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Artistas en un limbo legal

Alumnos de conservatorio, arte dramático y restauración son despojados del grado Los estudientes ven en riesgo su acceso a cursos y becas

Sonia Vizoso
Estudiantes de Arte Dramático en Vigo
Estudiantes de Arte Dramático en VigoLALO R. VILLAR

Adrián Fernández comenzó su carrera de música a los seis años pero, tras casi dos décadas de estudio, no tendrá por ello título universitario. Este clarinetista del Conservatorio Superior de Música de A Coruña es uno de los alrededor de cien jóvenes gallegos que se matricularon hace cuatro años en una de las escuelas artísticas oficiales de Galicia con una ley vigente que les garantizaba que al acabar obtendrían un grado universitario que se ha esfumado por el camino. Solo saben que el documento que se les entregará cuando se licencien es un “equivalente” a los grados otorgados por las Universidades, una calificación borrosa cuya validez se tambalea fuera de España y que pone en riesgo la continuación de sus estudios en centros europeos. “En todo el mundo, de Rusia a Argentina, las enseñanzas artísticas están dentro de la Universidad o adscritas a ella. ¿Están todos los demás equivocados?”, pregunta con ironía Manuel Vieites, director de la Escola Superior de Arte Dramático de Vigo.

Incongruencias legales y una sentencia del Tribunal Supremo de 2012 han despojado a los conservatorios superiores de A Coruña y Vigo, la Escola Superior de Arte Dramática de Vigo y la Escola Superior de Conservación e Restauración de Bens Culturais de Pontevedra de la potestad de expedir grados universitarios, un problema que afecta a los pupilos de estas enseñanzas de toda España pero al que pueden buscar solución los gobiernos autónomos. Profesores, alumnos y sindicatos acaban de constituir la Plataforma Galega pola Integración na Universidade para reclamarle a la Consellería de Educación que adscriba estos centros de enseñanzas artísticas a la Universidad y asegure así la homologación automática de sus títulos en cualquier parte de Europa. Se trata de un “acto administrativo” que no le costaría ni un euro a la Xunta, defiende Vieites, y garantizaría, por ejemplo, que el hijo de Patricia Fernández no se quedará en los próximos meses a las puertas de una de las escuelas de música más prestigiosas del mundo. El trompetista Andrés Vales, estudiante del Conservatorio Superior de A Coruña que terminará sus estudios en junio, ha superado ya las pruebas de acceso en la Guildhall School of Music de Londres. La falta de homologación clara y automática de su título gallego, sin embargo, puede ser una barrera insalvable, denuncian desde la plataforma. “Estás a merced de lo que diga el centro”, explica uno de los afectados. En el aire para estos jóvenes está el acceso a becas, másters y cursos de posgrado y especializados. Varios padres se han movilizado ya para unirse a la plataforma, preocupados por el futuro de sus hijos.

“El dolor que tenemos es la sensación de incumplimiento de contrato: en primer curso entraron para hacer un grado y ahora les dicen que no”, critica el director del Conservatorio Superior de Música de A Coruña, Rodolfo García. La LOE, la ley de educación que impulsaron los gobiernos del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, fue la primera en España que otorgó a las titulaciones superiores artísticas la condición de grados universitarios, aunque lo hizo con un error que ha costado muy caro. La norma estipulaba también que los grados solo podían ser otorgados por universidades, por lo que una sentencia anuló en 2012 lo que había sido un cambio histórico para estas escuelas. La Lomce del Gobierno de Rajoy se limita a otorgarles la expedición de unos títulos “equivalentes” a los grados, de incierta homologación fuera de España. Educación, sin embargo, sostiene que el hecho de que la Lomce “reafirme” la equivalencia del título artístico con el grado universitario garantiza una “absoluta seguridad jurídica” incluso fuera de España y asegura no entender las “movilizaciones”. En respuesta a este periódico, el departamento que dirige Jesús Vázquez rechaza la demanda de profesores, alumnos y sindicatos para que estos centros se adscriban a la Universidad porque, esgrime, “conllevaría graves inconvenientes”. Educación solo está dispuesta a impulsar “fórmulas de colaboración con las universidades para desarrollar estudios de posgrado en este ámbito”. “Los profesores y centros estamos dispuestos a asumir los compromisos que conlleva la adscripción, incluido que los docentes sean doctores”, replica Vieites, desde la escuela de arte dramático pero como portavoz de la plataforma en la que se integran también los conservatorios y el centro pontevedrés de restauración. “Supone más trabajo y responsabilidad pero estamos dispuestos a asumirlo”, añade, para recordar que en EE UU las universidades más prestigiosas cuentan con enseñanzas artísticas como “signo de distinción”.

En el caso de la música, el fiasco normativo que ha dejado en el limbo a estos alumnos beneficia a dos universidades privadas —la Universidad Europea de Madrid y la también madrileña Alfonso X el Sabio—, las únicas en España que cuentan con un grado de interpretación musical y sus consiguientes especializaciones por instrumento. Según datos ofrecidos por la plataforma, quien quiera acabar sus estudios de música con un título de homologación directa en el resto de Europa deberá disponer de 12.500 euros anuales durante cuatro años para sufragarse estos centros. “¿Y nosotros que somos la catedral de la música no podemos dar un título universitario?”, se pregunta, indignado, el director del conservatorio superior coruñés.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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