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Junio era septiembre

El adelanto de los exámenes de recuperación en secundaria divide a la comunidad educativa

Alumnos de secundaria estudian en el instituto.
Alumnos de secundaria estudian en el instituto.MÒNICA TORRES

La Consejería de Educación anunció a finales del curso pasado su decisión de trasladar las recuperaciones de secundaria de septiembre al mes de junio para intentar lograr un mayor éxito escolar. Educación explica que solo un 9% de los alumnos que se presentan tras el verano aprueban alguna asignatura. Los directores de secundaria se alegraron mucho por esta decisión que llevan años esperando, pero la idea de un verano sin preocuparse por las recuperaciones no satisface a las familias que se quejan de que no está demostrado que el "experimento" vaya a salir bien. Las tres asociaciones de padres de la Comunidad Valenciana, tanto de la escuela pública como de la concertada, han hecho por primera vez un frente común ante la previsión de que la medida no hará mejorar las notas de sus hijos, que no tendrán tiempo suficiente para estudiar.

"El tema viene de bastante atrás, de cuando Font de Mora era consejero”, explica Vicent Baggetto, portavoz de la Asociación de Directores de Secundaria. Los directores de los centros han pedido durante años a la Consejería de Educación que los exámenes se adelantaran a junio porque sus cálculos reflejan que solo el 5% del alumnado que se presenta en septiembre aprueba alguna asignatura. La Consejería de Educación y los directores utilizan argumentos similares y esgrimen tres razones para justificar la idea de trasladar las recuperaciones de septiembre a julio."

“Desde el punto de vista didáctico, es una contradicción que haya prueba extraordinaria cuando se trabaja en evaluación continua o en adquisición de competencias básicas. Pero claro, la ley obliga a realizarlos, por lo tanto tenemos que intentar hacerlos cuando resulte mejor”, explica Baggetto. “Por otro lado, en septiembre se presenta una mínima parte de los alumnos que podrían hacerlo. Los que tienen 8, 9 o 10 asignaturas suspendidas ni siquiera se presentan. La prueba extraordinaria tiene sentido para una mínima parte del alumnado a los que les quedan 3 o 4 asignaturas y se están jugando la promoción”, argumenta.

Los directores no aducen solo razones académicas, sino de gestión de los centros. “Si los exámenes se hacen en junio, a finales de julio podríamos tener organizados los grupos y el curso quedaría cerrado. De esta manera solo serían necesarios unos días a principios de septiembre y el curso podría empezar una semana antes”, arguye Baggetto. Los directores explican que el número de días de clase (175 según la normativa) no se reducirá sino que habrá más días en septiembre y menos en junio con lo que el curso empezará más pronto y acabará antes.

Las asociaciones de padres creen que la medida no mejorará las notas de sus hijos

“Todavía nadie me ha contestado una cuestión fundamental. El alumnado tiene tres días para poder reclamar las calificaciones estimadas incorrectas. Ese plazo, que es un derecho, se conculca sistemáticamente porque después de los exámenes de septiembre no hay tiempo. La Administración no puede permitir que se conculque un derecho del alumno”, critica Baggetto. Pese a sus razonamientos, los directores no convencen a las familias que han hecho un frente común para oponerse al cambio.

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“Como medida organizativa y burocrática entendemos que es buena para los directores pero no está comprobado que vaya a serlo para otro sector”, explica María Dolores Tirado, presidenta de la Confederación de Asociaciones de Madres y Padres (AMPAS) Gonzálo Anaya. Junto a esta asociación, la mayoritaria, la Confederación Católica de AMPAS (Concapa) y la Confederació Valenciana de AMPAS (Covapa) se han unido en bloque para oponerse a la decisión de la consejería de Educación.

"Pensamos que es una medida que quita tiempo y oportunidades a nuestros hijos porque solo van a tener 15 días para repasar todas las materias pendientes. A alumnos con una o dos materias les puede ir bien pero con tres o cuatro materias se dificulta mucho que puedan aprobar. Además, no hay ningún estudio y ningún informe que garantice que los resultados vayan a mejorar y no nos parece bien que se experimente así con nuestros hijos", critica Tirado.

El curso escolar empezará más pronto y acabará antes

La idea de un verano sin la obligación de hincar los codos frente a los cuadernillos no convence a los padres que ven que las vacaciones son una oportunidad para hacer el seguimiento de sus hijos que no han podido hacer durante el curso. Los directores explican que las recuperaciones de este años se harán en los primeros 15 días del mes de julio pero la escuela concertada, con otro sistema organizativo, tiene sus objeciones.

"Nos parece disparatadísimo tener que hacer los exámenes entre el 3 y el 5 de julio porque esto vulnera el convenio de profesores de la escuela concertada. El convenio dice que en julio tienen horas formativas, que no lectivas, y por lo tanto no tienen ninguna obligación de hacer exámenes en el mes de julio", explica Julia Martín Llopis, portavoz de Concapa. Los padres explican que para los alumnos con necesidades especiales son imprescindibles esos dos meses más de estudio. "Las notas finales se entregarán entre el 14 y el 17 de junio y con tan poco tiempo para estudiar, algunos hogares tenemos muy claro que los niños se van a quedar con las notas del 17".

En comunidades autónomas como Extremadura, Cantabria o Cataluña, las recuperaciones han vuelto a septiembre porque hacerlas en junio no ha mejorado el éxito escolar y los padres de la concertada dicen no entender por qué la consejería de María José Catalá "no ha tenido en cuenta la experiencia de otras comunidades".

Llopis augura que el cambio de las recuperaciones a junio puede hacer que incluso se agrave el problema del fracaso escolar. "Un profesor me decía: de los 100 alumnos de la ESO, 36 se presentó en septiembre y solo repitieron 6. si en lugar de 6 ahora me repiten 20 o 30 esto se puede convertir en un problema numérico porque ¿dónde los voy a meter?". Los padres aseguran que los efectos de este cambio no se notarán solo ahora sino a largo plazo. "Este problema se notará sobre todo dentro de unos años cuando los niños continúen sus estudios y lleguen a la universidad".

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