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El balcón pierde gas

Los miembros más representativos del Gobierno central y el PP nacional dan la espalda a la alcaldesa y el presidente de la Generalitat en la ‘mascletà’

La alcaldesa Rita Barberá, con las falleras mayores de Valencia, el ministro José Manuel García-Margallo y el presidente Alberto Fabra, entre otros.
La alcaldesa Rita Barberá, con las falleras mayores de Valencia, el ministro José Manuel García-Margallo y el presidente Alberto Fabra, entre otros.TANIA CASTRO

El balcón del Ayuntamiento de Valencia ha sido tradicionalmente un espacio donde la élite política y económica ha gustado de prodigarse y las influencias se han hecho tan visibles como lo demás. El balcón parece un lugar cómodo, de privilegio, donde la alcurnia puede alternar los trajes chaqueta con los blusones falleros. Un escaparate cuya vida útil, de solo 19 días al año, ha sabido aprovechar como nadie la alcaldesa Rita Barberá. Pero hacerse visible supone, además de mostrar las virtudes, poner a tiro unos puntos débiles que en los últimos tiempos se han convertido casi en lunares. Con un panorama político valenciano complejo, en el que los casos de corrupción han sembrado de descrédito al Partido Popular valenciano y las encuestas no son favorables, acudir al balcón puede entenderse como una muestra de apoyo. Y estas han escaseado.

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha empezado a pasar de puntillas por el balcón en el que ha reducido su presencia los días anteriores a la fiesta cuando entraba y salía casi disparada y sin pararse demasiado. Aunque durante los días grandes ha atendido a sus invitados, durante los días previos, como suele ser habitual, se ha ausentado del balcón en varias ocasiones. El ministro de agricultura, Miguel Arias Cañete y el de asuntos exteriores, José Manuel García-Margallo, mantenedor de la fallera mayor de Valencia, han acudido al balcón del Ayuntamiento pero, como en otras ocasiones, no lo han hecho otros miembros más significativos del Gobierno central a los que la alcaldía esperaba acoger.

Protesta durante la 'mascletà'.
Protesta durante la 'mascletà'.TANIA CASTRO

Los invitados institucionales, entre los que solían estar diversos dirigentes del Gobierno central, han pasado a ser mayoritariamente líderes de segunda fila como embajadores, alcaldes o delegados del Gobierno. Y el problema no es que el Ayuntamiento no los invite. En 2014, los esfuerzos de Rita Barberá por conseguir que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy o la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, vinieran en Fallas han sido en vano. Ni uno ni otra se han asomado al famoso balcón en el que, con los años, los aplausos se han amortiguado y se agudizan los silbidos tanto por el impacto de la crisis como por los innumerables casos de corrupción que afectan a los populares valencianos.

Lejos queda la imagen de aquel 2011 en que Rita Barberá compartía risas con el líder popular Mariano Rajoy y el expresidente de la Generalitat Francisco Camps y recibía afables gritos de “que bote Rajoy” y “que bote Camps”. Ahora, la mascletà, que se ha convertido en la caja de resonancia de todos los malestares, clama “Fabra dimisión” y “Fallas sí, corruptos no”.

El cierre de Ràdio Televisió Valenciana ha dañado mucho la imagen del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Los trabajadores del canal autonómico son los más activos en las protestas diarias de la plaza. Los miembros de la llamada marea azul, contraria a las prospecciones petrolíferas el Mediterráneo, también han hecho visible su enfado.

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Los esfuerzos de la alcaldesa por traer a Rajoy o Cospedal no han funcionado

El presidente de la Generalitat, pese a su bajo momento de popularidad, no ha conseguido que lo respalden las figuras más relevantes del Gobierno central en el balcón, aunque no se ha perdido la mascletà en cuatro de los cinco días grandes. La mayoría de los consejeros también ha pasado por este antaño vistoso escaparate político. Tanto el de Gobernación, el de Economía, el de Sanidad o el vicepresidente del Consell se han exhibido en diversas ocasiones.

Barberá y Fabra, para quienes las encuestas pintan negro en las próximas elecciones, han resultado una compañía poco atractiva las pasadas Fallas en un momento en el que el Gobierno central rehuye más lastres de los que ya acarrea por las medidas impopulares que ha adoptado a través del Boletín Oficial del Estado. Casos como Gürtel, Brugal, Emarsa, Cooperación o Nóos han generado un desgaste en el Partido Popular Valenciano que preocupa, y mucho, al aparato del partido en Madrid.

La plaza se ha convertido en la caja de resonancia de los malestares

Desde que tuvieron lugar las manifestaciones estudiantiles de la primavera valenciana en 2012, fuertemente reprimidas por la policía, las protestas bajo el balcón no han dejado de sucederse con temáticas diversas. El autodenominado movimiento de la Intifalla lleva años aprovechando la presencia de las autoridades en el balcón para emitir los mensajes que, dicen, quienes están varios metros sobre sus cabezas nunca escuchan.

En 2014, los únicos aplausos han estado dirigidos a los pirotécnicos que son los verdaderos protagonistas de uno de los mayores espectáculos de la fiesta.

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