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Encajonando el barrio obrero

El proyecto del Ayuntamiento de Alicante deja encerrado entre grandes inmuebles una zona de arquitectura singular

Una vista de una de las calles de casas bajas del barrio obrero de Vistahermosa en Alicante.
Una vista de una de las calles de casas bajas del barrio obrero de Vistahermosa en Alicante. PEPE OLIVARES

El barrio obrero de Vistahermosa se precia de ser uno de los más peculiares de Alicante, apenas dos manzanas de casas bajas que por ley no pueden superar las dos alturas y calles donde los niños pueden jugar sin que los padres se preocupen por los coches. Está a punto de ser cercado por el urbanismo de una ciudad no especialmente famosa por el respeto a su tradición arquitectónica: el pleno municipal ha aprobado un proyecto para la zona con varios edificios de oficinas, uno de ellos de 10 plantas, que acabará encerrando al barrio entre grandes inmuebles. El tráfico previsto en la zona acabará con la tranquilidad de un sitio donde la gente se relaciona a pie de calle.

El silencio seguramente será lo primero que extrañen los vecinos de este modelo arquitectónico de colonia lineal construido en los años 20. Solo en hora punta vespertina, el estudio de tráfico para el plan de reforma interior de la avenida de Dénia, consultable en la web municipal, aventura que habrá 287 vehículos por hora trajinando dentro y en los alrededores de un barrio de 40 casas en las que hasta hoy las familias disfrutan de una paz que difícilmente se encuentra en una ciudad en la se van abandonando los barrios tradicionales en favor de las zonas de playa, con mayor poderío económico y una clara proyección de futuro.

“Si meten muchas oficinas todo cambiará”, teme Juan Antonio Javaloyes, gerente de un almacén de aluminio y presidente de la asociación de vecinos. “No queremos que nos encajonen”, continúa, “si tienen que construir que sea más bajo, lo que tienen planificado nos quitará el sol por las mañanas. Creemos que van a ampliar la clínica del otro lado de la avenida, los terrenos son suyos. Esto no es lo que prometió la alcaldesa Sonia Castedo, aquí nos dijeron en 2010 que iban unos bungalow. Lo dijo en un pleno”, protesta tranquilamente quien se enteró del plan por el periódico. En el pleno que se aprobó esta actuación urbanística de 28.500 metros cuadrados, no pudieron dar su parecer debido a un formalismo.

Los bungalow no se sabe dónde quedaron. El Ayuntamiento firmó la semana pasada un acuerdo con la universidad para desarrollar el Proyecto Alicante Ciudad Saludable y Sostenible 2025, lo cual parece una contradicción con lo que prevé para el barrio. El plan tiene su origen en el 2010. La Generalitat en un principio les hizo incluir una serie de medidas contra el ruido que es como finalmente quedó aprobado, cuentan en Urbanismo, cuya concejala Marta García Romeu se comprometió con los vecinos a explicarles la reforma que les conectará con una arteria por la que entran y salen al día unos 25.000 vehículos en cada sentido.

“Nos conocemos todos y todos nos oponemos al plan”, dice un estudiante

Muchos vecinos critican la acción municipal. No les dejan construir por encima de sus techos de tejas para no perjudicar la estética del barrio, pero el proyecto contempla una pantalla de edificios que ocultará esa estética de pueblo que se busca proteger. La idiosincrasia del barrio, donde se venden las casas unos a otros incluso si vienen ofertas de fuera superiores, puede peligrar. “Aquí enferma alguien y se le cuida, alguien vende frutos secos y se hace por comprarle. Nos conocemos todos”, dice José Francisco Augusto, estudiante de Trabajo Social de 24 años. “Y todos nos oponemos al plan”, asegura quien dice querer vivir allí para siempre.

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“En los 90”, recuerda, “todavía mirabas al norte y veías las lomas de Juan XXIII (a unos 3 kilómetros del barrio). Hoy en mi casa tenemos hasta problemas para sintonizar la tele”, dice José Francisco. Varios edificios de reciente construcción se llevaron la señal del repetidor del castillo Santa Barbara y la visión del mismo. En la calle que da acceso al barrio, Creu de la pedra, se quedó a medio construir un edificio y la grúa, que bloquean la señal del repetidor de Elda. “Lo peor es que enviamos cartas al Ayuntamiento para que por seguridad quiten la grúa y nadie hace caso”, afirma.

Este lugar con naranjos en las aceras fue una alternativa urbanística al ensanche alicantino, al igual que Ciudad Jardín, otro barrio de casas bajas aunque mucho más degradado socialmente. Sobre el Plá del Bon Repós, el barrio obrero era el nexo que unía por tranvía la ciudad con las localidades de huerta. Entonces la disposición de las casas resultó novedosa para este tipo de ordenación urbana, rectángulos en línea en los que las viviendas ocupan una esquina dentro de la parcela y el resto está ajardinado. Nació además con cierta autonomía respecto a la ciudad. Iglesia, escuela, economato, horno, centro social, clínica, el lugar estaba perfectamente equipado.

Hoy disfrutan de una sociedad colombicultura, un centro social con precios por los suelos y tienen sus propias fiestas, pero la vida social va decayendo. “Ya no tenemos ni parroquia. Construimos la capilla, se la cedimos al obispado y la han establecido en el barrio de Gran Vía (de nueva construcción). Aquí no vienen ya ni a ver a los ancianos”, se indigna Paqui Javaloyes, cocinera del restaurante Salvi en la calle de María Auxiliadora, al que 30 niños de un colegio cercano acuden a comer por cuatro euros varios días a la semana. La capilla se usa hoy para dar misa el primer domingo de cada mes, pero en rumano, aunque en el lugar habite únicamente población autóctona.

“Esto no tiene solución”, dice sobre el encajonamiento del barrio Charo, una comensal del Salvi. El barrio obrero de Vistahermosa podría en cinco años perder completamente el sentido de su nombre, el tiempo máximo previsto para la obra.

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