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Las ONG de Nicaragua recibieron un tercio del dinero prometido por Blasco

La becaria encargada de supervisar las ayudas vio dos pozos con muy poca agua

Joaquín Gil
Victoria Vila, izquierda, a su llegada ayer al TSJ valenciano.
Victoria Vila, izquierda, a su llegada ayer al TSJ valenciano. MÒNICA TORRES

Las ONG de Nicaragua que desarrollaron dos proyectos en 2008 gracias a la subvención de la extinta Consejería Solidaridad, cuyo titular era Rafael Blasco, solo recibieron 74.000 de los 300.000 euros prometidos. Así lo reveló ayer la exbecaria Victoria Vila, que fue la encargada de supervisar en agosto de 2010 las inversiones realizadas en el país centroamericano con la ayuda de 1,6 millones que Solidaridad concedió a la Fundación Cultural y de Estudios Sociales (Cyes), la organización bajo sospecha por comprar pisos y plazas de garaje con el dinero de la cooperación internacional. Los proyectos —desarrollo alimentario y provisión de agua para consumo— se plasmaron en dos pozos manuales “de los que salía muy poca agua” y sin demasiados automatismos. “No había paneles solares”, recordó Vila durante su declaración como testigo en el Tribunal Superior de Justicia valenciano (TSJ) en la quinta semana del caso Cooperación, presunto expolio de los fondos destinados a países del tercer mundo durante el mandato del exconsejero imputado Rafael Blasco (2008-2010).

Quizá por su formación como periodista, la exbecaria se formuló muchas preguntas tras examinar los pozos en Nicaragua. Y reportó sus dudas en un correo electrónico a su tutora, Begoña Campaña. “Sinceramente, me queda un gran interrogante respecto a la oficina técnica”, le transmitió a su jefa. Este fue el término utilizado por la trama para camuflar los inmuebles. Vila escribió las coordenadas de la supuesta oficina técnica en Google Maps y descubrió que la delegación del proyecto estaba en la calle Ausiàs March de Valencia, donde la red tenía un piso y una plaza de garaje. La aprendiz, que llegó a visitar 15 proyectos de cooperación durante los 11 meses que permaneció en la Consejería, dijo que desconocía la Fundación Cyes, más allá de las 12 páginas de documentación que le aportó al respecto la Generalitat. “No supe si era una empresa o si tenía algo que ver con la constructora del mismo nombre [no guarda ninguna relación]”

Pese a las carencias y las promesas incumplidas, Vila recordó que los proyectos “se realizaron aunque llegó menos dinero del previsto”. La exbecaria antes de pisar el terreno se reunió con el responsable de saneamiento, con un alcalde y con un guía local. Hizo fotografías y elaboró un informe de los pozos, que se levantaron en dos comunidades diferentes. Aseguró que los responsables de la infraestructura la pusieron en marcha durante unos minutos para que comprobara in situ su funcionamiento. Y allí fue donde descubrió que “salía muy poca agua”. “Indiqué que la iniciativa se había desarrollado pero con una cantidad de dinero menor”, afirmó para remarcar que la cifra prometida nunca apareció. Vila recordó que le contaron que dos representantes de la Fundación Cyes visitaron Nicaragua “aunque no coincidió con ellos”.

Su testimonio fue reforzado por el de la exjefa de Servicio en 2008 de la Consejería de Solidaridad encargada de supervisar los programas formativos, Concha Gisbert quien recordó que la becaria Victoria Vila informó “preocupada” a la trabajadora del departamento Begoña Campaña sobre la cuantía económica del proyecto de Nicaragua. Campaña, técnico del departamento de Planificación, ya advirtió que el expediente bajo sospecha no pasó la criba administrativa porque no cumplían con el requisito de trabajar en red y el de la experiencia previa. Y que las irregularidades eran vox pópuli en la extinta Consejería de Solidaridad.

Gisbert, tras el aviso de la becaria, pidió que se transmitiera la información de las carencias a Marc Llinares, exjefe de área descrito por varios testimonios como verdadera mano derecha de Blasco. La testigo indicó que, tras saltar a las portadas de los periódicos el alcance de la trama corrupta levantada al calor de Solidaridad, se modificó el sistema de tutorías de becarios. Pasaron a depender del jefe de área y no de la Dirección General. Su sueldo, que inicialmente era de 1.800 euros al mes, también se redujo.

Facturas falsas para camuflar pisos

J. G.

`Cuando en 2010 estalló el caso Cooperación el exconsejero de Solidaridad Rafael Blasco, divulgó los comprobantes de la ONG bajo sospecha, la Fundación Cultural y de Estudios Sociales (Cyes).

Ayer, la exjefa de Servicio de la Consejería Amparo Ortiz cuestionó las facturas aportadas por su antiguo jefe. Dijo que Cyes falsificó los comprobantes de la compra de pisos y plazas de garaje para ocultar que fueron costeados con una subvención de 1,6 millones en 2008 para construir pozos en Nicaragua. “Era evidente que querían que Cyes se quedara con el dinero”, indicó durante su declaración como testigo en el caso Cooperación.

Ortiz cuestionó la subvención ante la exsecretaria general de Solidaridad Tina Sanjuán y al exjefe de área y mano derecha de Blasco, Marc Llinares. Ellos fueron quienes le encargaron “un tema delicado”. Y ellos fueron también quienes le retiraron ese encargo cuando cuestionó la ayuda. “Me dijeron que no tenía porqué dudar. Pero me quitaron el expediente, lo cerraron ellos después”.

La testigo explicó que la directora general de Solidaridad Pilar Collado “no sabía nada”. Y que los polémicos inmuebles se incluyeron en una segunda fase. “En los proyectos iniciales no aparecían los pisos, pero sí en la reformulación”. La Consejería pidió que la ONG pusiese los inmuebles a nombre de su socio local en Nicaragua. Pero nunca aparecieron las escrituras.

Ortiz abandonó la Consejería en junio de 2010 para trabajar como asesora de la Abogacía de la Generalitat. Cuando estalló el escándalo, tras la denuncia del PSPV a la Fiscalía Anticorrupción de Valencia, en octubre de 2010, fue preguntada por sus superiores de las primeras informaciones que apuntaban a la existencia de una trama de saqueo. “Ahora lo sé todo por la prensa”.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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