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análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El incendio de Miribilla

Una estructura faraónica y una aciago nido de patrocinadores dinamitan el baloncesto profesional en Bizkaia

Fue precisamente Iñaki Azkuna quien siempre marcó ostensibles distancias económicas y anímicas con la gradual expansión del Bilbao Basket. No le inspiraba ninguna confianza. Quizá porque veía detrás del proyecto de Gorka Arrinda fantasmas de episodios poco edificantes y el llorado alcalde siempre ha sido muy mirado para el dinero que manejaba. Ni siquiera dio esperanzas cuando el baloncesto vizcaíno se ganó en la cancha un puesto en la élite nacional y las fotos se sucedían en los recibimientos. Ni tampoco cuando el equipo entró con pujanza en Europa, y Miribilla empezó a ser el infierno ambiental que todo equipo busca como elemento intimitador para el contrario.

Fue tal el desafecto explícito de Azkuna que ni siquiera se inmutó cuando su compañero de partido, José Luis Bilbao, recibió con los brazos abiertos en la Diputación de Bizkaia el balón de los huevos de oro de Arrinda. El alcalde incluso se contuvo, prefirió la prudencia de escrutar el horizonte y con la socarronería propia del personaje se permitió advertir: "tiempo al tiempo". Desgraciadamente la intuición no le fallaba.

El baloncesto profesional está abocado ahora al suicidio por culpa de la desesperación económica que le carcome desde hace demasiado tiempo. Una estructura faraónica, acompasada con el beneplácito mediático y en medio de una sucesión espléndida de éxitos jaleados desde una grada enfervorecida, ha pulverizado mayormente los cimientos de una creciente ilusión deportiva y social.

Pero en el camino hacia el desastre, el personalismo de Arrinda -cuya figura jamás ha dejado indiferente a nadie ni siquiera en los tiempos de gloria- siempre ha tenido la sombra del pájaro de mal agüero de unos patrocinadores al filo de la navaja. Con el beneplácito de instituciones que han aportado muchos millones de dinero público a cambio de una indudable proyección territorial siempre a favor de la corriente, al baloncesto se han asomado demasiados empresarios de dudosa reputación y, en ocasiones, simples aventureros a quienes nadie, por interés o negligencia, supo cerrar debidamente la puerta.

En esta indeseada muerte agónica del baloncesto en Bizkaia hay responsables como también lo fueron quienes contribuyeron con sus ideas y apuestas decididas a proporcionar un resplandor deportivo durante varias temporadas que nadie debería olvidar para ser equitativos y justos.

En medio de la conmoción y de la previsible histeria, habría que separar la paja del trigo. Que se haga, y cuanto antes, este ejercicio con el propósito catártico de proyectar un horizonte siquiera a medio plazo. Ahora bien, que no se permita la llegada de más salvadores de señuelo corto que insuflan ilusión con los bolsillos vacíos y una verborrea incontenida sostenida en el humo. Vaya, que jamás se vuelva a permitir el anuncio de un patrocinio para varias temporadas que genera ilusión y reconforta las angustias vividas cuando ni siquiera se han cruzado las cifras del acuerdo. Miribilla no se merece este incendio pavoroso. Y hay nombres de los pirómamos.

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