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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Primarias en tiempos revueltos

Tampoco es como para tirar cohetes que 68.000 se apunten al proceso abierto por el PSPV

Una expansión brutal. Eso es ni más ni menos lo que se propone Alexis Marí, el nuevo líder autonómico, de Unión Progreso y Democracia, el partido de Rosa Díez. Menos mal que de momento ese tsunami anunciado se limita a poblaciones pequeñas y medianas de nuestra Comunidad, no se sabe si costeras o del interior (nunca ha sido lo mismo en estos menesteres Morella que Benidorm, y bien caro que lo hemos pagado), así que no cunda el pánico todavía. Parece que a la jefa no le sentó muy bien el resultado de estas primarias valencianas, pues buena es ella, así que apenas si se molestó en congraciarse con ese nuevo líder que no esperaba. Pero no pasa nada, ya que en la campaña, según el nuevo coordinador, “han vendido” la necesidad de no acumular cargos dentro de la organización y de diversificar el trabajo. Bien hecho, sin duda. Y además que la agenda de la jefa es frenética, así que dispone de tiempo para dar conferencias en Valencia pero no para hablar con sus subordinados recién elegidos, pero no pasa nada porque como también han conseguido constituir el nuevo consejo territorial de Murcia, van a disponer de tiempo de sobra para hablar todos (tranquilamente, eso sí) del proyecto. Por lo demás, este nuevo líder no suele comentar lo que habla con Rosa y con el resto de compañeros de dirección, así que ahí enmudece Y hace bien, porque de lo contrario sus seguidores podrían ponerse de los nervios con la unión, con el progreso, y acaso también con la democracia.

Por su parte, el PSPV trata de abrirse a la ciudadanía incorporando a sus simpatizantes como votantes para elegir el candidato a la Generalitat, algo muy puesto en razón si se considera que los afiliados suman poco más de l6.000 personas, lo que ya supone en sí misma una cifra alarmantemente baja. Es probable que la idea, muy extendida, de que los afiliados no pintan mucho salvo que se conviertan en cargo con representación institucional o asimilados, suponga una cortapisa de cierta importancia a la hora de convocar primarias abiertas, pero tampoco es como para tirar cohetes que los electores posibles sean 68.000, sumando afiliados y simpatizantes, de los que tal vez un porcentaje alto preferirá abstenerse de su participación, con lo que nada nos asegura que el elegido, sea Ximo Puig o Toni Gaspar, que eso no lo sabremos hasta la noche del domingo próximo, lo sea con la rotundidad que se precisa en momento tan delicado. Y ahí sí hay un problema notable para los socialistas valencianos. No porque estos datos sean extrapolables a los resultados a obtener en las elecciones autonómicas, pero sí en relación con un palpable escepticismo ciudadano acerca de si el PSPV será capaz de elaborar programas alternativos a la masacre que la derecha ha perpetrado en este país.

Y en cuanto al debate entre Ximo Puig y Toni Gaspar, quizás el primero fue más contundente de gesto y compostura que su fraternal adversario, acaso porque lleva más años en el oficio, aunque el cambio que ambos proclaman alude casi por igual a necesidades urgentes. Todo lejos de cualquier expansión brutal.

 

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