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La pobreza juvenil en Cataluña crece más rápido que la media general

ECAS alerta de que el riesgo de exclusión se perpetúa entre las personas de 16 a 29 años. Una de cada cinco es pobre

Jessica Mouzo

Con una tasa de paro del 37% (hasta el 45,8% en el rango de edad de 20 a 24 años), la pobreza juvenil se perpetúa en Cataluña. La precariedad laboral y la falta de apoyo económico de la Administración, alertan las Entidades Catalanas de Acción Social (ECAS), proyectan "un futuro desolador" para la juventud catalana. Según el último informe de indicadores sociales (Insocat) de ECAS, el riesgo de exclusión social está creciendo por encima de la media general (16,9%) y ya se sitúa en el 21,6%. El informe alerta de que los jóvenes "padecen con especial crudeza" las consecuencias de la crisis. Además, las dificultades para encontrar un trabajo estable o acceder a una vivienda, reza el informe, retrasa la decisión de tener hijos y “pospone la transición a la vida adulta”.

Como “paradoja positiva”, las entidades de ECAS destacan que la tasa de abandono escolar se ha visto reducida unos 10 puntos porcentuales entre 2008 y 2012, situándose en torno al 24%. “Esta mejora en los datos de permanencia del sistema educativo seguramente han estado provocados por la crisis económica, que ha eliminado buena parte de los trabajos poco cualificados que podían estimular el abandono de los estudios y ha incentivado la adquisición de competencias para competir con más garantías en el mercado laboral”, apunta el informe.

Sin embargo, la tendencia educativa se invierte en los estudios superiores. El porcentaje de jóvenes que acaban los estudios universitarios ha caído del 87,3% en 2007 al 74,3% de 2012. “Esto refleja que, por un lado, se ha asumido la necesidad de cualificarse para optar a introducirse en el mercado de trabajo pero, por otro lado, se encarecen las matrículas, se requiere mayor dedicación y se reducen las posibilidades de ascender socialmente por la vía de la capacitación”, añade ECAS en su informe.

Las entidades sociales también han denunciado la falta de protección social de los jóvenes por parte de la Administración. “Las transferencias sociales tienen una incidencia muy baja en este colectivo”, apunta ECAS, ya que se trata de prestaciones económicas que ellos no pueden percibir, como las pensiones, el paro o la renta mínima de inserción. “El círculo de la pobreza tiende a perpetuarse y es muy difícil de cerrar”, abunda el estudio.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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