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EN UN PERIQUETE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Sirenas en el fútbol

El sábado en Cornellà algunos niños por fin tuvieron la experiencia de correr para ponerse a salvo tras las cargas de los Mossos d’Esquadra contra los radicales

Aficionados del Espanyol en el derbi.
Aficionados del Espanyol en el derbi.LLUIS GENE (AFP)

Según el diccionario de la Real Academia, el trampantojo es una trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es. Trompe l’oeil, que decían los franceses, cuando todavía sentíamos curiosidad por lo que decían en Francia. Así descubrimos a Brassens, a Truffaut, a Brigitte Bardot. Ahora de Francia llega Marine Le Pen y el Frente Nacional, con lo que ha sido Francia, libertad, igualdad y fraternidad. El sábado, el Fútbol Club Barcelona saltó al césped de Cornellà con la camiseta reserva, la cuatribarrada, produciéndose el trampantojo perverso del Espanyol jugando contra Catalunya. Cuando se piensa que el país es de un club, de un partido político, de una clase social, de unos apellidos, acaba pasando lo de Millet y Montull con el Palau de la Música.

No somos pocos los periquitos que tenemos que soportar de un lado los mitos del buen catalán, que nos tachan de afectos al franquismo, al Real Madrid y al Partido Popular; y del otro los mitos del espanyolismo ultra que nos exigen ser anti-barcelonistas para ser buenos periquitos. Ustedes perdonen, pero los de un lado y los del otro ya se pueden ir a la mierda, como diría Fernando Fernán Gómez, anarquista irredento. Bien harían los de la Curva Jove en visitar más a menudo a las meretrices, y llegar desahogados a Cornellà-El Prat, en vez de utilizarlas para insultar al rival azulgrana con la cantinela del “puta Barça”. Está la Cataluña de Gerard Piqué y la Cataluña de Sergio García, la de Sant Gervasi y la de El Bon Pastor, la del santuario de Núria en el Pirineo y la de Sant Cosme en El Prat, la Cataluña patricia y la charnega, por no hablar de la Cataluña sudamericana, china, magrebí y paquistaní. Ahí debería buscar el área social del Espanyol a los nuevos periquitos y periquitas que han de regenerar las estupendas gradas de Cornellà-El Prat, generalmente semivacías. Y si añadimos a las periquitas no es por ser políticamente correctos, sino porque las mujeres son el futuro del país, aunque muchas de ellas no quieran saber nada de nosotros, los hombres, ni siquiera para ser madres. Llegará un día en que nos extinguiremos, como los dinosaurios.

Tenemos a una campeona del mundo de waterpolo —Jennifer Pareja— y a una medallista olímpica —Gemma Mengual—, que demuestran que en la vida te puede ir bien aún siendo del Espanyol. El área de mercadotecnia del club las desaprovechó en su momento invitándolas a actos folklóricos como los del saque de honor, en vez de montar una campaña de captación de socios. Las mujeres y los niños, primero. Hay afición blanquiazul que solo se moviliza cuando nos visita el Barça, como se comprobó el sábado. Están esperando un buen motivo para acudir al estadio más a menudo, jugadores referentes, entrenador carismático, justo lo que se ha conseguido esta temporada. Desmantelar el equipo será volver a empezar.

El sábado en Cornellà algunos niños por fin tuvieron la experiencia de correr para ponerse a salvo tras las cargas de los Mossos d’Esquadra contra los radicales, experiencia que pudieron completar el mismo sábado unas horas después si estaban paseando por El Born, viendo desfilar los furgones policiales a toda leche —las lecheras— por la calle Princesa. Con la de sirenas que hay, y tuvieron que ser las de la policía.

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