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100 años de arte

Iberdrola inaugura en su sede La piel translúcida, una muestra resumen de sus fondos y su historia La muestra no está abierta al público general

El País
El cuadro 'Secuencias 100, 200', de Juan Genovés forma parte de la exposición 'La Piel Translúcida'.
El cuadro 'Secuencias 100, 200', de Juan Genovés forma parte de la exposición 'La Piel Translúcida'.LUIS TEJIDO (EFE)

La torre Iberdrola en Bilbao acoge desde hoy una selección de 70 obras de su patrimonio artístico, en un recorrido por el último siglo del arte, desde la modernidad decimonónica de Guiard a la casi actualidad de Mapplethorne o Cy Twombly, pasando por Chillida, Oteiza y Barceló. La torre, un rascacielos diseñado por César Pelli, acoge la exposición en su piso 25, abierta sólo para accionistas de la compañía y colectivos, no al público en general, informa Efe.

Comisariada por Javier González de Durana, exdirector del Artium de Vitoria entre otros, la muestra se titula La piel translúcida, un juego con la transparencia del edificio de cristal de Pelli, ya que los visitantes pueden contemplar las magníficas vistas de Bilbao desde el piso 25, mientras unas cortinas separan la exposición, que mira al interior del edificio de la fachada de cristal. Algunas de las obras hablan también de la piel humana, como las luminosas mujeres al sol de Francisco Iturrino, o las manos que hablan de sus vivencias de Robert Mapplethorpe.

La muestra se divide en tres espacios, correspondientes a cada una de las fachadas de la torre triangular de Pelli, y sigue en paralelo la evolución de la compañía eléctrica, desde su nacimiento en Bilbao a primeros del siglo pasado, hasta su expansión al resto de España en los años cincuenta, para culminar con la última década y la internacionalización de la firma.

El primer espacio está destinado a los pintores de la modernidad del cambio del siglo XIX al XX, el periodo que abrió Adolfo Guiard en 1884 y cerró Jose María Ucelay en 1929. Se pueden ver pinturas de ambos, así como de Ignacio Zuloaga, Darío de Regoyos o de Iturrino.

La segunda parte se dedica al arte español que abrazó la vanguardia a partir de 1957. Bodegón de las afueras, de Antonio López, se puede admirar junto a pinturas de Gerardo Rueda y César Manrique; texturas de Tàpies y Barceló; esculturas de Chillida y Oteiza; las composiciones críticas del Equipo Crónica o las visiones urbanas de López García y Pérez Villalta. Incluye las últimas adquisiciones de la compañía, como una colorista composición de 2009 del arquitecto Juan Navarro Baldeweg.

El tercer y último capítulo está dedicado a la fotografía y nuevas fronteras. Entre las instantáneas, destacan Trompetas del ángel, de Cy Twombly, dos pares de manos de Robert Mapplethonre, con toda la expresividad del blanco y negro, o una instantánea de los pies en movimiento de Mona Hatoum durante una de sus performances.

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El comisario, González de Durana, ha explicado que la selección de las obras no ha sido compleja porque todas ellas son de autores indiscutibles, de gran calidad, de manera que el reto ha sido configurar un espacio museográfico en un edificio de oficinas, "y que no se molesten unas piezas con otras".

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