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La crisis hace perder un 15% de alumnos a las universidades privadas

Los centros no públicos se han quedado, desde 2010, con poco margen de beneficio

Las universidades privadas también han sido alcanzadas por la crisis, los recortes y el empobrecimiento generalizado de las familias, reduce el número de padres que pueden pagar de media entre 5.000 y 12.000 euros al año —dependiendo de la carrera— por los estudios de sus hijos. El curso pasado —el último con cifras cerradas que ha publicado el Ministerio de Educación—, en las universidades privadas catalanas había 62.000 alumnos que cursaban titulaciones oficiales de grado y master, mientras que dos cursos atrás lo hacían casi 73.000. Ello se traduce una caída del 15%. Contando todo tipo de títulos y estudios, el total de alumnos en la privada llegó el año pasado a los 80.000, con bajadas de entre el 4 y el 6% en la mayoría de universidades (un 2,5% en la pública), excepto en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que aumentaron un 2%.

Esto supone un retraimiento del peso de los campus privados en la educación superior, ya que si en el curso 2010-11 acogían el 13,3% del total de estudiantes universitarios, dos años después este porcentaje se había reducido al 11,86%. La mayoría de estos 62.000 alumnos estudian a distancia a través de la UOC (unos 39.000), mientras que los 23.000 restantes lo hacen presencialmente.

En Cataluña hay cinco universidades privadas (y siete públicas), aunque no todas cuentan con el mismo estatus. La Ramon Llull, la Internacional de Catalunya y la Abat Oliba son totalmente privadas —de titularidad y gestión—, mientras que la de Vic y la UOC tienen una modalidad mixta: la gestión es privada, pero la titularidad es pública (sus patronatos lo forman las Administraciones) y reciben fondos públicos.

Pero la pérdida de alumnos oficiales y el recorte de los fondos públicos (hasta el 30%) no se refleja en los presupuestos que presentan estos campus, que no han dejado de crecer progresivamente a ritmo de un 3% o 4% desde 2010. Esto se debe a que, por el contrario, han aumentado los alumnos que cursan títulos propios de las universidades, sobretodo de máster, que tienen unos precios muy superiores.

Josep Maria Garrell, rector de la Universidad Ramon Llull (URL), es el único que reconoce sin ambages que la crisis también ha tocado a sus puertas. “Tenemos menos estudiantes, estos se matriculan de menos créditos y además hemos perdido contratos con empresas y fondos públicos para investigación”, resume. En concreto, la actividad académica ha caído un 10% desde 2010, pero en los fondos de investigación la reducción es más importante y llega al 56% desde 2008. El mayor de los campus privados se nutre principalmente de lo que ingresan por las matrículas y solo reciben unos 400.000 euros anuales públicos por convenios de investigación.

Durante los últimos años el presupuesto de la URL ha rondado los 140 millones, con leves subidas. Pero donde ha dejado huella la crisis es en la balanza anual. “Si hace unos años cerrábamos los años en positivo, ahora lo hacemos a cero”, admite Garrell, que añade que las universidades privadas no se pueden permitir entrar en déficit. “No hacemos agujero económico porque antes tomamos medidas para enderezar la situación”, asegura. Estas medidas pasan, como en los campus públicos, por el ahorro en mantenimiento, en inversión en edificios y laboratorios, así como en la reducción de plantilla, que no concreta.

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Medidas similares han tomado en la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), formada por 246 docentes fijos y 1.800 temporales. Esta gran bolsa de discontinuos permite al campus ajustar la plantilla a la oferta docente y evitar que los gastos se le disparen en sueldos. El presupuesto de la UIC, de 34 millones, depende casi exclusivamente de las tasas. “Lo que pagan los estudiantes sirve para financiar la actividad académica. Las inversiones para infraestructura las asume el patronato”, explica el rector Pere Alavedra.

La Universidad Abat Oliba CEU parece romper el molde y presume tanto de un aumento de alumnos como de presupuesto. Desde 2010 han incrementado un 4% el número de estudiantes de titulaciones oficiales. El rector Carlos Pérez lo achaca a varios factores, como al hecho que los jóvenes estudian más años porque el mercado laboral está cerrado.

“Las familias con recursos invierten más en enseñanza privada y el último gasto en que se recorta es en la educación”, añade el rector de la Universidad Abat Oliva-CEU (UAO). También las familias de clase media-alta han sido menos golpeadas por la crisis.

Más alumnos se traduce en más ingresos, así que la UAO ha incrementado ha permitido aumentar a la universidad sus ingresos a un ritmo de 3% anual hasta los casi 10 millones actualmente. A pesar de ello, no se han dejado de aplicar medidas para contener el gasto, básicamente en los suministros energéticos. Los resultados positivos del campus catalán contrastan con las dificultades que arrastra la Fundación CEU —con tres universidades y 10 escuelas—, que estuvo a punto de aplicar un ERE a 400 personas de las 2.500 que formaban la plantilla. Finalmente, fueron despedidos 50 trabajadores.

En la Universitat de Vic (Uvic) el descenso de los ingresos ha llegado por el recorte en las subvenciones de la Generalitat (un 20% desde 2010). La financiación pública supone un 20% de su presupuesto. Ello hizo caer el superávit desde los 3,4 millones en 2011 hasta los 540.000 euros (un 84% menos) al año siguiente, según datos del registro mercantil. “Cerramos equilibrados, pero como nuestras cuentas dependen de los ingresos de matrícula algunos meses tenemos tensiones de tesorería, así que pedimos un crédito puente hasta que volvemos a cobrar el dinero de las tasas”, explica el rector Jordi Montañà, que asegura no haber reducido la plantilla, pero sí un 2,5% los sueldos hace tres años.

A la UOC también afectó el tijeretazo de la subvención pública (un 30% menos desde 2010) y hundió su resultado positivo de cinco millones en 2011 hasta el medio millón (89% menos) al año siguiente. El campus a distancia, igual que el de Vic, goza de fondos públicos en virtud del contrato programa que mantienen con la Generalitat, algo que las diferencia del resto de privadas. “Reciben subvenciones porque son dos universidades impulsadas por la Generalitat, y con un encargo público. El de la UOC es un campus a distancia en catalán, mientras la de Vic tiene una tarea de equilibrio territorial, ya que en la Cataluña central no había ninguna universidad”, justifica Lluís Jofre, director general de Universidades.

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