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CLÁSICA | María Bayo
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Intensidad y equilibrio

María Bayo mantiene la tensión del conflicto en todo momento y consigue el justo punto en la interpretación musical

No falta ni sobra nada en el espectáculo que, alrededor de Francis Poulenc han montado los teatros del Canal en colaboración con el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. La ópera La voix humaine, a partir de un monólogo de Jean Cocteau, se presenta a continuación del Concierto para dos pianos y orquesta en re menor del compositor francés, una forma original de ir entrando en ambiente. Dirige la orquesta “enológica” Verum un maestro tan distinguido como Ernesto Martínez Izquierdo, y se lucen como solistas dos pianistas de la clase de Juan Carlos Garvayo e Isabel Requeijo.

Musicalmente todo va bien, incluso la orquesta, no por joven menos solvente. La atmósfera de la tragedia lírica en un acto está preparada. La dirección de escena de Paco Azorín es sobria y efectiva, con un lavabo en una esquina que recuerda a Warlikowski, y con maletas, muchas maletas. La orquesta, visible, se sitúa al fondo. La soprano María Bayo se encuentra a sus anchas manteniendo un sutil equilibrio entre acción y reflexión, amor y desamor, palabra y música, teatro y estatismo.

Domina el idioma francés – el próximo sábado se las ve con un programa Rameau en Cuenca- y se mete en su personaje con intensidad y movilidad escénica. Mantiene la tensión del conflicto en todo momento y consigue el justo punto en la interpretación musical. El espectáculo es, en su conjunto, inteligente por su concentración y dramatismo. El público lo agradece.

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