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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

#RTVVapagaràFabra

El presidente calculaba que la decisión de cerrar RTVV le daría méritos para poder exigir una mejor financiación autonómica. No ha servido para nada

Hace cuatro meses asistimos al sainete del cierre de RTVV. La incompetencia de la empresa llegó hasta el extremo de cortar el suministro eléctrico porque no encontraba la manera de hacerlo de manera más profesional. Ello sucedía después de unas semanas en las que los trabajadores tuvieron que responsabilizarse de las emisiones porque los directivos habían abandonado Burjassot y se habían ido a su casa.

La decisión de dejar a los ciudadanos sin el único medio de comunicación que emitía en valenciano fue una apuesta personal de Alberto Fabra. Una apuesta improvisada que el tiempo ha demostrado que no le ha servido de nada.

La pretensión de Fabra era dar un golpe de autoridad que le convirtiera en el líder que nunca fue. Esperaba inocentemente que todas las televisiones autonómicas seguirían enseguida su camino. Los hechos han demostrado que se equivocaba.

Fabra calculaba que la decisión de cerrar RTVV le daría méritos para poder exigir una mejor financiación autonómica. La realidad es que la bandeja que Fabra ha presentado al Ministerio de Hacienda con la cabeza de los 1.630 trabajadores de RTVV no ha servido para nada. Más bien al contrario: ahora se ve obligado a acudir nuevamente a Cristóbal Montoro para poder pagar las indemnizaciones del personal que ha despedido. Que es tanto como pagar de golpe tres años de funcionamiento de una radio y una televisión viable que podría estar emitiendo perfectamente. En resumen, Fabra ha intentado arreglar su problema de falta de liquidez multiplicándolo por tres.

El presidente de la Generalitat, cuatro meses después, ni siquiera sueña ya con hacerse un nombre en Madrid. Su vida cotidiana pasa por mendigar entrevistas que solo sirven para exponer su inanidad, capear con los abundantes imputados de su partido, huir de los numerosos colectivos de descontentos y buscar topos en la Generalitat para tapar sus pequeñas miserias. Así es la política valenciana: de los trajes de Camps a los quesitos, solomillos y vitaminas de Fabra.

El País Valenciano se ha quedado sin voz propia. Y él también porque, suponiendo que tuviera algo que decir, se encontraría con una televisión que él ha cegado y una radio que él ha enmudecido.

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El desacierto que ha tenido Fabra sacrificando RTVV por puras ambiciones políticas mal calculadas no ha sido menor a la hora de calibrar la reacción de los trabajadores de la radio y televisión públicas. Pensaba que sus protestas se apagarían en unas pocas semanas infravalorando así la fuerza que da luchar por un puesto de trabajo.

Ahora piensa que con la firma del ERE todo ha acabado, que nadie le recordará en la calle su ignominia y que RTVV será un recuerdo cuando llegue la campaña electoral. Desde la Intersindical le decimos a Fabra que vuelve a equivocarse porque el principal objetivo de los trabajadores era, es y continuará siendo hacer posible la radio y la televisión pública que merecen los valencianos. Por eso #RTVVapagaràFabra.

La reciente encuesta de la SER sobre intención de voto es una invitación a comprometerse en el cambio político porque, para aprobar una nueva ley de RTVV que deshaga los entuertos de la actual, hacen falta unas nuevas Corts Valencianes. La encuesta también ha puesto de manifiesto que este objetivo es compartido por la ciudadanía, cosa que augura el éxito a la recogida de firmas que se pondrá en marcha en los próximos días a través de la Iniciativa Legislativa Popular.

Jaume Muñoz y Salut Alcover son miembros del comité de empresa de RTVV y representantes de Intersindical Valenciana.

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