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El doctor Viñals no hizo nada en la enfermería del Madrid Arena

Las víctimas estaban todavía vestidas cuando llegaron los facultativos del SAMUR El médico y su hijo permanecían quietos, según tres testigos

F. Javier Barroso
El doctor Simón Viñals a la salida de los juzgados el pasado abril.
El doctor Simón Viñals a la salida de los juzgados el pasado abril.álvaro garcía

Ni el doctor Simón Viñals ni su hijo Carlos hicieron nada por reanimar a las víctimas de la avalancha del pabellón Madrid Arena ocurrida el 1 de noviembre de 2012 en la que murieron cinco jóvenes. Así lo han declarado esta mañana ante el titular del Juzgado de Instrucción número 51, Eduardo López-Palop, y a las partes personadas en el caso tres facultativos del SAMUR que acompañaron al responsable de guardia aquella noche. La descripción que hicieron de la enfermería ha resultado "escalofriante", según algún relato, ya que no había ni monitores ni medios para atender aquella emergencia.

Hoy han declarado ante el juez un ayudante del jefe de guardia del SAMUR, Antonio San Juan; una psicóloga y su conductor del mismo servicio. Los tres han ofrecido una versión idéntica, según los abogados de las familias de víctimas. Cuando recibieron el aviso, acudieron al pabellón Madrid Arena pensando que solo había una persona en parada cardiorrespiratoria. La sorpresa se la llevaron al llegar a la enfermería. Según su relato allí había tres jóvenes en parada cardiorrespiratoria sin que nadie hiciera nada para reanimarlas. Un detalle esclarecedor es que las víctimas tenían puesta todavía la ropa, lo que es incompatible con sacarlas de la parada.

Fue el propio San Juan el que se adelantó a la enfermería y, al ver lo que pasaba, volvió corriendo sobre sus pasos y ordenó a sus ayudantes que se dieran toda la prisa posible porque había otras tres víctimas y era necesario iniciar la reanimación. 

Según los tres relatos, el doctor Viñals estaba en la puerta de la enfermería, vestido de traje y sin una gota de sudor. Su ayudante se encontraba en medio de la sala sin hacer nada, mientras su hijo estaba en un lateral con un ambú (aparato utilizado para insuflar aire). Otra decena de personas estaban repartidas por la sala sin hacer nada.

La psicóloga, que es técnico en emergencia, empezó a intentar reanimar a una de las jóvenes. Estaba tendida sobre una mesa y el doctor Viñals y su ayudante la ayudaron a bajarla al suelo. Estuvo unos cuatro minutos hasta que la relevaron otros facultativos de otra UVI móvil del SAMUR.

Lo que más les chocó a estos sanitarios es que ninguna de las jóvenes estaba monitorizadas ni atendidas. Tampoco vieron que se hubieran utilizado ampollas de adrenalina para iniciar la reanimación. Es más, según su relato, ni había residuos en las papeleras de que hubieran hecho el mínimo intento.

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José Crespo, el abogado de los Viñals, ha opinado que hoy se ha puesto de manifiesto que el documento de impresiones que elaboró el médico San Juan se hizo "con absoluta ligereza" y dentro del "terreno de la temeridad", informa Efe. Jiménez ha reconocido que ninguno de los miembros del equipo de San Juan formuló ninguna pregunta a Simón Viñals ni a su equipo sobre cuáles eran las maniobras de reanimación cardiopulmonar que habían realizado con anterioridad a su llegada.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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