_
_
_
_
_

El PP contra el PP en Moeche

Dos concejales populares se unen a la oposición para dejar sin sueldo al alcalde de su partido e impedir que se aprueben los presupuestos para 2014

Julio López Romeo, alcalde de Moeche.
Julio López Romeo, alcalde de Moeche.

Que las urnas son caprichosas lo saben bien en Moeche, que se columpia en el territorio de lo ingobernable. El actual regidor, Julio López Romeo, del PP, perdió el pasado jueves una moción de confianza vinculada a las cuentas de 2014 que le deja poco margen para seguir pilotando esta localidad del interior coruñés sin el apoyo de sus propios concejales (dos), que se alinearon con la oposición para boicotearlo. Es el segundo batacazo en pocos días. La pasada semana, los mismos ediles —dos del PP y tres independientes— le dejaron sin los 910 euros que cobraba como alcalde. Los mismos que le dieron el bastón de mando le dejan ahora sin opciones de mandar. Pero López Romeo, chapista de 62 años, no piensa dimitir. “Quieren mi sitio, pero yo no les mandé que me votaran”, razona el regidor, quien admite que la alcaldía “le pertenecía al Bloque”, que ganó en las urnas.

En este municipio de 1.358 vecinos, famoso por su castillo medieval escenario de las luchas irmandiñas, la lista más votada en mayo de 2011, el BNG, no es la que gobierna. Lo hacen, por ahora, los populares, los menos votados y en minoría. Lo lograron con el respaldo, a regañadientes, de Xulio Cribeiro, exregidor del PP que se recicló como líder de Progresistas por Moeche (Propomo) cuando lo expulsaron del partido y del gobierno local por unas desavenencias nunca bien aclaradas que cristalizaron poco después en una acusación de desfalco.

Cribeiro, médico de familia, era uno de los alcaldes con más agarraderas en la comarca ferrolana y encadenó tres mayorías absolutas consecutivas para el PP. La dirección del partido en A Coruña forzó su salida en abril de 2008, poco antes de que lo procesaran por malversación de caudales públicos, delito del que fue absuelto en 2013. Lo acusaban de rellenar el depósito de su coche particular con cargo al erario local y pasar al tiempo los gastos de kilometraje con la excusa de ahorrarle los taxis al Ayuntamiento. Así hasta sumar 12.027 euros.

Con Cribeiro ya fuera del PP, las elecciones de 2011 dibujaron un escenario pintoresco: tres formaciones —BNG, PP y Propomo— empataron con tres ediles. El Bloque sumó 343 votos, 318 fueron a Propomo y 266 al PP. Aunque enemistado con sus antiguos compañeros, Cribeiro se prestó a apoyarlos en la investidura. Lo hizo en el último minuto para evitar que gobernasen los nacionalistas. Desde entonces, la legislatura ha caminado a trompicones.

En primavera, el alcalde, se quedó en minoría cuando expulsó al tercer concejal de su grupo, que había testificado a favor de Cribeiro en el juicio donde el PP ejercía la acusación popular. Aunque el tribunal le absolvió, PP y BNG reiteraron en público sus acusaciones contra Cribeiro, y el finísimo hilo que cosía un gobierno en minoría se tensó aún más. El teniente de alcalde y socio de López, Faustino Pita, renunció por motivos personales, y la edil popular que ocupó su asiento se posicionó contra el alcalde. “Aquí no hay justicia ni nada. Le pedían cuentas por cuatro años, pero echó gasolina toda la vida”, se lamenta López Romeo. Cribeiro ya intentó vengarse promoviendo una moción de censura, pero el BNG se negó. Ahora la moción vuelve a estar sobre la mesa, y los nacionalistas decidirán.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_