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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nos vemos en Valencia

Campañas como la de Feria Valencia arrojan un rayo de ilusión sobre un territorio necesitado de fe, esperanza y caridad

 Podría tratarse de la convocatoria -vía facebook- de una convención nacional de vendedoras de tupperwares para una paella en La Pepica. O el titulo de la obra póstuma de Luis Aguilé por encargo de la Diputación de Valencia- a la vista del éxito de Nadie me quita mis vacaciones en Castellón – declamando los atractivos provinciales. Pero no y les cuento. “Nos vemos en Valencia” forma parte de la campaña de comunicación que Feria de Valencia ha elegido para anunciar la próxima edición de las “multiferias” o la unión debería hacer la fuerza si no queremos acabar todas en Madrid, que reúne a lo más florido de las ferias valencianas-Habitat, Cevisama, Textil, Fimma Maderalia- junto a otros eventos a destacar en la segunda semana de febrero en la ciudad.

A la vista de cómo tenemos el patio principal de unos años a esta parte, este tipo de invitación- “Nos vemos en Valencia”- amable y amistosa, quizás sea la mejor carta de bienvenida en estos momentos tan delicados que nos ha tocado vivir que diría nuestro monarca en fase de rehabilitación en cualquier discurso navideño. Valencia como tierra de encuentros felices. Nos vemos en Valencia y nos tomamos una paellita y unas cañitas en la playa. Valencia como ciudad abierta y vanguardista. Nos vemos en Valencia, nos montamos un flashmob y nos hacemos una sesión de selfies en La Ciudad de las Ciencias. Valencia como punto de encuentro para espíritus hedonistas. Nos vemos en Valencia, nos pasamos por la Sala Canal y para rematar, ¡nos vamos al bingo! Y eso, por nombrar solo una parte de la extensa oferta turística que el visitante puede encontrar. Me dejo el bus turístic, el Biopac y El Cabanyal en expectativa de destino.

No se si este tipo de comunicación acaban siendo muy efectivas, pero desde luego, cualquier invitación amistosa que difumine esa sombra de sospecha y corrupción que nos ha caído encima siempre será bienvenida. No podemos seguir dando esa imagen de vergel florido de políticos imputados que entran y salen de los juzgados como Pedro por su casa. O su segunda residencia. De tierra de promisión para caballeros tan distinguidos como El Bigotes tuteándose con el Presidente de la Generalitat como si fueran Rock Hudson y Doris Day en Confidencias a medianoche. O de una ciudad que a poco que te descuides acabas con una brecha en la cabeza por un trozo de trencadis o una escultura de Ripollés en misión suicida.

A la vista que el mapa político hace tiempo que se asemeja a la versión local de aquel cine político italiano tan de moda en los primeros años setenta, ha llegado la hora de ¡la imaginación al poder! Nos vemos en Valencia, una ciudad donde la ficción se hace realidad cada día. Ahora que la antigua directora de Canal 9, Lola Johnson, ha vuelto a dar la cara quizás podría promocionar-para reanimar el difunto sector audiovisual- un ciclo de cine autóctono rememorando aquel cine italiano del que les hablaba. Le adelanto algunos posibles titulos: “Los corruptos siempre van al cielo impecablemente vestidos”, “Investigación sobre un aforado libre de toda sospecha”, “Confesiones de un imputado a un juez instructor”, “El caso está cerrado, olvídelo”. Rafael Blasco y Carlos Fabra tienen asegurado un remake de aquella película de Francesco Rosi Cadáveres excelentes. Y la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y su predecesor, Luis Díaz Alperi, les vendrían que ni pintado un titulo como A cada uno lo suyo a partir de la obra original de Leonardo Sciascia.

No sé si el paso del PP por la Comunidad Valenciana acabará siendo tan letal como el del Picudo Rojo sobre las palmáceas-de esto sabe más mi amigo y biólogo Martí Domínguez- pero campañas como “Nos vemos en Valencia” arrojan un rayo de ilusión sobre este territorio tan necesitado de fe, esperanza y caridad. Un rayo regenerador. Como si nada infame, corrupto ni terrible hubiera ocurrido en todos estos años. Como si volvieran Iberflora y los maceteros de Pepita Ahumada. Y Rita Barberá fuera de nuevo elegida Musa del Humor. Y el Teatro Alkazar todavía siguiera en pié. Hasta podría ser el titulo de un espectáculo musical. “Nos vemos en Valencia”: La revista que todos los valencianos estaban esperando desde hace tiempo.

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