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Picasso, grabador y ceramista

Una muestra exhibe en Jaén obras de otras etapas y técnicas creativas del pintor malagueño

Ginés Donaire
Visitantes en la muestra de Picasso en Jaén.
Visitantes en la muestra de Picasso en Jaén.

El Picasso más surrealista, neoclásico o postcubista quedó reflejado en sus grabados, tendencias que también impregnaron su faceta de ceramista, una técnica en la que trabajó en la localidad francesa de Vallauris. El grabado y la cerámica se dan la mano ahora en una exposición abierta en el Palacio de la Diputación de Jaén y organizada por la obra social de Unicaja. La muestra Picasso ceramista y grabador. La suite Vollard, que puede visitarse hasta el mes de julio, exhibe 111 obras, 11 de ellas piezas originales de Pablo Ruiz Picasso y que recogen distintas etapas creativas y técnicas del artista andaluz. El centenar de obras restantes corresponden a la reedición autorizada y limitada de la Suite Vollard, reproducciones de los grabados que Picasso realizó entre 1930 y 1937. Todas las obras pertenecen a la Colección Unicaja.

Entre las obras del artista malagueño se encuentran dos litografías, un linograbado, cuatro aguafuertes y un grabado al aguatinta cuya temática, paralela a la utilizada en otros medios y soportes, nos aproximan al Picasso surrealista (Mujer torero I), neoclásico (Bebedor sobre un burro y mujer) o postcubista (Arlequines). “Son técnicas que, en muchas ocasiones, se corresponden con sus sucesivas y múltiples etapas creativas”, comenta la comisaria de la muestra, Emilia Garrido, que recuerda cómo tras la Segunda Guerra Mundial Picasso se interesó por las litografías sobre piedra y zinc, incorporando el color a sus grabados.

La exposición incluye una reedición de la Suite Vollard y 11 obras originales, todas procedentes de la Colección Unicaja

Otras piezas originales que forman parte de esta muestra son tres cerámicas, que demuestran la gran capacidad creativa del artista quien siguió sus impulsos de representa su pintura en soportes tridimensionales de forma puntual y trabajó con alfareros como Llorens Artigas o Jean van Dongen. Según la comisaria de la muestra, las circunstancias propicias para que sus trabajos en barro cobraran un sentido más continuo y global se dieron en el otoño de 1947 en la localidad de Vallauris, en el Midi francés. Fue allí donde, tras visitar su exposición anual de artesanía, entró en contacto con el matrimonio Ramié, propietario de la alfarería Madoura, el lugar escogido por Picasso para, una vez provisto de los conocimientos técnicos necesarios, “dar rienda suelta a su manantial creador sobre piezas elaboradas en este material ancestral, en las que plasmaría iconografías animales como el búho y la paloma”, subraya Garrido.

Finalmente, en la exposición se muestra también la reedición de la Suite Vollard, impresa en 1992, de la que tan solo existen 300 ejemplares en el mundo y uno de los cuales es propiedad de la Fundación Unicaja. Esta reedición de La Suite Vollard está compuesta por un centenar de obras reproducidas, según la técnica grain screen, de las grabadas por Picasso en 1939 por encargo de su amigo, marchante y editor Ambroise Vollard. La nueva tirada fue realizada por iniciativa del museo alemán Mülheim an der Ruhr, con la autorización de la familia Picasso. La Suite Vollard, además de los tres retratos de Ambroise Vollard, se ha dividido generalmente en los siguientes temas: el taller del escultor, el minotauro, Rembrandt, la batalla del amor y la violación. Las planchas originales de estos grabados se encuentran en el Museo del Louvre de París.

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