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Limosna para coches de lujo

La trama rumana que explotaba a menores en Ferrol las convertía en sus esclavas Sus captores les amenzaban con vender a sus hijos si no conseguían el dinero

Eran niñas, eran madres y eran esclavas domésticas. Más de ocho horas cada día vagando por las calles con sus bebés a cuestas pidiendo limosna para costear los caprichos de sus captores: coches de gama alta. Autos de lujo que no eran incompatibles con los lotes de comida que obtenían de la beneficencia y en los que se sentaban para vigilarlas mientras las forzaban a mendigar ocho horas cada día, como poco, bajo la amenaza perenne de vender a sus hijos si no recaudaban lo suficiente.

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La 'Operación Procura' ha destapado a un clan formado por seis familias rumanas asentadas en otros tantos pisos de Ferrol y Narón que, supuestamente, se lucraban explotando a seis jóvenes compatriotas a las que arrastraban de Rumanía a Galicia bajo engaño con la promesa de una boda falsa por el rito gitano que no se celebraba a cambio de una pequeña dote de 2.000 a 6.000 euros para vencer la resistencia de sus familias.

Por ese dinero, el clan se hacía con una “verdadera esclava doméstica”, explican fuentes policiales. Sus víctimas, unas niñas todavía de 13 a 19 años, tenían que ocuparse de servir en la casa, de atender a los críos que empezaban a parir al poco de llegar y de mendigar en jornadas extenuantes con sus hijos en brazos bajo una lluvia torrencial o con un calor sofocante desfilando por la puerta de bancos y supermercados de la comarca.

20 personas detenidas y seis mujeres liberadas -cinco de ellas menores con cuatro bebés- es el balance de un amplio operativo policial que se desplegó el pasado 1 de abril e implicó a 50 agentes de la comisaría ferrolana y al grupo VIII de la Brigada Central de Madrid. 'Procura' fue el culmen a todo un año de investigación que arrancó en marzo del 2013 en la puerta del hospital ferrolano. Allí se encontraron con la primera víctima: una niña de 16 años embarazada, asustada e incapaz de decir una palabra en castellano para hacer valer sus derechos como ciudadana de la UE. Fue el primer hilo del que tiró la brigada local de extranjería y menores hasta dar con el patriarca, un hombre de 64 años al que todos los demás “obedecían ciegamente”. Mandaba sobre un clan de seis familias repartidas por seis pisos de la zona, dos en Narón y cuatro en Ferrol, que sumaban 18 coches y vivían cómodamente de los réditos que les proporcionaban las limosnas que les traían a diario sus “esclavas”.

Si les parecía poco, las amenazaban con vender a sus bebés y las alimentaban con las sobras de las sobras. Si consideraban que la joven “no servía para mendigar” o su comportamiento no era el esperado, su familia en Rumanía tenía que devolver el dinero de la dote.

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Si consideraban que  “no servía para mendigar”, su familia tenía que devolver el dinero de la dote

Para traérselas a España desplegaban un teatrillo de cortejo nupcial que cumplía con la tradición gitana y desembarcaban en Rumanía con todo el protocolo necesario para convencer a sus familias de que les cedieran la custodia de sus hijas con un acta notarial y la promesa de una vida mejor. Una vez aquí, con sus supuestas “familias de acogida” que actuaban como una mafia, eran las mujeres mayores del clan las que se encargaban de vigilarlas, obligarlas a limpiar y servir en cada casa y de sisarles hasta el último céntimo que obtenían mendigando y que pasaba a manos del patriarca, que lo repartía a su criterio. Así, retenían a 6 chicas: cinco de ellas menores de edad, de 13 a 17 años, con cuatro hijos pequeños (de 3 meses a tres años) que están bajo tutela de la Xunta. La sexta joven, que ya había cumplido los 19, pasó a una casa de acogida.

“Los captores las asustaban, las insultaban y las vejaban. Anulaban por completo su voluntad. Pensaban que cuanta más lástima dieran a los transeúntes, más dinero obtendrían”, explica la policía. Ocho de los veinte detenidos pasaron el viernes a disposición judicial en la sala de Instrucción número tres de Ferrol, que se ocupa del caso. Les imputaban cuatro delitos de tráfico de seres humanos, pertenencia a organización criminal, corrupción de menores y contra los deberes familiares. Los ocho quedaron libres con cargos. En los registros domiciliarios, los agentes se incautaron de diversa documentación que el clan guardaba bajo llave, cartillas bancarias, 4.000 euros en efectivo, un buen lote de cuchillos, teléfonos móviles de última generación y dispositivos electrónicos. También bloquearon cuentas e intervinieron 18 autos, varios de alta gama. En el operativo han cooperado las autoridades rumanas y las embajadas de España en Rumanía y de Rumanía en España.

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