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Arte comprometido

Las diez galerías catalanas en ARCOmadrid destacan por sus apuestas vinculadas con la realidad social y política

Bitcoin spiral, de James Clar, en la Sendra, muestra de arte comprometido.
Bitcoin spiral, de James Clar, en la Sendra, muestra de arte comprometido.

El círculo de varillas luminosas que preside la galería Senda en la 33ª edición de la feria ARCOmadrid, que finaliza hoy, llama la atención, pero su significado va más allá del efecto hipnótico. Representa las cotizaciones reales del bitcoin, moneda creada para Internet cuyo valor ha experimentando en pocos meses una subida tan espectacular que ya está bajo la sospecha de la especulación y varios países quieren ilegalizarla. Bitcoin spiral, de James Clar, es un buen ejemplo del compromiso político y social que esgrimen la mayoría de galerías catalanas. Como el año pasado, son diez y representan más del 10% de la menguada participación española (68 presencias), con un solo cambio: Carles Taché se toma un año sabático y vuelve Estrany de la Mota, que el 2013 no acudió en protesta contra el trato a las galerías foráneas. Este año participa en el programa Solo/Dúo, que ofrece 50 metros cuadrados para muestras monográficas de dos artistas, en su caso Martí Anson e Ignasi Aballí.

Precisamente una recopilación de pruebas de polígrafos, característica de la obsesiva producción de Aballí, fue de las obras que destacó el consejero de Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, durante su visita a ARCO. Allí se encontró con el ministro Wert que, tras saludarle en catalán, se paró a comentar las nuevas, confusas y polémicas disposiciones sobre el IVA. “Esa presunta bajada del IVA es una falacia. Parece una forma de resolver el problema borrando los galeristas del sistema del arte e invitando a los coleccionistas a ir directamente a los artistas, que pueden aplicar un impuesto del 10%”, dice Tony Estrany.

Mascarell ha optado por atajar las críticas del sector afirmando que están madurando nuevas iniciativas en el arte contemporáneo

Mascarell ha optado por atajar las críticas del sector afirmando que están madurando nuevas iniciativas en el arte contemporáneo. “Debemos decidir el trato que damos a eventos que tenemos como Loop y Swab y apostar por los imprescindibles”, declaró el titular de Cultura, cuyas frecuentes conversaciones con el sector no parecen cuajar en ninguna estrategia especialmente innovadora.

“El mercado interno ha desaparecido. Estos años hemos sobrevivido gracias a la red de contactos. La dinámica de las subvenciones no funciona, las instituciones deben formular estrategias y programas claros, además de crear incentivos fiscales”, cree Marc Domènech que, aun siendo un fiel de ARCO, participa por primera vez con la nueva galería que lleva su nombre y una selección con un poderoso Dubuffet de 1951, que supera el medio millón de euros.

Comprometido como siempre, aunque menos provocador, Eugenio Merino exhibe en ADN unas máscaras de Anonymous con brillantes que evocan la calavera de Hirst, juntos con retratos de antidisturbios españoles de Democracia y fotografías de desahucio, de Adrián Melis. En una feria donde predomina lo medio o lo pequeño, Joan Prats destaca con un stand de grandes formatos que ofrece presidido por los imparables dibujos de Fernando Bryce, una planimetría de Aleksandra Mir y fotos de Caio Reswitz.

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Completan la presencia catalana Àngels Barcelona (con rarísimos cartones de Esther Ferrer de los años 70), NoguerasBlanchard (lanzados en Madrid), Miguel Marcos, PROJECTESD y Polígrafa.

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