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Botella lanza su ‘campaña’ para 2015 con la eliminación de la tasa de basuras

La alcaldesa asegura que suprimirá los parquímetros de Carabanchel, Fuencarral y Hortaleza

Ana Botella quiere ser alcaldesa, y quiere ser la candidata del Partido Popular en las elecciones municipales de mayo de 2015 para seguir siéndolo cuatro años más.

 Lo que no quiere es decirlo.

“He pensado mucho en el futuro de Madrid. Dedico y seguiré dedicando en el futuro toda mi energía a encontrar soluciones que nos permitan convivir mejor. Por supuesto, llegará el momento, a su debido tiempo, de tomar la decisión sobre quién llevará este proyecto en nombre de mi familia política. Pero soy consciente de que estos debates, a día de hoy, no son los de los ciudadanos”, dijo este mediodía.

Botella quiso, pese a ello, dar un paso más en su campaña —implícita pero cada vez más irrevocable— para que el presidente del PP, Mariano Rajoy, que será quien decida personalmente al candidato de 2015, cuente con ella a la hora de elegir: “Estoy segura de que vamos a hablar juntos de eso, como debe hacerse”.

Es consciente sin embargo de que necesita mejorar en las encuestas internas sobre aceptación ciudadana; ya lo está haciendo, según los suyos, pero no lo suficiente como para igualar a posibles rivales como la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre.

A día de hoy, el PP perdería la alcaldía con Botella como candidata. Por ello, anunció dos medidas profundamente electoralistas: la eliminación de la tasa de basuras y de los parquímetros ubicados fuera del centro urbano.

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¿Para cuándo? En 2015.

“Interés electoral”

  • El líder municipal socialista, Jaime Lissavetzky, cree que Botella "ha enmendado" a Gallardón al suprimir la tasa de basuras. "Solo acierta cuando rectifica, y siempre llega tarde", ha añadido. En su opinión, esta decisión llega "cuando se le acaba el tiempo como alcaldesa" y responde a sus "intereses electorales".
  • La edil de IU Raquel López coincide en que Botella está "en campaña electoral" y elimina la tasa "por su propio interés". Pese a ello, se congratula de su eliminación y de los parquímetros fuera de la M-30, preguntando eso sí "qué va a pasar con los trabajadores" de ese servicio.
  • El portavoz municipal de UPyD, David Ortega, coincide en que Botella está "en su propia campaña electoral, de momento interna en el PP", pese al "surrealismo" de prometer medidas para 2015 "sin confirmar antes si se presentará como candidata".

Que lo anunciara precisamente hoy tampoco fue casual. Estos días se preparan en Madrid las encuestas que se publicarán con motivo de la fiesta de la Comunidad (el 2 de mayo) y de la ciudad (el día 15, San Isidro). Mientras las empresas demoscópicas preguntaban a la ciudadanía sobre preferencias electorales de cara a 2015, Botella reunía así en el histórico casino de la calle de Alcalá a dos pesos pesados del Gobierno —los ministros de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y de Fomento, Ana Pastor— y a la primera línea de la política madrileña —Aguirre; el presidente regional, Ignacio González, y la delegada de Gobierno y posible aspirante a la alcaldía, Cristina Cifuentes—. Todos ellos, del Partido Popular.

Su primer objetivo: defender su gestión desde que, en diciembre de 2011, Gallardón dejara la alcaldía en sus manos para convertirse en ministro de Justicia.

“Para hacer frente a las consecuencias de la crisis, he llevado a cabo un trabajo ingrato pero vital. He tenido que proteger nuestras finanzas municipales contra el riesgo de una situación límite”, explicó, sin culpar en ningún momento a Gallardón por dejar una deuda superior a los 8.000 millones de euros. “Frente a los peligros que nos han acechado, he reaccionado como cualquiera haría en su economía familiar, gastando con inteligencia, tomando decisiones difíciles y, a veces, haciendo sacrificios. Se requería coraje para renunciar a ciertos gastos, y para cambiar la manera de gastar en lo que era indispensable”, se autopromocionó Botella.

“Porque las cosas están mejor que antes”, anunció a continuación tres medidas: primero, incrementar en 2014 el gasto en inversiones de 330 a 375 millones, para “pequeñas obras en distintos barrios de Madrid que mejoren la vida de los ciudadanos”. En segundo lugar, rebajar la tasa de basuras un 12% este año, como había adelantado ya, y eliminarla en 2015 “sin por ello modificar en ninguna de sus prestaciones el servicio de recogida”. Hace un año, Botella prometió bajar la tasa a cambio de que, entre otras medidas, el camión dejara de pasar los domingos. Y, en tercer lugar, al tiempo que se “refuerza” el sistema de estacionamiento regulado (con subidas de precio para los coches más contaminantes, por ejemplo), eliminar los parquímetros de los cascos históricos de Carabanchel, Fuencarral y Hortaleza. Se queda fuera Tetuán, que también reivindica esta medida.

“Tengo en la cabeza el futuro de Madrid, independientemente de quién lo encabece”, zanjó.

Parquímetros fuera de la ley

El servicio de estacionamiento regulado (SER) lo instauró en Madrid el entonces alcalde, José María Álvarez del Manzano (PP), en 2002. En un principio cubría solo el centro de la ciudad, pero se fue extendiendo paulatinamente a otras áreas, la mayoría de las veces por petición vecinal (para encontrar aparcamiento más fácilmente).

Alberto Ruiz-Gallardón decidió ampliarlo más allá de la frontera de la M-30 en 2004, un año después de llegar a la alcaldía.

Entonces, la ciudad tenía 88.000 plazas reguladas (el 77,2%, para residentes). Gallardón quiso llevar los parquímetros hasta los cascos históricos de Vicálvaro, Carabanchel, Vallecas, Barajas... Y se encontró una rebelión vecinal como pocas se han visto desde entonces.

En otoño de 2008, un juez falló en contra de la extensión del SER fuera de los límites de la M-30, y un año después el Tribunal Superior de Justicia refrendó esta sentencia. El fallo contra los parquímetros en los cascos de Hortaleza, Carabanchel y Fuencarral era firme, pero el Ayuntamiento adujo que un cambio de ordenanza bastaba para mantenerlos.

Son esos parquímetros (2.334 plazas, todas para residentes) los que Botella promete retirar ahora, sin poner fecha para ello. En Madrid hay ahora 170.000 plazas de aparcamiento regulado (un tercio, para residentes). Este año se pondrá en marcha un nuevo sistema de cobro que prevé penalizaciones y bonificaciones de hasta el 20% en función de lo contaminante que sea el vehículo y la demanda de aparcamiento en la zona.

Se intenta así reducir la contaminación por óxidos de nitrógeno, debida a los vehículos diésel, y evitar una sanción de la UE por incumplir el límite legal.

133 millones de tasa de basuras

La tasa de basuras supone 133 de los 4.300 millones que prevé ingresar en 2014 el Ayuntamiento de Madrid. No es un pilar fiscal fundamental, y su eliminación podrá ser compensada fácilmente con el incremento previsto en las transferencias del Estado, siempre y cuando la recuperación se apuntale. Sin embargo, con esta tasa desaparecerá uno los tributos más contestados por la ciudadanía.

Alberto Ruiz-Gallardón resucitó la tasa en 2008, cuando en los albores de la crisis y sin mucha más capacidad de crédito para culminar su ambicioso plan de inversiones (10.000 millones en ocho años), empezó a quedarse sin dinero. La tasa se había eliminado en 1986, al implantarse el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Empezó a cobrarse de nuevo en otoño de 2009, con un recibo medio de 60 euros y una fortísima indignación vecinal.

La presión política llevó a Gallardón a ampliar las exenciones, pero mantuvo la tasa, que entonces era responsabilidad de Ana Botella como edil de Medio Ambiente. Meses después, ya en 2010, el Ayuntamiento se planteó rebajar la tasa un 15% a cambio de que el camión de la basura dejara de pasar los domingos. Esta misma idea la retomó Botella ya como alcaldesa a fines de 2012, con la promesa de rebajar la tasa en tres euros de media. Finalmente, tampoco lo hizo.

La regidora prometió hoy su eliminación en 2015, año en que se celebran elecciones en mayo. Ya hizo algo parecido con una rebaja mucho más relevante: la del IBI, que, si gana Botella esos comicios, bajaría un 10% anual hasta 2022, tras las fuertes subidas de los últimos años.

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