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Del Polo al Caribe sin salir del cole

Niños de un colegio de Ourense protestan por las temperaturas de hasta 36 grados en las aulas En 2012 se congelaban en clase por la falta de calefacción

Los alumnos durante su protestas
Los alumnos durante su protestasNACHO GÓMEZ

En el moderno colegio de Os Rosais, una delgada línea roja separa la tiritona de la gota de sudor. Los alumnos de este centro educativo público de infantil y primaria se han engalanado hoy con sus mejores modelos de baño para denunciar que soportan temperaturas de hasta 36 grados dentro de las aulas. En el invierno de 2012 la protesta era la contraria: la calefacción no funcionaba y se congelaban a cero grados. Y es que han pasado de gritar “los niños de Los Rosales no somos esquimales” a “los niños de Los Rosales no somos tropicales”. “Nuestro colegio es moderno y bonito pero el arquitecto no debe ser de aquí, a lo mejor es tropical”, explicaban los pequeños desde sus toallas de playa.

El edificio, ubicado en un moderno y populoso barrio, fue reformado hace cuatro años con una inversión 3,8 millones, pero padres y madres critican defectos que lo convierten, según la época del año, en una nevera o en un horno. “Esto es un colegio no una granja de pollos”, denuncian. Un centenar de personas han sacado toallas, sombrillas, bañadores o gafas de buceo al parque colindante para revelar que la configuración del colegio (grandes ventanas protegidas por persianas metálicas negras e interiores) estimula el termómetro hasta rozar los 36 grados en los días de más calor. Y los veranos en Ourense son extremos. Hace algo más de un año la queja era la contraria, ya que el sistema de calefacción (aire caliente generado por biomasa) no funcionaba. Tras la protesta pública ante los medios, la Xunta de Galicia optó por instalar radiadores tradicionales. El malestar ya llegó hace meses a la Consellería de Educación. Los afectados han remitido numerosas cartas reclamando soluciones, la última el pasado mes marzo. En ella relatan el “serio problema detectado en las aulas orientadas al sur que se recalientan hasta hacerse insoportables para niños y profesores”. También aseguran que en la planta baja el problema se agrava porque “también llega el calor rebotado del patio pavimentado en caucho”. Los padres insisten en que “el colegio aún está en garantía y los autores del proyecto de reforma deben ser los que aporten soluciones”. Por el momento, la consellería se ofreció a colocar toldos en la planta baja en función de la disponibilidad presupuestaria. Los padres no comparten un remedio que consideran “chapucero” porque “no soluciona el problema a todos los niños abrasados”.

El delegado del Gobierno gallego en Ourense, en declaraciones a la Televisión de Galicia, explicó hoy que “fue un diseño que nos encontramos ahí y que parece que no tuvo los resultados que se necesitaban”. Rogelio Martínez ha matizado que está contratada la colocación de toldos en una parte del edificio y que se solucionará “escalonadamente” el exceso de calor en el resto del centro posteriormente. “Podemos opinar todos sobre el diseño pero creo que es una cuestión técnica que compete a los arquitectos”, matizó.

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