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Desmontando a Carlos Fabra

Moliner remata su tercer año al frente de la Diputación de Castellón deshaciendo la red de afines y creaciones de su predecesor

Carlos Fabra con el actual presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, en diciembre de 2011.
Carlos Fabra con el actual presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, en diciembre de 2011.ÀNGEL SÁNCHEZ

Pronto se cumplirán tres años desde que Carlos Fabra se marchó de la Diputación de Castellón, que presidió durante 16, y dos desde que dejó de ser presidente del PP en la provincia, cargo que ostentó durante dos décadas. En todo este tiempo tejió una red de afines dentro del partido que se extendió hasta los municipios más pequeños, instauró eventos con su sello como el Master de Golf y la corrida de la beneficencia, creo empresas públicas, se rodeó de decenas de asesores y colocó a afines en los altos puestos de administraciones vinculadas a la Diputación, como el Hospital Provincial.

Hoy queda bien poco de su legado. Su delfín Javier Moliner, a quien dijo no conocer el día en que dejó el cargo de secretario general de la Cámara de Comercio obligado tras la sentencia que le condenó a cuatro años de prisión por fraudes fiscales, se ha encargado en este tiempo de borrar su huella.

Moliner acaba de dar dos nuevos pasos en este sentido. Ha forzado la salida del Hospital Provincial de Miguel Llorens como director económico. El también presidente del PP en Benicàssim formaba parte de la cúpula que ha dirigido el consorcio hospitalario desde la era de Fabra. El intento frustrado de externalización de servicios del hospital y, fundamentalmente, su gestión económica (la última auditoria de la Intervención de la Generalitat constató un caos en las cuentas) han bastado a Moliner para propiciar un cambio. El relevo llega después del nombramiento de un nuevo director gerente para el centro hospitalario.

Moliner lleva al hospital Provincial su purga de los hombres de Fabra

El segundo paso ha sido avalar, como presidente del PP de Castellón, la defenestración política de Miguel Ángel Mulet, que ha sido relegado como portavoz del Ayuntamiento de Castellón en la renovación del equipo de gobierno realizada tras el fallecimiento del edil Miquel Soler. Mulet, uno de los concejales más veteranos del consistorio y exdiputado provincial durante la presidencia de Fabra, ha sido uno de sus fieles defensores. Incluso en vísperas del juicio defendió públicamente su inocencia.

Son solo los dos últimos movimientos, pero las jugadas de Javier Moliner para romper con el pasado llegaron desde el mismo día de su toma de posesión como nuevo presidente de la Diputación. Ese día, su abrazo a los jefes de la oposición avanzó un giro en la vida política del palacio de Las Aulas. El trato cordial con Francesc Colomer (PSPV), a quién Fabra despidió con un hasta nunca, y con Enric Nomdedéu (Compromís) contrasta con los duros plenos y los reproches constantes de antes.

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La oposición duda de estos cambios. “Me preocupa que un régimen sustituya a otro, que un controlador sustituya a otro”, dice Colomer. Cita como ejemplo los relevos del hospital. “Es un centro magnífico pero también un espacio desde donde el PP ha ejercido control poniendo a sus peones, veo a Moliner con mucha voluntad de hacerse visible y el hospital necesita que desaparezca la sombra de los políticos”, apunta. Colomer recalca que no ha desaparecido el sectarismo y la desproporción a la hora de conceder ayudas de la etapa anterior. También Compromís ha denunciado la “total opacidad” en los relevos del hospital y ha exigido la convocatoria urgente del consejo de gobierno.

“Me preocupa que un controlador sustituya a otro”, dice Colomer

Fabra se mantuvo un año más como presidente del PP castellonense y con ello consiguió que su sucesor, de quien ya recelaba, nombrara vicepresidenta a su pareja Esther Pallardó. Ella es la única superviviente en altos puestos de las filas del exbarón.

Moliner alcanzó la presidencia del partido en julio de 2012 y obtuvo la libertad que ansiaba para romper con el pasado. Apenas unos días después de tomar las riendas del partido anunció que suspendía la empresa pública Vicasdi, una inmobiliaria que Fabra creó en 2009 y que ha permanecido prácticamente inactiva. Salvo el gasto en salarios. Su presupuesto en 2011 fue de 170.000 euros y de ellos gastó 105.800 en sueldos. El fin de Vicasdi implicó la salida de la Diputación de Ignacio Soria, exdirector de Mundo Ilusión (el fracasado proyecto de parque temático soñado por el todopoderoso Fabra) que fue recolocado al frente de la inactiva inmobiliaria. Este histórico asesor del expresidente de la Diputación ha roto amarras con el PP al presentarse recientemente como miembro de Vox en Castellón.

Puso punto final también al Masters de Golf, el torneo que Fabra organizaba en su campo y cuya última edición supuso un gasto de 3,13 millones de la Generalitat y otros 364.000 euros de la Diputación. Acabó con la corrida de la beneficencia creada también por su predecesor e investigada por los tribunales en un caso en el que están imputados Fabra y su número dos, Francisco Martínez.

Por borrar ha querido hasta desvincular a la corporación provincial del aeropuerto de Castellón a pesar de que fue desde allí donde nació la megalómana idea.

El empeño por deshacerse de los hombres de Fabra ha llegado también a los asesores. Moliner ha ha destituido varios pero también ha nombrado nuevos utilizando métodos que recuerdan a su predecesor como el fichaje de la hija de uno de los diputados. Entre las destituciones, la más sonada es la de Francisco Martínez como vicepresidente y número dos (aunque no mano derecha) horas después de destaparse el caso de la depuradora de Borriol.

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