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De la beneficencia a la autonomía

Fekoor, la federación de discapacitados de Bizkaia, cumple 35 años

Javier Rivas
Un grupo de discapacitados, en la sede de Fekoor en Bilbao con varios monitores.
Un grupo de discapacitados, en la sede de Fekoor en Bilbao con varios monitores.fernando domingo-aldama

De las fotos en blanco y negro con las sillas de ruedas colocadas como se pudiera en la baca de un autocar para una excursión a los apartamentos con tecnología de vanguardia que facilitan la vida personal han pasado 35 años. De las “rampas humanas” que los voluntarios se veían obligados a hacer para que las sillas salvasen escaleras a ofertar toda una serie de servicios y ser un interlocutor reconocido por las Administraciones han pasado 35 años. Son las tres décadas y media que mañana cumple la federación coordinadora de discapacitados de Bizkaia (Fekoor), un tiempo que, más allá de esos avances, han supuesto, sobre todo, el paso de una perspectiva paternalista y asistencial para tratar a los discapacitados, heredera de la más rancia beneficencia, a la promoción de la autonomía personal, la participación social y el desarrollo de cada proyecto de vida.

“El gran avance ha sido el cambio en la respuesta. Antes, los discapacitados eran pasivos a su realidad; ahora, el propio colectivo ha tomado las riendas”, resalta José Rodríguez, uno de los voluntarios que estuvo en el inicio de la andadura de Fekoor, el mismo que recordaba aquellas “rampas humanas” del pasado.

Juan Carlos Sola lleva 30 de sus 58 años en una silla de ruedas tras sufrir un accidente de tráfico. Presidente de Fekoor, defiende la apuesta por la inclusión social de un colectivo que sigue enfrentándose cada día a numerosos obstáculos, y no solo de accesibilidad —“el problema no es solo de barreras arquitectónicas, sino mentales”— que dificultan su participación, la configuración de sus planes vitales o beneficiarse de los recursos comunitarios. Una opción, que, a su entender, debe ser objetivo de toda Bizkaia. “Tenemos mucho que podemos aportar y la sociedad no se puede permitir perderlo”, enfatiza.

La federación postula un modelo de intervención social que sirva al conjunto de los ciudadanos. “Al final, todas las personas necesitan apoyos”, opina Sola, y más en una sociedad que va progresivamente envejeciendo y en la que se multiplican las situaciones de dependencia.

La sociedad no se puede permitir perder lo que podemos aportar” Juan Carlos Sola, presidente de la federación

En Euskadi residen más de 184.145 discapacitados mayores de seis años (169.400 en sus hogares y 14.745 en centros), según los datos del Instituto Nacional de Estadística de 2008. Entre ellos, quienes tienen una afección física y orgánica constituyen el colectivo más numeroso en comparación con otras discapacidades. Suponen un grupo que sigue sin gozar del mismo nivel de bienestar que el resto de la sociedad, una situación que se ha agravado con la crisis, los recortes y el “gran fiasco”, en palabras de Sola, que ha supuesto el desarrollo de la ley de Dependencia.

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Además de superar la discriminación y garantizar los derechos de los discapacitados, reduciendo su desventaja, la apuesta de futuro pasa por proponer acciones no tanto específicas para el colectivo cuanto dirigidas a que cualquier persona pueda desarrollar su propio proyecto de vida autónomo.

Un desarrollo que tiene un claro componente económico. “Hoy en día, la dependencia supone una oportunidad para toda la sociedad. Genera muchos puestos de trabajo si se invierte en ello”, incide Sola.

En esa promoción de la autonomía personal, destaca el proyecto Etxegoki, 34 plazas de apartamento en el barrio bilbaíno de Txurdinaga en el que, gracias a apoyos humanos y tecnológicos, con un amplio empleo de la domótica, sus usuarios puedan desarrollar su vida cotidiana con la mayor independencia posible.

Ander Urbiola, es uno de los vecinos de estos apartamentos de titularidad de la Diputación vizcaína. “Sin esta posibilidad no me hubiera planteado independizarme. Mi calidad de vida ha mejorado mucho”, recalca. Amaia Olabarria es otra usuaria. “Antes vivía en un edificio inaccesible y ahora dispongo de todas las ayudas que necesito para poder vivir sola”, narra. Ello le ha permitido plantearse retos como retomar y terminar sus estudios de auxiliar administrativo. “Ahora estoy buscando trabajo”, concluye.

La federación quiere poner en marcha durante este ejercicio otra serie de viviendas independientes. Fekoor ha organizado a lo largo de todo el año diferentes actividades en las que desea implicar a todos los vizcaínos. “Queremos visibilizar qué es Fekoor, que supone un valor para toda la sociedad de este territorio, compartir espacios y compromiso con ella. Queremos compartir 35 años”, cierra su presidente.

7.500 asociados

  • La Federación Coordinadora de Personas con Discapacidad Física y/u Orgánica de Bizkaia (Fekoor) suma a las 20 principales asociaciones de discapacitados de este territorio, con más de 7.500 personas asociadas.
  • Fue fundada el 18 de marzo de 1979 a partir de la actividad de tres entidades que siguen formando parte de la federación: Auxilia, Frater y la Asociación de Padres de Niños con Discapacidad Física.
  • Grupos de voluntarios y la acción de religiosos de los Padres Camilos de Bilbao jugaron un papel básico en su lanzamiento.
  • Ofrece, entre otros, servicios básicos de apoyo y ocio de distinto tipo y su programa de empleo está acreditado por Lanbide como agencia de colocación y orientación.
  • Gestiona actualmente dos centros de titularidad foral: Arbolarte, un servicio de atención diurna, y Etxegoki, un servicio de apartamentos con apoyo de estancia permanente o temporal sin atención diurna que suma 34 plazas.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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