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Tan lejos, tan cerca

Ante las elecciones europeas, la ciudadanía vasca tiene que realizar un ejercicio de priorización

En unos días los ciudadanos europeos nos sumergiremos en un proceso electoral que se observa con distancia y cierto grado de escepticismo. Cuanto más lejos se visualiza el poder de decisión e influencia, más complicado resulta motivar a la ciudadanía para que participe y acuda a las urnas a votar. Mientras no nos identifiquemos y sintamos parte (identidad colectiva) de un proyecto compartido (comunidad), no va a ser fácil convencernos de que las decisiones que se adoptan en la Unión Europa nos afectan cada día más y en mayor medida.

 Cada Estado miembro de la UE va perdiendo poder e influencia conforme va compartiendo soberanía. En el escenario global, en la “tierra plana” de Thomas Friedman, es indefectible que la Unión Europea se fortalezca y las fronteras se diluyan. Resulta difícil defender hoy la idea del Estado como único garante del interés general, porque cada vez son más los actores que toman parte e influyen en los procesos de toma de decisión. Vivimos un cambio cultural y tal como describe el sociólogo alemán Ulrich Beck, “ya no es posible manejar determinados acontecimientos con los instrumentos y las categorías del pensamiento y la acción propios del ámbito estado-nación”. Emerge un sistema político multinacional, geográficamente más abierto.

En ese contexto la ciudadanía vasca tiene que realizar un ejercicio de priorización. Lo primero es cuidar los intereses más cercanos, defender lo propio, puesto que en ese complejo mundo relacional nos jugamos nuestro futuro. La prioridad es contar con una voz propia en Europa, en el Parlamento Europeo. Euskadi es una pequeña nación singular; formamos parte de una Europa plural en la que solo nosotros vamos a poder defender la singularidad de nuestros intereses. Una nación sin voz propia se diluye en una realidad poliédrica.

Europa significa futuro para Euskadi; significa una manera de trabajar, una apuesta por el estado social de bienestar y por la mejora del capital humano; significa poder competir y crecer dentro de la economía global; significa contar con una política común en materia de energía, poder luchar contra riesgos globales como el cambio climático; significa compartir compromiso con nuestro sector primario; significa sumarnos a las infraestructuras que nos comuniquen y acerquen a Europa. En definitiva, Europa supone compartir un modelo de bienestar y un proyecto de futuro con mayor ambición y calidad de vida.

Es cierto que la situación económica que estamos padeciendo nos tiene atenazados, tanto en el ámbito individual como en el colectivo. Tan cierto como que la solución no va a venir de fuera, sino que la vamos a tener que encontrar nosotros, los europeos. Los datos muestran que poco a poco el poder económico se está trasladando de Europa hacia el sudeste asiático, donde crecen las oportunidades de negocio; las tasas de crecimiento así lo confirman. Este es el momento de Europa, la zona euro tiene que ganar en credibilidad, fortaleciendo su nueva arquitectura institucional. Estos próximos cinco años, la Unión Europea va a adoptar una serie de decisiones que van a marcar el devenir de 500 millones de personas para las próximas generaciones y entre ellas estamos los 3 millones de vascos y vascas. La prioridad hoy es estar ahí, participar y contar con una voz, con una representación que defienda los intereses de la ciudadanía vasca.

Nuestra voz va a defender la concepción de la Europa social y de la Europa productiva al servicio de las personas. Va a defender “más Euskadi” en una Europa construida desde el concepto de una gobernanza multilateral y regida por el principio de subsidiariedad. Esta es la mejor manera de implicar a la ciudadanía en el proyecto europeo, con instituciones más cercanas a las personas. Europa es una responsabilidad compartida entre las instituciones y la ciudadanía. Tenemos ahora la oportunidad de votar por una Europa más democrática y participativa. Europa va a estar tan cerca o tan lejos como decidamos el domingo 25 de mayo.

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