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Tres siglos de relaciones difíciles

Periodistas e historiadores debaten sobre el encaje de Cataluña en España Juliá dice que “el Estado no subsistirá si no reconoce las nacionalidades”

De izquierda a derecha, Xavier Vidal-Folch, Santos Juliá, Josep Maria Fradera, y Miguel Ángel Aguilar.
De izquierda a derecha, Xavier Vidal-Folch, Santos Juliá, Josep Maria Fradera, y Miguel Ángel Aguilar.JORDI SALINAS

“El Estado español será grande cuando reconozca las diferencias de las nacionalidades. Si no es así, no tiene posibilidades de subsistir”. El historiador Santos Juliá se expresó ayer así de claro al analizar lo que ha sido el último siglo de las relaciones entre Cataluña y España. La historia en el conflicto, la historia del conflicto, era el lema de la sexta jornada del ciclo de diálogos organizados por la Fundación Diario Madrid y la Asociación de Periodistas Europeos, que preside Miguel Ángel Aguilar.

Juliá elogió la figura de Manuel Azaña y de su compromiso por abordar “la cuestión catalana”, que en opinión del político era “la dolencia más antigua” que aquejaba a España. Por eso recordó que en 1932 se logró un pacto con ERC para aprobar el Estatuto catalán, pese a la proclamación de la república catalana que había hecho ese partido tan solo un año antes. Para Juliá, el reconocimiento de las nacionalidades y regiones de la Constitución de 1978 “forma parte de nuestra mejor tradición política” y aseguró que “en conjunto ha funcionado de manera satisfactoria”. Otra cosa distinta es “la historia desgraciada del café para todos” en que ha derivado el Estado autonómico.

En ese análisis coincidió el periodista Xavier Vidal-Folch. “El café para todos ha muerto porque hay comunidades que quieren devolver competencias y otras que las quieren aumentar”, inquirió. El periodista también enumeró de manera críticas los tres nuevos argumentales del nacionalismo en el actual debate político: la fatiga y el fracaso del modelo autonómico, la idea de que jamás ha venido una propuesta de España y la afirmación de que España es un Estado fallido.

El historiador Josep Maria Fradera aseguró que el decreto de Nueva Planta que siguió a la Guerra de Sucesión supone el origen de la formación del Estado, que “pinchó” en España pero que se exportó con éxito a América. Las Cortes de Cádiz lo cambiaron, dijo, y se establecieron dos acuerdos que permanecien dos siglos después: el pacto constitucional y el pacto de que Cataluña quiere ser industrial y España, agrícola.

Al acto asistieron, entre otros, el expresidente de la Generalitat, José Montilla, el constitucionalista Francesc de Carreras, el filósofo Manuel Cruz y el escritor Valentí Puig. En el debate posterior Fradera admitió que “se han acumulado demasiadas estrecheces sobre un proyecto que tenía una lógica hace más de 30 años” y apostó por “ajustar las tuercas” para lograr un Estado federal. Se trata, dijo, de un programa de mínimos que pasa porque el Senado sea una cámara de representación, se repartan las competencias y se clarifiquen las infraestructuras.

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