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La omnipresencia de El Bigotes

Álvaro Pérez estuvo en el epicentro de la organización de la visita del Papa a Valencia

Álvaro Pérez, 'El Bigotes', en una de sus citas ante el juez en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Álvaro Pérez, 'El Bigotes', en una de sus citas ante el juez en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.ULY MARTÍN

El año anterior a la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia la trama Gürtel ya trabajaba en la organización del evento y “el encargado desde el punto de vista institucional de todos los eventos vinculados a la visita” era Álvaro Pérez, El Bigotes. Así se presentó el responsable de Orange Market, la empresa de la trama radicada en Valencia, al ingeniero de sonido José Luis Álvarez Alario en enero de 2006, al que pidió un proyecto para la sonorización del evento, según consta en la documentación que hasta ahora estaba bajo secreto de sumario en la pieza sobre la visita del pontífice que instruye el magistrado del Tribunal Superior de Justicia valenciano José Ceres.

Que era el “encargado”, pese a que no se había convocado ningún concurso público al respecto, lo tenía muy claro el patronato de la Fundación V Encuentro Mundial de las Familias, organizadora del evento. En el acta de su reunión del 2 de enero de 2006 se relata que ya se han mantenido “varias reuniones” con Canal 9 y el arquitecto para modificar la maqueta del escenario, así como “con Álvaro Pérez”, de quien se esperaba una propuesta “para el tema de la realización del acto televisado”. “En la parte musical”, sigue el acta, “se está en conversaciones también con Álvaro Pérez y Helga Schmidt [la intendente del Palau de les Arts]”.

La fundación dejó asimismo en manos del responsable de Orange Market la “gestión” de “la posibilidad de contactar con el grupo musical Il Divo”, para “buscar más actuaciones suaves y bonitas” para el evento, según el acta del 9 de enero. Un mes después, el 27 de febrero de 2006, la fundación firmó el convenio con Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) para la distribución de la señal audiovisual de los actos del V Encuentro Mundial de las Familias, en cuyo desarrollo ya llevaba tiempo trabajando El Bigotes.

El propio presidente ejecutivo de la fundación, el entonces obispo auxiliar de Valencia Esteban Escudero (actual prelado de Palencia), reconoció en su declaración ante Ceres el pasado enero la omnipresencia de El Bigotes en la organización del acontecimiento. Incluso admitió que el responsable de Orange Market “llegó a estar en el Vaticano mucho tiempo antes para ofrecerse allí como la persona que organizaba la visita e intentó hablar con el cardenal [Alfonso López] Trujillo”.

Según Escudero, “sería alguien del PP” quien situó a Álvaro Pérez en el epicentro de la organización. “Quería hacer como que controlaba la organización”, pero “se le acabó apartando”, explicó al juez. En su relato, el prelado atribuye al entonces consejero de Agricultura, Juan Cotino, que El Bigotes, cuya visita al Vaticano había causado muchos recelos, no tuviese mayor protagonismo: “Nos dijo que en ese momento no había pruebas, pero que no nos fiáramos”. Álvaro Pérez seguiría trabajando con posterioridad a la visita del Papa, aún con más intensidad si cabe, con la dirección regional del PP y con la Generalitat, donde obtuvo jugosos contratos como el de los pabellones de Fitur.

Respecto a la decisión de dejar en manos de RTVV la exclusividad de la señal en vez de otorgar la responsabilidad a Televisión Española, como era lo habitual siendo el Papa un jefe de Estado, Escudero refirió que “sería la alcaldesa [Rita Barberá], el presidente [Francisco] Camps... se tomó a esos niveles”. El prelado aseguró al juez que se le dio al patronato “como algo hecho” y se limitó a firmar como presidente de la fundación el acuerdo para la distribución de la señal con el entonces director general de RTVV, Pedro García (imputado en el caso por haberse quedado supuestamente medio millón de euros de la adjudicación a Gürtel, a través de la firma Teconsa, de la instalación de las pantallas y sistema de sonido del evento). La justificación para descartar a TVE, tras una reunión en la que acabaron a gritos los representantes de la Generalitat y el Gobierno central, fue que se trataba de una “visita pastoral” del pontífice y no de una visita “como jefe de Estado”.

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Pérez se presentó como “el encargado desde el punto de vista institucional”

RTVV convocó el 6 de abril de 2006 un concurso para la contratación del suministro de equipamiento de pantallas, sonido y megafonía para la cobertura integral de la programación especial que tenía previsto emitir con motivo del evento. Presentaron ofertas siete empresas pero se adjudicó a la constructora Teconsa por 7,4 millones, cuando el coste de estos servicios apenas alcanzó 3,2 millones según la contabilidad hallada en los registros que se realizó en las empresas de la trama. Teconsa, según el informe realizado por Hacienda, “actuó solo como empresa pantalla para ocultar que el destinatario último de la mayor parte del dinero pagado por la televisión autonómica era la organización de Francisco Correa”. La red incluso llegó a utilizar este encargo como aval ante un gestor suizo.

Negoció los detalles de la retransmisión de RTVV con la fundación

RTVV consideró a Teconsa “la más favorable” porque el resto “no cumplía con la totalidad de los requisitos demandados”. Posteriormente, un informe de la Agencia Tributaria que analizaba la contabilidad de las empresas de la trama detectó cómo la adjudicataria de la sonorización e instalación de pantallas para la visita del Papa defraudó a Hacienda 633.000 euros en el IVA y en impuesto de sociedades al facturar a otras sociedades de la red por servicios que no se prestaron.

La trama había estado preparando el pelotazo desde un año antes. A finales de 2005, en una reunión en Valencia en la que participaron, entre otros, Correa y Pérez, se redactó incluso un pliego con las condiciones económicas, administrativas y técnicas que habían de regir el contrato para la organización del evento previsto para julio de 2006. El encargado de los detalles, así como de la estructura empresarial necesaria para llevar a cabo el proyecto, no era otro que el experto en blanqueo de dinero Ramón Blanco Balín, considerado por la policía como el cerebro que tejió en paraísos fiscales la maraña de empresas utilizada por la red que dirigía Correa. Estaba todo atado y bien atado.

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