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CLÁSICA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Y en eso llegó Enrique Viana

Emilio Sagi estrena 'La corte del faraón' en los Teatros del Canal de Madrid

Tiene tanto desenfado la opereta bíblica La corte de Faraón, con música de Vicente Lleó, que a veces se puede caer desde el planteamiento teatral en el esquematismo a la hora de resolver con habilidad la atmósfera de comedia disparatada que la obra derrocha por todos los costados. La anécdota de partida da para mucho en el terreno de la ironía sexual, pero esta ironía era demasiado previsible ayer en el estreno de la producción de Emilio Sagi en los Teatros del Canal, con que la monotonía apareció en varias escenas.

En esas estábamos cuando se abrió un sarcófago y de él salió sobre unos escalofriantes zapatos de tacón Enrique Viana, Todo cambió. Era otra función. Viana, que incorporaba el personaje de Sul, cantó la famosa canción babilónica, se adornó con fragmentos hablados llenos de intención y picardía, se movió como una consumada vedette por el escenario, hizo cantar al público y dio una auténtica lección teatral en la construcción de su personaje. Con imaginación delirante, con un sentido del humor prodigioso reforzado por el movimiento y el gesto. Se llevó la ovación de la noche. Emilio Sagi era director artístico del teatro de La Zarzuela cuando en 1999 la gran Esperanza Roy bordó con su peculiar talento este personaje. Sagi ha apostado por un estilo en las antípodas como solución de continuidad, y ha acertado.

Del resto del espectáculo la escena más notable fue la del garrotín con una resolución teatral simultánea a varios niveles, y con una escenografía y vestuario de gran atractivo. El reparto vocal fue simplemente correcto, así como la prestación orquestal. La producción viene de Bilbao y Oviedo. En Madrid se representa hasta el domingo 9. Por ver en escena a Enrique Viana vale la pena.

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