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Centro Acuático: otros cinco millones enterrados

El Ayuntamiento abona el IVA a Hacienda por transferirse a sí mismo esta obra inacabada Admite que la instalación no es rentable y resulta invendible “Este despropósito desmonta el mito de la buena gestión del PP”, dice UPyD

El esqueleto del Centro Acuático, en marzo de 2013.
El esqueleto del Centro Acuático, en marzo de 2013.ULY MARTÍN

El Centro Acuático será una instalación deportiva “de vanguardia” que “beneficiará a todos los madrileños y, en especial, a los 150.000 residentes de San Blas”, dijo en 2006 el entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón (PP). Diez años después de iniciarse la obra, cuando ni siquiera pervive el sueño olímpico que la originó, el Centro Acuático sigue siendo un esqueleto a medio construir y el único beneficiado hasta la fecha es el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que recibirá 4,9 millones de euros en concepto de IVA por una operación en apariencia inocua. El Ayuntamiento, propietario de la instalación, se la ha transferido a sí mismo, pero por ese cambio de titularidad dentro de la organización municipal se ha visto obligado a abonar a Hacienda en concepto de IVA el 21% del valor que atribuye al esqueleto, que es 23,5 millones de euros.

El Centro Acuático debía albergar las pruebas de natación, saltos y waterpolo de la candidatura olímpica de 2012 primero, 2016 después, 2020 finalmente. Gallardón, experto en modificar la realidad cambiando su nomenclatura (fabricó el barrio de Las Letras, la catedral de las Nuevas Tecnologías, etcétera), bautizó esta instalación como “Ciudad del Agua” y comparó sus dimensiones con el estadio Santiago Bernabéu y el Centro Pompidou de París.

La realidad, más prosaica, se encargó de traducir esas cifras a millones de euros y años transcurridos. Las obras se iniciaron en noviembre de 2004 con un presupuesto de 137 millones y un plazo de 27 meses. Comenzaron bajo responsabilidad del Ayuntamiento, que se las cedió en 2006 a la empresa Madridec, cuya deuda no computaba como municipal. Días después, el presupuesto se disparaba a 164 millones y el plazo a 41 meses. Cumplidos estos, en 2008, el presupuesto volvió a subir, hasta 185 millones, y la fecha límite cambió a julio de 2010. Agotado el nuevo plazo, la obra se paró y ya nunca más volvió a retomarse. Eso sí, el presupuesto volvió a subir, hasta 192,5 millones.

En julio de 2012, el Ayuntamiento decidió liquidar Madridec, quebrada por la enorme deuda de inversiones como esa. Sus bienes (Caja Mágica, Palacio de Congresos, etcétera) pasaron a otra empresa municipal, a excepción de los activos tóxicos (por su elevada hipoteca o gasto pendiente), que asumió el Ayuntamiento. Entre ellos, el Centro Acuático.

Esos traspasos no estaban sujetos a IVA, excepto precisamente en el caso de esta instalación.

¿Por qué? El resto de bienes son “unidades económicas autónomas capaces de desarrollar una actividad empresarial” (como el Palacio de Congresos), mientras que el Centro Acuático no es “susceptible de producir efectos económicos más allá de la mera transmisión” de Madridec de vuelta al Ayuntamiento.

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“A día de hoy, no existe intención de desarrollar una actividad económica” con la instalación, pues el sueño olímpico de Gallardón es pasado perfectivo. Así, “el Ayuntamiento ha tomado la decisión de no continuar las obras con el proyecto original”, aducen fuentes municipales.

El hecho de que se trate de suelo de uso deportivo público impide además su venta “a corto plazo” y, por ende, “una actividad económica rentable”. Lo que, legalmente, obliga al Ayuntamiento a pagar un IVA millonario por quedarse lo que ya es suyo.

Este es el resumen de la operación que hace el líder municipal de UPyD, David Ortega: “El Ayuntamiento construye un edificio innecesario que asigna a una empresa también innecesaria. Hace quebrar la empresa, devuelve el edificio al Ayuntamiento y, como consecuencia, tiene que pagar cinco millones de IVA. Nos traspasamos algo que ya es nuestro y por el camino perdemos unos cuantos millones. Hacienda debe estar contenta. UPyD cree que alguien tiene que responder de este despropósito que desmiente el mito de la buena gestión del PP”.

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