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Nuevo óleo de Dalí para su museo

‘Carreta fantasma’ es una de las obras más importantes adquiridas

'Carretera fantasma', la pintura adquirida por la fundación Dalí.
'Carretera fantasma', la pintura adquirida por la fundación Dalí.PERE DURAN

La Fundación Gala-Salvador Dalí ha adquirido una nueva obra surrealista del genio del Empordà. Un óleo sobre madera del año 1933 titulado Carreta fantasma, que se ha comprado a un coleccionista particular de fuera del estado que quiere permanecer en el anonimato. No se ha hecho público su precio, pero el director del Teatro-Museo Dalí, Antoni Pitxot, aseguró que es “una de las dos obras más importantes que se han comprado en los últimos años”.

Esta pintura, influenciada por los clásicos flamencos, había formado parte de la colección de Edward James (1907-1984), poeta inglés, conocido sobre todo por ser un ferviente defensor del surrealismo, que fue mecenas de Dalí entre 1936-1939, así como de René Magritte. Su casa, Monkton House, cerca de West Dean en Sussex (Inglaterra), era un sueño surrealista: incluía objetos como el gran sofá al que Dalí dio la forma y el color de los labios de Mae West o el teléfono-langosta, en cuyo diseño el poeta colaboró con Dalí.

Carreta fantasma se incorpora a unos fondos que se han ido ampliando desde 1991, con más de 300 piezas, 11 de ellas de la época surrealista. Integran así la más grande antológica del artista ampurdanés, ubicada en su ciudad natal. Con esta adquisición se inauguran los actos de conmemoración del 40 aniversario del Teatro-Museo Dalí de Figueres , inaugurado el 28 de septiembre de 1974.

Carreta fantasma se incorpora a unos fondos que se han ido ampliando desde 1991, con más de 300 piezas

Según Antoni Pitxot, Dalí pinta este óleo, de 19 x 24,1 cm, a los 29 años, cuando realiza diversas obras que tienen a la llanura del Empordà y la playa de Roses como protagonistas, como las dedicadas a su prima Carolina. En el centro de una llanura árida y al mismo tiempo luminosa, una carreta de dos ruedas que se mueve en dirección hacia a un pueblo. La forma de la tartana tiende a mezclarse con la ciudad.

Se trata de una ilusión de perspectiva en la que la habilidad del pintor intenta confundir. “Es una obra prodigiosa” asegura Pitxot que explica que “a Dalí le gustaba crear estas dualidades, las dobles imágenes que son las que provocan y las que fabrican nuestras ilusiones. Y somos nosotros los que tenemos que decidir lo que queremos ver”. La carreta surrealista de Dalí está llena de simbolismo, y según el director del Teatro Museo, "transporta toda la adolescencia del genio hacia su destino".

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Desde el punto de vista técnico, “es una pieza única pintada con una pulcritud y una capacidad técnica y pictórica difícil de encontrar en el siglo XX”.

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