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Ródano: mucha agua para lo que necesita el área metropolitana de Barcelona

Para que el proyecto del trasvase del río francés sea rentable, se requiere que el área metropolitana consuma el doble del caudal actual, que es de 100 hectómetros cúbicos al año

El Ródano, a su paso por Aviñón.
El Ródano, a su paso por Aviñón.hermínia sirvent

El Ministerio de Agricultura no suelta prenda sobre sus planes para relanzar el trasvase de agua del río Ródano hasta España. Hace meses que admite que lo tiene sobre la mesa, pero niega que haya iniciado conversaciones con el Gobierno francés para estudiar un proyecto conjunto que ha levantado suspicacias entre los actores implicados: los opositores niegan su necesidad y lo que están en el bando contrario lamentan, ya no solo el retraso, sino la indefinición del gabinete del ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete. Preveían un anuncio en este sentido antes de que este fuera elegido cabeza de lista del PP para las elecciones europeas del mes de mayo, sobre todo para aclarar dos factores: cómo prevé hacerlo y hasta dónde tiene que llegar el agua francesa.

El primero, si construir la tubería por tierra o sumergirla en el Mediterráneo, es el más indefinido. El segundo es más claro, y no porque se haya dicho, sino por lógica de demanda. El trasvase no se ceñirá solo al área metropolitana de Barcelona, como así lo previó CiU en los años noventa, y tendrá que cubrir también la demanda de la Comunidad Valenciana. El motivo es meramente financiero, según señalan fuentes del sector, que cifran en unos 3.500 millones de euros el coste de la obra si esta llegara hasta Campredó (Baix Ebre), tras 550 kilómetros de recorrido. La inversión solo será rentable a partir de entre 180 y 240 hectómetros cúbicos anuales de consumo de agua, mientras que el déficit hídrico del área metropolitana (que ha reducido notablemente su consumo desde el inicio de la crisis) es de apenas 100 hectómetros cúbicos en capítulos de sequía extrema; es decir, en determinados años sin lluvias como fue el de 2008.

El coste de las obras hasta Campredó se cifra en 3.500 millones de euros

“Es una infraestructura faráonica e inútil de la que no conocemos ni el proyecto, ni el caudal, ni los usuarios ni las motivaciones de la macroinversión”, explica un técnico con una dilatada experiencia en materia de agua. En el lado contrario, otra persona con responsabilidades en el sector lo defiende: “Se han mejorado muchas cosas en los últimos años, pero hay que tener en cuenta que el trasvase además de aportar cantidad también permitiría mejorar la calidad de nuestra masa de agua, no estresando por ejemplo el caudal del río Ter”.

La Agencia Catalana del Agua (ACA), la autoridad en esta materia en Cataluña, mantiene el silencio en torno al proyecto. Algunas fuentes señalan que se ha encargado un informe para determinar qué alternativas existen al trasvase. Si es así, las conclusiones llegarán mucho después de que el consejero de Territorio, Santi Vila, enviara una carta a Arias Cañete ofreciendo su apoyo a la compra de agua francesa, que, de avanzar, a buen seguro, generará no pocas protestas entre los agricultores galos.

Según las mencionadas fuentes, la ACA analiza pros y contras del proyecto del Ródano frente a las medidas para luchar contra la falta del agua que se han puesto en marcha en los últimos años. Se han construido dos desalinizadoras, la de El Prat, que apenas funciona al 10% de su capacidad, y la de Tordera. Ambas tienen potencial para inyectar a la red de suministro 80 hectómetros cúbicos de agua al año. Y hay dos proyectos más, en Cunit y una segunda fase de Tordera, que podrían elevar la oferta de agua desalinizada hasta los 200 hectómetros cúbicos.

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Las desalinizadoras de El Prat y Tordera están infrautilizadas

Existe otra posibilidad sobre la mesa. Llevar hasta el área metropolitana agua del río Segre a través del Canal Segarra-Garrigues, una obra gigantesca en construcción inicialmente pensada con fines agrícolas y cuyo desarrollo está sufriendo importantes obstáculos. Tiene una notable desviación presupuestaria, los agricultores no están sumándose a la iniciativa y por tanto no contribuyen a su financiación (las obras se llegaron a paralizar) y convertir su agua en agua de boca podría desencallar el proyecto, que tiene una reserva de agua asignada de alrededor de 200 hectómetros cúbicos anuales.

Los detractores al trasvase del Ródano cuestionan que se construyeran las desalinizadoras para después no utilizarlas. El Plan de Gestión del Agua de Cataluña 2010-2015, actualmente en revisión, cuantificaba en 851 millones de euros la inversión necesaria para construir desalinizadoras y situaba en 2.000 millones la dotación de fondos para llevar a cabo el trasvase del Ródano, aunque hay que tener en cuenta que ese documento fue aprobado en los últimos meses del Gobierno Tripartito, contrario al trasvase.

El mismo documento señala que la vida útil de un hipotético trasvase será más larga que la de las desalinizadoras, cuya construcción es más barata pero su explotación sale mucho más cara.

Desalinizar un metro cúbico de agua cuesta 0,40 euros

La razón de no recurrir a las desalinizadoras en época de abundancia de agua no es otra que el alto consumo energético para conseguir que el agua de mar supere las membranas de osmosis inversa que permiten su desalinización. En todo caso, defendía el documento, desalinizar cuesta 0,40 euros por metro cúbico, no tan lejos de lo que cuesta potabilizar el agua del río Llobregat (0,27 euros). Es cierto también que el coste de la electricidad se ha disparado en los últimos años y continuará haciéndolo a corto plazo.

“Las industrias que quieren venir a Cataluña se miran mucho el tema del agua”, señala otra persona que conoce bien la situación hídrica de Cataluña, que se queja de la demagogia con la que se está tratando el tema del trasvase. Ecologistas en Acción ve detrás de los planes de Agricultura de poner otra vez recursos públicos en el sector de la construcción, que se beneficiaría probablemente de recursos de la Unión Europea al tratarse de una infraestructura de carácter transnacional. Para tener en cuenta el impacto de la obra solo hay que comparar sus 3.500 millones de euros de coste calculado con los pocos más de 1.000 millones en obras licitadas que Administraciones estatal, autonómica y locales destinaron a Cataluña en 2013.

La otra lectura es la política. Un intercambio de favores entre Generalitat y Administración central que tendría como colofón un acuerdo sobre el Plan Hidrológico del Ebro. Es posible que Arias Cañete sea más importante en Europa que en España para sacar adelante el proyecto.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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