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El padre reclama su paternidad solitaria e insiste en que la mujer no vea a la niña

Los abogados de Aymerich dicen que la mujer solo era una novia que actuó de acompañante y que se le discrimina por ser hombre

Jordi Aymerich, el padre biológico de la niña, ha emitido esta tarde un comunicado a través de sus abogados en el que anuncia su intención de no permitir que Núria Pijoan pueda ver a la hija de la que fue su expareja durante una hora cada dos semanas.

El Juzgado de Primera Instancia número 15 de Barcelona autorizó estas visitas en un auto del mes de marzo de 2013 y desde entonces Aymerich lo ha incumplido reiteradamente: primero al no responder a qué punto de encuentro debía acudir con la niña para que la pudiera ver Núria Pijoan y, posteriormente, no acudiendo a ninguna de las citas que había acordado la juez.

Los abogados del padre consideran que no existe sentencia definitiva, aunque el comunicado obvia que las decisiones judiciales en derecho de familia son de aplicación desde el momento que se dictan, y que la presentación de recursos no suspenden su validez.

Los abogados insisten en que el nacimiento de la niña en abril de 2010 en Estados Unidos a través de un vientre de alquiler fue un proyecto de parentalidad que inició Aymerich "de forma individual, como padre soltero y heterosexual" y que fue él quién lo gestionó y pagó. El auto judicial, sin embargo, recuerda que Núria Pijoan viajó con él al menos en dos ocasiones, estuvo en todos los trámites e incluso presenció el parto.

Los abogados de Aymerich dicen que la mujer fue "una acompañante" porque en aquel momento era "su novia", pero que quien cuidó de la niña desde su nacimiento y en exclusiva fue el padre. El auto judicial, por el contrario, relata que intentaron una inseminación artificial de Núria Pijoan pero que no fue posible por el cáncer que sufría y que la mujer incluso renunció a un tratamiento contra esa enfermedad para no aumentar su infertilidad.

También recuerdan los abogados que la relación sentimental entre ambos acabó al año y medio de nacer la niña porque Aymerich quería tener otro hijo por el mismo procedimiento de viente de alquiler y Pijoan se negó. La mujer esgrimen que el detonante de la ruptura es que él no aceptaba a los dos hijos de 12 y 17 años que ella tenía de su primer matrimonio.

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Aymerich también dice a través de sus abogados que la pequeña es una niña feliz a la que ya se han explicado sus orígenes, incluso ha viajado a Estados Unios a conocer a la que fue su madre gestante y la familia de esta, con la que mantiene "una magnífica relación". Sin embargo el padre biológico no permite que Pijoan pueda ver a la niña, como ha establecido la justicia, ni siquiera ante la situación de cáncer terminal en la que se encuentra la mujer.

"Lamentamos profundamente el estado de salud de la señora Pijoan", dice el comunicado, en el que se preciusa que eso "no puede afectar a este proceso, más allá de ser tenido en consideración en cuanto al efecto que esta circunstancia pueda tener en la menor".

Finalmente, los abogados del padre consideran que su cliente esta sufriendo un trato discriminatorio por ser hombre."De haber sido el señor Jordi una mujer, soltera y heterosexual, que hubiera recurrido a este método para lograr ser madre" no se hubiera producido la misma "repercurisón judicial ni social. "Entendemos que este supuesto reviste por tanto un carácter discriminatorio por razones de sexo, con el perjuicio que está suponiendo para nuestro cliente", concluye el comunicado.

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