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La infinita paciencia del pescador

Dos meses después de firmarse el acuerdo con Marruecos los barcos no han podido faenar

Trabajadores preparan los aparejos de las embarcaciones en el puerto de Barbate, el pasado octubre.
Trabajadores preparan los aparejos de las embarcaciones en el puerto de Barbate, el pasado octubre.EDUARDO RUIZ

Nadie les puede en paciencia. Quizá porque el mar les ha enseñado. No siempre uno pesca lo que quiere cuando quiere. Lección de quien aguarda ante una red o una simple caña. Aunque la paciencia no está reñida con el cansancio. Y ese cansancio ya se nota. Hace tres meses el Parlamento europeo aprobó el nuevo convenio de pesca, ocho meses desde que se firmó. Pero ningún barco europeo puede todavía faenar en el caladero norteafricano. Todos los trámites se han resuelto menos uno: la firma del rey Mohamed VI. El último detalle para poner a prueba la paciencia de los pescadores.

“Esto no termina nunca. Ya estamos un poco cansados. Son reuniones tras reuniones sin que se termine de avanzar del todo”. La queja es de Pedro Maza, presidente de los armadores andaluces. Es representante de ese agotamiento que sufre el sector al ver convocarse numerosas reuniones y comisiones mixtas entre ambas partes sin que, lo fundamental, que es la fecha del regreso de los barcos a Marruecos, se concrete.

El último encuentro ha sido en Rabat esta semana cuando se han citado representantes de España y Marruecos y donde se ha explicitado la imposibilidad de seguir avanzando si no hay rúbrica del rey marroquí. “Lo que necesitamos es que se ejecute el acuerdo y que se haga en unas condiciones viables y con un mínimo de rentabilidad para nuestros barcos”. El ministro Miguel Arias Cañete aguarda novedades en la próxima reunión, prevista el 18 de marzo, aunque cree que las mejoras al acuerdo pueden llegar incluso ya cuando los barcos estén en el mar.

Los pescadores sí admiten que estas reuniones periódicas sí son necesarias, aunque, de momento, resulten infructuosas porque el acuerdo, aunque consensuado entre las partes, tiene flecos pendientes. Por ejemplo, el texto del nuevo convenio establece que en la tripulación deben ir enrolados marineros marroquíes. No es novedad pero sí lo es ahora que serán las autoridades de ese país las que establezcan la identidad de estos trabajadores. Los armadores andaluces quieren tener ese poder de decisión. De hecho, en algunos municipios como Barbate (Cádiz) ya había una población estable de marroquíes acostumbrados a viajar en sus pesqueros. Otro de los debates abiertos, casi eternamente en discusión, es el uso de luces. Los pescadores quieren que se amplíen el tiempo y los lugares donde pueden utilizar sus focos para atraer capturas.

Y mientras el acuerdo no llega, en los municipios marineros esperan. En Barbate, por ejemplo, se conforman con el caladero del Golfo de Cádiz y los preparativos de la almadraba. Gracias a la pesca, en este pueblo de 22.000 habitantes el paro dio un respiro en febrero. La vuelta al caladero nacional y la campaña del atún ha sacado de esta lista a 300 personas y ha permitido que el desempleo baje de los 5.000 hasta quedarse en 4.997. Marruecos será otro alivio. Con el anterior acuerdo, la lonja solía vender hasta ocho veces más de lo que actualmente lo hace solo con los barcos que faenan en Andalucía. De hecho, gran parte de la actividad de compraventa se ha trasladado a la lonja de la capital gaditana.

Pero el empleo que daba la pesca hace unos años está muy lejos del actual. Apenas quedan una veintena de barcos en Barbate cuando ha llegado a haber más de 100. Y lo mismo pasa en el resto de Andalucía. En la última década, el sector ha perdido la mitad de su empleo y la pesca ya solo representa un 0'25% de los ocupados de la comunidad. Según los últimos datos de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Andalucía tenía hace 10 años 12.413 tripulantes. Ahora solo hay 6.623. La Junta calcula que de la pesca viven actualmente de forma directa o indirecta 21.743 personas, entre marineros, armadores, mariscadores, trabajadores de piscifactoría, empleados en la industria de la transformación, administradores, responsables de suministrados, reparación o mantenimiento y comercializadores.

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Actualmente hay 1.491 buques que subastan en lonjas de Andalucía, frente a los 1.768 que había en 2005. También ha descendido de forma considerable el número de compradores. De 2.495 a los 2.158 actuales. La media de edad de los barcos es de 24 años, una cifra que ha permanecido estable en la última década. La mitad de los barcos andaluces ya tiene menos de 15 años, aunque un preocupante 21,7% tiene más de cuatro décadas a sus espaldas. Es la renovación pendiente.

Con estos datos, Andalucía mira a Marruecos con esperanza. Y también con reivindicaciones. El secretario general de CEPESCA, la asociación española de empresas pesqueras, Javier Garat, ha reclamado al ministro Miguel Arias Cañete que aplique bonificaciones fiscales y laborales a las empresas armadores propietarias de buques que operen en aguas exteriores a la Unión Europea. La aplicación de incentivos permitiría a los propietarios reducir el coste del impuesto de sociedades y de pagos a la Seguridad Social, debido al fuerte incremento de los costes que sufre el sector y la caída de los precios de venta del pescado fresco. Cañete se ha comprometido a tramitar la demanda en la reforma fiscal que prepara el Gobierno. Los pescadores tendrán que esperar. Como esperan la firma del rey de Marruecos. Están acostumbrados.

Las mujeres se suben a bordo

FRANCISCO JOSÉ ROMÁN

Los barcos parecían reservados para los hombres. Pero todas las barreras terminan cayendo. La presencia de la mujer se había limitado hasta ahora en actividades complementarias en tierra o, como mucho, la orilla. El proceso de igualdad no ha hecho más que empezar. Y el gran salto puede llegar pronto. El que llevará a las mujeres a formar parte activa de las tripulaciones encargadas directamente de la labor extractiva. La Asociación de Mujeres del Mar de Barbate ha comenzado a convocar cursos de formación para capacitarlas a ellas como miembros efectivos de las embarcaciones.

Los cursos más demandados son los que las facultan como marinero-pescador y de formación básica en el mar. Se trata de ciclos que les facilitan el acceso a la libreta marítima, el carnet profesional imprescindible para embarcarse. En Barbate ya hay una decena de mujeres marineras que aguardan una oportunidad para enrolarse, pero son conscientes de que se trata de un proceso que aun debe madurar: “Yo creo que todavía debe pasar algún tiempo para lograr tripulaciones mixtas, porque muchas mentalidades no están hechas a ese modelo”, explica Patricia González, presidenta del colectivo y una de las que ya disponen de libreta de embarque.

Además, reconocen que éste es un momento especialmente difícil porque el paro generado en otros sectores ha abocado a muchos hombres desempleados a buscar una alternativa en la mar. Con todo, advierte: “Estamos muy decididas y queremos estar listas para cuando llegue el día en el que podamos entrar en el barco”.

Entre tanto, reconocen que se sienten cómodas en los nuevos puestos que ya ocupan. “Hoy es habitual la presencia de mujeres en las lonjas”, dice González, y “nos sentimos valoradas y respetadas”.

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