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La factoría de Cotnsa en Huelva da oxígeno al sector naval

La empresa privada bota esta semana un catamarán

El buque transformado en los astilleros de Cotnsa Huelva, a la espera de ser botado este miércoles.
El buque transformado en los astilleros de Cotnsa Huelva, a la espera de ser botado este miércoles.Iván Boza

Cotnsa Huelva, la empresa de origen gallego que reflotó en 2011 los maltrechos astilleros onubenses, tiene previsto botar este miércoles el último proyecto de transformación desarrollado en la factoría: un catamarán que realizará la ruta entre Ibiza y Formentera y al que se le está cambiando el sistema de propulsión.

La compañía ha invertido más de un millón de euros en los últimos tres años para poner a punto las instalaciones, que cerraron en 2010.

El astillero onubense no podrá recuperar la autorización de construcción de grandes buques hasta 2022, un objetivo al que aspira la nueva empresa. El presidente de Cotnsa, Urbano Alonso, subrayó que Huelva “tiene antes que consolidarse como centro de reparaciones y de transformaciones de buques de hasta 100 metros de eslora".

La entidad ha abierto con Marruecos, Mauritania y Argelia un nuevo mercado de construcción de barcos que no superen los 100 GT (25 metros de eslora). A finales de abril se botó un buque oceanográfico perteneciente al Gobierno marroquí, un encargo que se prevé sea el inicio de otros muchos pedidos por parte de armadores de esos países africanos. “Ese nicho de mercado lo hemos encontrado en estos países que tienen la pesca de bajura principalmente de la sardina, muy cerca de la costa. En España este sector no interesa porque tiene escaso valor añadido, pero a nosotros sí que nos viene muy bien para reflotar la factoría y revitalizar la industria auxiliar. Todo ello nos permitirá en unos tres años contar con un astillero de gran nivel”, subrayó Urbano Alonso.

El director de la factoría, José María Soriano, explicó que estudios realizados por la compañía demostraron que países como Marruecos y Mauritania están inmersos en la renovación de su flota y "nosotros tenemos que agarrarnos a esa oportunidad porque su sector industrial no cubre actualmente su demanda". "Tenemos que aprovechar nuestros conocimientos para captar proyectos y generar trabajo", indicó Soriano. El astillero onubense trabaja con países de Europa. 2012 se cerró con un 50% de encargos nacionales y 50% internacionales, principalmente de países como Dinamarca, Bélgica, Holanda y Noruega. 2013 hubo un 65% trabajos nacionales y un 35% internacionales.

Con la botadura del barco Oceanic III que tuvo lugar a final de abril, Cotnsa cierra un capítulo que la tenía ligada a los administradores concursales. El Oceanic III era el buque 845 de apoyo a las plataformas petrolíferas que los antiguos propietarios no concluyeron. Los administradores concursales lo vendieron a una empresa mexicana y el compromiso adquirido con Cotnsa era que permaneciese el barco en las instalaciones hasta que el armador decidiese la botadura. “Nos faltaba esta parte para que todo el astillero fuera de nuestra propiedad. Y eso no se produce hasta la botadura del 845. Ahora podemos afirmar que tenemos ya toda la capacidad del astillero”, explicó Urbano Alonso.

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2013 se cerró con dos grandes encargos destacados. La reparación y cambio de motores del buque atunero Montemayor del grupo Calvo y el incremento de puntal del dique Cajonero Sato Levante, considerado el proyecto estrella del Astillero onubense.

José María Soriano confía en que este año la facturación sea similar a la del año pasado que se cerró con 7,5 millones de euros. Las previsiones es que en 2016, Astillero Cotnsa Huelva pueda competir en igualdad de condiciones con cualquier instalación naval en lo que se refiere a la reparación y construcción naval.

La plantilla de los astilleros está conformada por 30 personas fijas que con los picos de producción puede alcanzar los 150 operarios. Para que el astillero funcione de forma óptima, la media está en unos 150 trabajadores según ha explicado Urbano Alonso. Este dirigente señala que no ha sido fácil remontar la actividad. “La ruptura del antiguo astillero fue traumática y se habían abandonado las instalaciones que estaban en muy mal estado de conservación”, indicó Alonso. José María Soriano ha precisado que desvincular el nuevo astilleros del antiguo ha resultado una tarea ardua: “Hemos tenido que desarrollar reuniones hasta con las entidades bancarias para decirles que esto es otra empresa y que somos otro equipo directivo para restablecer la confianza”.

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