renta activa de inserción es para mayores de 45; el Plan Prepara es bastante restrictivo para menores de 30; la Renta Mínima es para mayores de 25 y para núcleos familiares, además de que requiere haber estado 12 meses sin cobrar; en la práctica quedan excluidos”, explica. En resumen: “Jóvenes sin trabajo, ni paro, ni prestaciones y encima con el mensaje de que son unos vagos”.

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Desde Avalot, la rama juvenil de UGT, Afra Blanco, advierte de que los jóvenes están abocados a quedarse en casa de sus padres buscando empleo; a trabajar subocupados —en empleos de menor cualificación de la que tienen—, o a marcharse al extranjero.

Avalot fue quien en 2012 presentó un informe que mostraba que cada día emigraban nueve jóvenes catalanes; o recientemente, que la subocupación afecta a nueve de cada diez. “Si sumas la tasa de paro; que no se crea ocupación; que el empleo que hay es precario... el resultado es gente que no se puede marchar o que tiene que volver a vivir con los padres”, resume Blanco.

“Para vivir así, mejor volver a casa”

STEFANIA GOZZER

Después de seis años, a Adrián Martínez ya le queda poco para acabar los estudios de Informática. "No he conseguido emanciparme porque tenía que pagar la matrícula, y es muy cara". Este año, 3.500 euros. "Siempre he trabajo y estudiado. Entre prácticas y clases particulares sacaba unos 500 euros al mes", explica este universitario de 26 años. Este curso no ha podido seguir con ninguna de estas actividades porque tenía que dedicarse al proyecto de fin de carrera. Del dinero que ganó en otros años, ya no queda nada. Se esfumó con los gastos de la carrera. "Tengo un amigo que se independizó y vivió ocho años en su propio piso. Era soldador, pero en los últimos tiempos trabajó hasta en un fast food. Acaba de regresar donde sus padres. Para vivir así, mejor volver a casa".

El autor del estudio que revela la bajísima tasa de protección juvenil es Enrique Negueruela, miembro del Consejo de Empleo, Economía Social y Relaciones Laborales de la Fundación 1º de mayo de UGT. Su conclusión de la suma de precariedad laboral, más paro, más desprotección de los jóvenes es que “muestra que socialmente no se ha asimilado la necesidad de que los jóvenes sean independientes”. Y que la consecuencia de la baja tasa de emancipación es “el batacazo demográfico”.

El experto considera que una de las cuestiones que debería abordarse son las políticas de empleo, al tiempo que recuerda que el presupuesto para políticas activas “se ha reducido un 50%”. La directora del Servicio Catalán de Empleo (SOC en sus siglas en catalán), Olga Campany, explica que ante las abultadas cifras de paro juvenil en 2013 pusieron en marcha el plan Inserjove: “Una línea de actuación transversal que prevé que el 25% de cualquier política activa se reserve a jóvenes de 16 a 29 años”. Sean cursos de formación o planes de orientación. La Generalitat también cuenta con programas de formación para que jóvenes que abandonaron los estudios se reenganchen (los PQPI) o el programa Fem Ocupació. En total, el año pasado el Gobierno catalán destinó 86 millones a programas para jóvenes: el 58% del total de las políticas activas.

El director general de Juventud de la Generalitat, Toni Reig, considera que la caída de la tasa de emancipación “hay que relacionarla con la tasa de ocupación y de paro” y recuerda que el pico histórico de 2007 coincidió “con la burbuja inmobiliaria y con los precios de la vivienda a niveles muy altos, cuando era más caro acceder a una vivienda”. En perspectiva de futuro, admite que “no habrá repunte hasta que no se consolide” la mejora en el mercado laboral. Mientras, recuerda que los jóvenes que estudian han aumentado en un 8% durante la crisis y asegura que el gobierno catalán “destina muchos recursos” a los jóvenes y a las políticas de empleo juvenil. Cita programas que van desde ayudas al pago de alquiler u ofideute, o formación para parados de larga duración”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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