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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El papel del PSE en la política vasca

"La posición que, históricamente, ha venido ocupando solo él la puede ocupar"

Empiezo por el final: el PSE es fundamental en la Política vasca. La posición que, históricamente, ha venido ocupando en el abanico de opciones que la Política ofrece a los ciudadanos vascos para su elección, solo él la puede ocupar, dado su origen, su trayectoria contrastada, su evolución a lo largo de la épocas tan diversas y su bagaje ideológico.

Puede esgrimir en su favor que es el partido más antiguo de cuantos ofrecen sus servicios políticos e ideológicos en Euskadi pero, sobre todo, puede enseñar suficientes muestras de su responsabilidad desde que en los últimos años del siglo XIX el enviado por Pablo Iglesias, —Perezagua—, llegó a nuestras tierras para completar con otros socialistas vascos la misión de humanizar las relaciones entre unos empresarios insaciables y una clase trabajadora explotada y desprotegida que, procedente en gran medida de todos los lugares de España, se aposentó en los hábitats más difíciles y miserables, y fue esquilmada de tal modo que veía como, inevitablemente, sus exiguos salarios volvían a revertir en los hospedajes y ultramarinos que pertenecían a los mismos patronos de sus tajos de trabajo.

No con sigilo el nacionalismo llegó más tarde, pero no lo hizo espoleado por la misma causa, la injusticia reinante, sino por el recelo provocado por el aluvión de emigrantes llegados que, de algún modo, fueron sentidos como una amenaza al sentimiento de raza que algunos vascos empezaron a exaltar.

Hubo más ingredientes, — una oligarquía vasca poderosa, liberales acomodados y dispuestos a poner cordura en la convivencia, intransigentes de todas las tendencias, y aquella famosa piña que juntó los intereses de unos cuantos para hacer prevalecer sus supremacías—, pero socialismo y nacionalismo fueron las dos caras más evidentes de aquella moneda. Pasado el tiempo, y ya en democracia, el papel del socialismo del PSE se ha hecho más fundamental aún en un mosaico de formaciones políticas en que la derecha españolista se viene posicionando en los terrenos de la intransigencia, y el abertzalismo independentista actúa como una ganzúa que arrastra al nacionalismo moderado a posiciones ambiguas y poco constructivas que generan importantes niveles de inestabilidad.

En este paisaje político-social solo el PSE ha venido manteniendo una continuidad en sus comportamientos. Sólo los gobiernos de Euskadi donde ha estado presente el PSE han dotado de la suficiente estabilidad a la sociedad vasca como para atenuar las dos pulsiones que la han venido inquietando y perjudicando en exceso: la pulsión secesionista y la centralista a ultranza. Ahora mismo, los vascos asistimos a un momento crucial que necesita las aportaciones del PSE, pero bien creo que el PSE está mucho más ocupado en sus luchas intestinas que en aportar ideas consistentes al ambiente social y político que vivimos.

Necesita, hoy más que nunca, un liderazgo firme para actúe sin fisuras, pero la inestabilidad y la debilidad del PSE le están afectando negativamente. El PSE cuenta con quien puede y debe aportar ese liderazgo, Patxi López, y debe apostar precisamente por consolidar el liderazgo del lehendakari, también ahora que no está en Ajuria Enea. Mandarle ahora a combatir en la lucha casi desalmada que está teniendo lugar en la arena española, es un arriesgado error, porque su derrota allí le invalidará para ejercer su liderazgo aquí, donde es tan necesario. Además, ¿quién puede sustituir a Patxi con las suficientes garantías para afrontar el momento actual? “Muchos”, me responderá alguno de mis compañeros. “Todos”, les respondo yo. Cada vez resulta más evidente cuál ha de ser el papel que juegue cada cual: el del PSE es fundamental, históricamente fundamental para los vascos.

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