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La ciudad que cuece la basura

Rivas Vaciamadrid trata de exportar una tecnología que reduce en un 70% los residuos Los ecologistas, contrarios a esta técnica de eliminación

Vídeo: LUIS ALMODÓVAR | ANTONIO NIETO
Antonio Nieto Moreno

Debería oler a podrido, pero lo que llega es un cierto tufillo a cocido. No cocina la abuela ni hay zanahoria, tocino o garbanzos. Bueno, en realidad, sí. Pero también hay latas, botellas de plástico, hojas, cáscara de fruta... Es decir: basura. Toneladas de residuos que una decena de camiones recoge en el municipio de Rivas Vaciamadrid y lleva hasta la planta piloto donde se está probando una tecnología que aspira a acabar con el problema de los vertederos, colmados y contaminantes: hervir los residuos, higienizarlos y aprovechar casi el 100% para la obtención de energía. O, al menos, así lo aseguran sus valedores. Lo llaman Vertedero 0 y ha captado el interés de países como China, Brasil o Chile; pero también el rechazo de los ecologistas, que advierten de que la planta vulnera las directivas europeas sobre gestión de residuos.

Dónde meter la basura que genera la sociedad es uno de los problemas que trae de cabeza a Ayuntamientos y Gobiernos. A los vertederos les cuesta cada vez más alargar unos años de su vida útil y la incineración se convierte en una solución desastrosa para el medioambiente, que espanta a los ecologistas por las emisiones a la atmósfera.

El proyecto nació en 2010, cuando RivaMadrid, la empresa que se dedica a la recogida de residuos sólidos urbanos (RSU) en el municipio, firmó con la empresa aragonesa Ecohispánica un acuerdo para el desarrollo de esta tecnología, que cuenta con una planta piloto en el municipio desde hace un año. “No sé si es porque es mío, pero creo que este es el mejor negocio del siglo XXI. Poder decir que los vertederos pueden desaparecer es muy importante. Con la basura, o hacemos algo o se nos come”, suelta Jesús Marco Solórzano, consejero delegado de Ecohispánica.

El Ayuntamiento negocia el modelo de tratamiento con São Paulo y Chile

Primero, un batallón de 12 camiones rastrea el municipio cargando los contenedores que se cruzan por el camino. A la planta solo llega la bolsa de restos, que se descargan en un foso para ser triturados mientras un sistema informático registra los datos. Un gancho gigante se encarga de mover toda la masa. El olor en este punto del proceso es insoportable.

Una vez triturados, los residuos pasan a la cinta transportadora que los conduce hasta el waste cleaner, “el corazón de la planta”. Es una especie de gran cisterna plateada que actúa como una olla, con vapor a altas temperaturas y cambios de presión que tras un proceso de una media hora esteriliza los residuos y reduce su volumen en un 70%. “Solo con esto ya estaríamos alargando la vida de los vertederos”, apunta Solórzano. El vapor de agua es generado por una caldera, aunque Ecohispánica asegura que con la tecnología adecuada podrían llegar a ser autosuficiente energéticamente aprovechando los residuos. A partir de ahí, el olor pasa de la putrefacción a un cierto recuerdo a cocido de la abuela, aunque menos apetitoso. Los residuos se pueden tocar, no hace falta mascarilla ni ningún tipo de precaución en la manipulación. Justo después de pasar por el waste cleaner, se aísla la materia orgánica, que es la más contaminante por sus emisiones de metano.

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Los lixiviados (líquidos que dejan los residuos y cuyo tratamiento es caro) se evitan extrayendo los líquidos de las basuras junto al vapor condensado. El agua se puede depurar para reutilizarla en el proceso, explica Solórzano, que parece tener una solución para cada problema.

El agua hervida empleada en el proceso se depura y reutiliza

El resto de materiales, ya sin el orgánico, son separados con un electroimán (metales férricos), un equipo de corrientes Eddy (aluminio), un separador óptico (plástico) y una última separación manual para aislar definitivamente el 15% de materiales inertes no aprovechables tras el tratamiento. La planta de Rivas, que es solo un proyecto piloto, todavía no cuenta con la tecnología necesaria para esta separación ni para el aprovechamiento energético posterior, por lo que de momento solo son proyecciones.

Sobre estas proyecciones trabaja el alcalde, José Masa, de IU, para tratar de exportar la idea a otras ciudades y países, aunque de momento descarte deshacerse de la patente. “No solo están interesados en el aspecto económico —porque esta tecnología es dos tercios más barata que el vertedero tradicional—, sino sobre todo por la sostenibilidad ambiental”, apunta el regidor. Es el mensaje que quiere que cale en las delegaciones que ya han visitado la planta piloto y que podrían estar interesadas en instalar la tecnología. Masa asegura que las negociaciones más avanzadas son las que están realizando con el estado brasileño de São Paulo, con el que ya habrían hablado hasta de algún pedido concreto. También han firmado un convenio con Chile. En España se han interesado municipios como Torrejón, Alcalá de Henares o comunidades como Asturias, entre otras. Pero la gran pregunta es por qué ha descartado establecer una planta industrializada en su municipio si es todo tan bueno como lo pintan. “Está pensado para un volumen de población más cercano a una mancomunidad”, responde Masa. Una respuesta que suena razonable incluso para adversarios políticos.

Son los ecologistas quienes más reparos ponen a este modelo. Daniel López, responsable del Área de Residuos y Contaminación de Ecologistas en Acción y geólogo de profesión, subraya que existe incompatibilidad entre la alimentación de este tipo de tecnología y lo que sería una política de separación y de recogida domiciliaria. “O se hace una recuperación del material o se hace una valorización energética”, defiende. López desliza que esta planta solo es una cobertura para que los restos acaben en la incineradora. José Gómez, gerente de RivaMadrid, respondeque nunca han fomentado la no selección previa, una práctica que ahorra costes, y niega rotundamente que los restos puedan acabar en la incineradora.

Biogás y gasóleo ‘made in Rivas’

Los ecologistas han puesto su punto de mira en el proyecto Vertedero 0. No les gusta. Aseguran que es un sistema insostenible ambiental y económicamente. "Salvo los restos metálicos, nada de lo obtenido tras el tratamiento es reutilizable. Los plásticos de diferentes tipos quedan mezclados, lo que hace muy difícil su separación, y la materia orgánica esterilizado no se puede convertir en abono", explican Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Greenpeace.

Además, critican que “fomente la no selección previa” y sostienen que los residuos acabarán en la incineradora, pese a que la empresa lo niega.

José Gómez, gerente de Rivamadrid, la empresa pública que se encarga de la recogida de los residuos sólidos, carga contra los ecologistas y asegura que forman parte de una comisión de evaluación a la que “apenas han asistido” y que, por lo tanto, lo que digan “poco tiene que ver con la realidad”.

Ecohispánica explica el aprovechamiento de las basuras desde el punto de vista energético: los restos orgánicos no serían aptos para compost, pero sí para otros fines. Destacan la metanización para la producción de biogás y la gasificación para generar gas combustible. Con la tecnología adecuada, explican, con el plástico se podría producir gasóleo.

El PP de Rivas se muestra “moderadamente a favor” de la planta, pero con algunos matices: “Que se mantenga la separación en origen y que existan mecanismos para la valorización energética”, advierte el portavoz de la formación, Jesús González, al tiempo que lamenta una excesiva inversión a costa de las arcas locales.

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Sobre la firma

Antonio Nieto Moreno
Desde 2018 es redactor de Vídeo de EL PAÍS. Antes, pasó sus primeros cinco años en la sección de Deportes del diario. Es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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