Ciscar se reinventa en Alicante
El vicepresidente del Consell se concentra en la estructura provincial del PP tras ver limitada su influencia en Presidencia
El hombre fuerte del Consell, el vicepresidente de la Generalitat, José Ciscar, traspasado el ecuador de la legislatura, ha decidido reinventarse. Tras dos años intensos en los que ha dado la cara y ha asumido la defensa de los temas más complicados —el cierre de Ràdio Televisió Valenciana, la viabilidad del aeropuerto de Castellón, el pacto del agua sobre el trasvase Tajo-Segura o la defensa de las líneas rojas contra la corrupción del presidente Alberto Fabra, entre otros— Ciscar parece decidido a reorientar sus prioridades.
El vicepresidente y portavoz del Consell ha decidido dedicar más tiempo a la estructura provincial del PP en Alicante, de la que también es presidente. El inicio de un nuevo ciclo electoral —que se inicia ahora con los comicios al Parlamento Europeo y acabará en 2015 con municipales, autonómicas y generales— y la pérdida de influencia en Presidencia —con el nombramiento de Lola Johnson como responsable del área de comunicación— han aconsejado el golpe de timón.
Los cargos alicantinos del PP son conscientes del reto que tiene Ciscar por delante. “Desde la época de Alianza Popular no vivíamos una situación similar”, admite un dirigente de la ejecutiva regional. Las encuestas no les son favorables, los mayores escándalos de corrupción se empiezan a juzgar por los tribunales y las medidas de ajuste y los recortes han minado su imagen. Los populares fían la mayor parte de su suerte a que los buenos datos macroeconómicos se trasladen a las familias y la sociedad acabe por percibir que es el PP el que les ha sacado de la crisis.
Ciscar admite que cambiará el paso para reforzar al PP alicantino
Las elecciones europeas fijarán tendencia y permitirán al PP comprobar el grado de desgaste que está sufriendo. Un escenario ante el que Ciscar no duda en afirmar: “Redoblaré mis esfuerzos”. Los planes del vicepresidente del Consell pasan por intensificar sus actos públicos en la provincia con diversos colectivos y mantener una relación fluida con alcaldes y cargos públicos del PP.
Hasta ahora, la dirección provincial del PP se había centrado en cuestiones internas. En este periodo, se han renovado todas las direcciones locales sin grandes conflictos —en Benidorm se votó porque no hubo acuerdo para confeccionar una sola lista y en Alicante se dividió la estructura para conseguir más operatividad—. “Ahora hay máxima unidad, se han cerrado viejas heridas y cicatrices y gozamos de cierta paz interna”, asegura Ciscar que también ha estrenado nueva sede provincial, frente a la estación de Renfe en Alicante.
La dirección provincial del PP en Alicante también ha conseguido normalizar y regular la financiación de las agrupaciones de ciudades con más de 10.000 habitantes, y someterlas a la fiscalización del Tribunal de Cuentas. En la gerencia del PP también ha habido cambios, Eugenia Cascales, gerente en los últimos 23 años, ha sido sustituida por Yolanda Murcia.
El líder provincial es el único de los tres que no preside la Diputación
Toda una renovación de estructura con la que Ciscar, el único de los tres presidentes provinciales del PP que no está al frente de su Diputación, aspira a consolidarse como barón territorial. El modelo clásico, de Alfonso Rus en Valencia y Javier Moliner en Castellón, es la estela a seguir. Pero para eso, es necesario revertir la creciente tendencia a la abstención que vaticinan los sondeos en las próximas elecciones al Parlamento Europeo. “Vamos a intentar movilizar a nuestro electorado tradicional y darle motivos para votar, porque cada día son más las decisiones que se toman en Bruselas y nos afectan”, asegura César Sánchez, vicesecretario regional del PP y coordinador provincial de campaña, que anuncia que tendrán que buscar nuevas formas de llegar a los electores.
Ciscar admite que tiene “marcada la hoja de ruta” y que a partir de 2014 el PP en Alicante “cambiará el paso” para movilizar a sus cuadros y conseguir un buen resultado en las urnas. Y también para reinventarse dentro y fuera del PP.
La sombra alargada de Castellano
La consolidación de José Ciscar como hombre fuerte del PP provincial de Alicante no será tarea fácil. Los presidentes provinciales dependen, en gran medida, del apoyo que obtienen de los alcaldes y portavoces municipales. Algo que conocen bien Alfonso Rus y Javier Moliner, pendientes siempre del estado anímico de los munícipes de sus respectivas provincias.
En el caso de la provincia de Alicante, Ciscar, que cuenta con el apoyo de los principales munícipes, afronta la situación con algunas dificultades añadidas. La primera es la alargada sombra del secretario regional del PP y consejero de Gobernación, Serafín Castellano. Vapuleado en los congresos comarcales y locales de la provincia de Valencia por Rus y poco proclive a intervenir en Castellón —territorio de procedencia del presidente Alberto Fabra—, Castellano ha intervenido mayoritariamente en Alicante.
La cena de inicio de curso político, que Castellano organizó con la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso, y las negociaciones que ha mantenido con los ediles oriolanos para presentar una moción de censura, son prueba de ello. En ambos asuntos, Castellano orilló a Ciscar.
Al margen de las intervenciones del secretario regional del PP, Ciscar tiene otros dos retos como presidente del partido en la provincia. Por un lado, evitar que un sector de los antiguos zaplanistas acabe consolidándose como lobby interno. Por otro, gestionar la situación de Alicante ciudad, donde la imputación de Sonia Castedo en el caso Brugal amenaza con desestabilizar el mayor bastión electoral de la provincia.
