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Acoso sexual impune en las aulas

Fiscalía y Universidad de Barcelona constatan indicios de delito de un catedrático de Sociología, que no puede ser sancionado porque los hechos han prescrito

Varios alumnos de la facultad de Economía de la Universidad de Barcelona (UB) han sido presuntamente acosados sexualmente por el catedrático de Sociología Jesús de Miguel. Así lo admite tanto la fiscalía y el propio campus, pero ninguna de las instituciones puede sancionar el docente porque los hechos han prescrito. El carpetazo al caso, que se extiende a decenas de estudiantes durante varias décadas según los testimonios, ha indignado a las víctimas, que se sienten “frustrados e impontentes”.

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Los casos que han llegado a la fiscalía son una decena y los tres más flagrantes se remontan al curso 2007-08. Uno de ellos es el de Marc, nombre ficticio, un chico “introvertido y con baja autoestima” al que el catedrático, de gran “prestigio” y “carisma”, trataba “como discípulo y amigo”, según consta en el escrito de la fiscalía. Se empezó a fraguar una relación de confianza entre profesor y alumno. Al menos dos veces quedaron en el domicilio del primero “con el pretexto de mostrarle parte de sus estudios de sociología”. Allí el catedrático, según explicó el joven ante los Mossos, le pidió hacerle fotografías en el torso y espalda, así como un masaje “primero sobre la ropa y después sin ella”. En otra ocasión, “quedándose el sr. De Miguel en calzoncillos”, el profesor masajeó al joven y “le cogió el pene”. Esto último dejó “en estado de shock” al alumno, que llegó a abandonar dos años los estudios.

Ese mismo curso, Rosa —también nombre ficticio—, sufrió presuntamente acoso del catedrático con correos electrónicos de alto contenido sexual. “Tengo ganas de verte… Te quiero mucho… Para un chico de 60 años como yo un montón de actividad frenética en la cama… El sexo es una forma excelsa de comunicación… Vente un día a mi casa… Mi vida es un orgasmo, chica!”, recoge el escrito de fiscalía. En el siguiente curso, de Miguel dejó de ser su profesor.

La Fiscalía tacha de “perniciosas” las relaciones que entablaba el catedrático y admite que “podrían tener cabida dentro del delito de acoso sexual”, pero como estos hechos prescribían a los tres años según el Código Penal —ampliado a cinco en la última modificación— se considera “ extinguida la responsabilidad criminal del denunciado” y en julio de 2013 se archivó el caso.

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Las víctimas explican que no denunciaron antes por miedo. “Estás en primero, no sabes cómo funciona la universidad y si habrá represalias”. La primera queja se presentó en otoño de 2011. Una comisión tomó declaración a una decena de estudiantes y en julio de 2012 la UB emite una resolución constatando “posibles delitos penales” de acoso y envía el caso a Fiscalía, pero no suspende al profesor porque el caso ha prescrito. Los estudiantes vuelven a pedirlo ahora, pero la respuesta de la UB es la misma.

La decana de la facultad de Economía, Elisenda Paluzie, llama a los estudiantes a denunciar con celeridad y anuncia un protocolo para detectar casos de acoso sexual. Para las víctimas esto no es suficiente. “No sentimos impotentes, no por nosotros, sino por las futuras víctimas. Queremos que el catedrático no vuelva a dar clases”. De Miguel, de 67 años, está de permiso de maternidad y la UB vería como solución que se jubile de forma voluntaria.

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