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La Orquesta Sinfónica se abre para ayudar a la Cocina Económica

La formación celebra una jornada de puertas abiertas y recoge alimentos y dinero para el comedor social de A Coruña

Diego García Rodríguez dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de Galicia.
Diego García Rodríguez dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de Galicia. XAIME CORTIZO

La Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) celebró el viernes su primera jornada de puertas abiertas en una larga tarde llena de entusiasmo, música y solidaridad. Los coruñeses habían sido invitados por su orquesta a pasar cuatro horas y media escuchando música en el Palacio de la Ópera y cooperar así con una de las instituciones más queridas de la ciudad, la Cocina Económica. Para ello solo tenían que aportar una pequeña cantidad de alimentos o un donativo en metálico; y aun esto de forma voluntaria.

En esta jornada se ha cumplido por partida doble lo que Andrés Lacasa, gerente de la OSG, anunció en una entrevista concedida a este periódico a su llegada a la orquesta: “Es muy importante el proyecto educativo, más allá de los conciertos didácticos para niños”. Junto a ello, hacer de este proyecto y de la Sinfónica “un instrumento de cohesión social en apoyo de los más desfavorecidos”. A falta de conocer los resultados materiales exactos de la jornada, se pudo constatar en el Palacio de la Ópera la continua entrada y salida de público que dejaba su aportación. Un dato revelador: a media tarde, una furgoneta cargada de alimentos partió del Palacio de la Ópera hacia los almacenes de la Cocina Económica.

Las actuaciones musicales se iniciaron con un concierto de la Orquesta Joven, en la que los jóvenes músicos se forman a un nivel que sirve de trampolín a la profesionalidad. La complicada dificultad de dos de las obras elegidas -Obertura festiva de Shostakóvich y Metamorfosis sinfónicas de Hindemith- sirvió para poner de manifiesto la gran preparación y buen trabajo de los músicos (qué delicia el sonido y musicalidad de Iria Folgado como solista de oboe) y la eficacia Alejandro Sanz, percusionista de la OSG, como director académico del proyecto.

Desde el podio, José Trigueros -percusionista principal de la OSG- mimó a sus músicos con un gesto de precisión casi quirúrgica y expresiva musicalidad. No es fácil lograr un sonido tan redondo en una orquesta joven como el que Trigueros alcanzó del conjunto, ni tanta concentración en un día de especial emotividad. El Concierto para flauta nº 1 de Mozart nos mostró a un Pablo Díaz Mera, miembro de la OJSG hasta el pasado curso, con un sonido amplio y cálido y una interpretación en la mejor línea mozartiana. Díaz ganó el concurso de solistas celebrado en el Conservatorio Superior de A Coruña, que tiene como premio actuar como solista en un concierto de la OJSG.

La gran importancia del aspecto educativo de estos proyectos de la OSG quedó patente en lo declarado por Jorge Montes, director del grupo de mayores de la Orquesta de Niños al preguntarle por un cierto desequilibrio advertido en el número de efectivos de las distintas secciones del grupo con el consiguiente perjuicio para el sonido: “No se excluye a nadie; en el concierto tocan todos”. Con ello, cada miembro del mismo es consciente de su implicación en el proyecto, esa que bien demuestran cada dos fines de semana estos chavales que viajan hasta A Coruña desde toda Galicia e incluso desde más allá de sus límites.

Por su parte, Enrique Iglesias Precedo achacaba la gran mejora que desde el patio de butacas se ha podido comprobar en la afinación y ajuste rítmico de los más pequeños a la elección del repertotio -con corales de Bach y Haydn-. Y es que para subir a lo más alto no hay nada como usar una escalera bien sólida y estos alevines de la ONSG -a algunos de ellos les cuelgan los pies en la silla- han crecido más en sonido que en estatura.

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Entre el concierto de la Orquesta Joven y la Orquesta de Niños, Alberto Martí, Presidente de la Cocina Económica, agradeció la realización de la jornada “especialmente al gerente de la orquesta, que es el padre de la idea” así como “a los que hacen y a los que escuchan esta música que nos une a todos”. Lo cierto es que con esta jornada solidaria se ha vuelto a comprobar, de forma rotunda y sin apelación posible, la gran rentabilidad social de una institución como la OSG, tanto en el aspecto educativo como en su implicación a favor de los más necesitados.

Tras un segundo descanso en el que, como en el primero, las escaleras entre el escenario a los camerinos tuvieron un aspecto de arteria principal de una ciudad en horas punta, se inició el concierto de la Orquesta Sinfónica de Galicia bajo la dirección de Diego García Rodríguez. En los atriles, el repertorio tocado el pasado día 29 para el concierto de Navidad de una compañía proveedora de energía.

En los Tres episodios de danza de Bernstein, la OSG fue una insólita y grandiosa “big-band”, con grandes solos de Marcel Kirilov al saxo, John Etherbeck al trombón, Casey Hill y Scott MacLeod -oboe y corno inglés- John Aigi Hurn con la trompeta, Joan Ibáñez con el piccolo e Iván Martín al clarinete.

Fue de destacar el ambiente sonoro del Preludio a la siesta de un fauno apartir del solo inicial de flauta de Ibáñez, lleno de delicada sensualidad. El conocido Allegro final de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak y las straussianas El Danubio azul y Trisch Trasch Polka terminaron de cadear el ambiente de una tarde redonda; también en lo musical. La Marcha Radetzki, como propina obligada, tuvo la habitual broma vienesa de interrupción inicial y el acompañamiento con palmas de un público especialmente receptivo a la dirección rítmica y dinámica impuesta por García.

 

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