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Foster arremete contra Ayuntamiento y Comunidad por las trabas a su fundación

El arquitecto lamenta su “ingenuidad” y confirma que se lleva la sede de Madrid

El edificio en la calle de Monte Esquinza que iba a albergar la sede de la fundación Foster.
El edificio en la calle de Monte Esquinza que iba a albergar la sede de la fundación Foster.SAMUEL SÁNCHEZ

El arquitecto británico Norman Foster ha arremetido con elegancia contra la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital (ambos, del PP) por las trabas a su proyecto para reformar un palacete en el distrito de Chamberí e instalar allí su fundación.

EL PAÍS adelantó que Foster desistía por las trabas administrativas, pero el Ayuntamiento dijo el 24 de abril que trabajaba “mano con mano” con él “para resolver esos pequeños inconvenientes”. El decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, José Antonio Granero, se dirigió entonces a Foster para “reconducir este desencuentro”. Foster respondió el 9 de mayo con una carta a la que ha tenido acceso EL PAÍS: “La decisión ya ha sido tomada y lo pasado, pasado está. Estamos ahora evaluando otros lugares”.

El portavoz municipal de UPyD, David Ortega, cree que “es una muy mala noticia para Madrid”. “¿Qué está pasando en el Ayuntamiento para que un número uno de la arquitectura mundial desista ante unos problemas burocráticos que no entiende? La política urbanística municipal está haciendo mucho daño a la ciudad, y lo sucedido con Foster es solo una prueba más”, concluye.

UPyD: “El urbanismo municipal está haciendo mucho daño a la ciudad”

Foster, uno de arquitectos más influyentes del mundo, compró hace un año a Bankia el edificio del número 48 de la calle de Monte Esquinza por nueve millones de euros. Construido en 1902 por el arquitecto Joaquín Saldaña, estaba vacío desde 2012.

Quería instalar allí la sede de su fundación, radicada ahora en Londres, con un museo, exposiciones temporales y su archivo de maquetas, planos y películas. Deseaba además que fuera “un foro público donde debatir múltiples asuntos sociales de gran importancia, así como fomentar los vínculos entre la arquitectura, la urbanidad, el diseño y el arte”, afirma en su misiva. “En retrospectiva, tengo la sensación de que quizás fue un poco ingenuo”, añade. “Tal vez pensamos que nuestra iniciativa se vería como lo que realmente es: algo socialmente motivado, y que aquellas personas involucradas también lo fomentarían”, se lamenta.

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“Aquellas personas” son los miembros de la Comisión Local de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, integrada por el Gobierno regional (con mayoría y presidencia) y el Ayuntamiento.

Foster necesitaba su permiso porque el edificio goza de la máxima protección histórico-artística. El proyecto fue aprobado, pero se obligó a introducir cambios que Foster vio inaceptables. La comisión rechazó la apertura de huecos y la colocación de una pasarela, según fuentes conocedoras de la reunión. El motivo aducido fue que esas actuaciones “restaban, con su excesivo protagonismo, la importancia que debe mantener el inmueble”, según esas fuentes.

Foster, que asegura que la decisión se tomó “tras intensos debates agónicos”, admite que el plazo de tiempo “era ajustado”, sobre todo teniendo en cuenta que trabajaba con “un edificio protegido por su interés histórico”. Quería inaugurarlo en su 80º cumpleaños, el 1 de junio de 2015.

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