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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ruina moral

Partidos, sindicatos y patronal han dado un pésimo ejemplo a la ciudadanía en el año que termina

El año termina con la amarga sensación de que la moral, pública y privada, ha sido mancillada. La impresión de que quienes deberían liderar la sociedad y ser ejemplo de ciudadanía nos han estado timando descaradamente.

Las noticias de los últimos días culminan un año de grave deterioro de las instituciones políticas y sociales. El PP ha protagonizado tres de ellas: el espectacular registro judicial de su sede central, en busca de pruebas de su financiación ilegal; el cinismo de Esperanza Aguirre al negar ante el juez de la trama Gürtel que su numero dos fuera un hombre de su confianza y la constatación de que Caja Madrid, al frente de la que estaba un íntimo amigo de Aznar, era una fábrica de enchufismo y derroche. Una caja que concedía generosos préstamos sin garantías al entonces presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, actualmente encarcelado.

Al sur de Despeñaperros también las noticias exhalaban un tufillo insoportable. Dos sedes de UGT eran registradas por la policía. La juez Alaya, que volvía a preimputar a Chaves y Griñán sin aportar nuevos datos, como le pedía la Audiencia, imputaba a un dirigente del PP en el Ayuntamiento de Sevilla y al portavoz de IU en ese Consistorio, por causas desgajadas del caso Mercasevilla.

El tufillo llegaba también a la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Tres dirigentes han sido imputados por estafa: el presidente Santiago Herrero, el secretario general Antonio Carrillo, y el exvicepresidente Juan Salas Tornero. Están acusados por presuntas irregularidades relacionadas con una promoción de viviendas de protección oficial. Se investiga un desfase de hasta 14 millones (del total de un préstamo de 50 concedido por Caja Madrid), en esa operación inmobiliaria. La Junta subvencionó estas viviendas inacabadas con 1,7 millones.

No acaban ahí las (presuntas) desvergüenzas de la CEA. Hemos sabido ahora que, durante años, buena parte de los importantes fondos destinados a la formación de trabajadores y parados eran adjudicados por la dirección de la patronal a los directivos de la propia CEA. Entre 15 y 25 millones al año (según la mayor o menor bonanza económica). Añadan que la CEA arrastra una deuda de 12 millones y unos ingresos que no superan los cuatro millones anuales. Algunos empresarios, que se atreven a criticar ahora al aún presidente, destacan el lujo y derroche en el que vivían sus directivos.

Al frente de ellos está un singular empresario, Santiago Herrero. Singular porque el patrón de patrones andaluz apenas si ha desarrollado actividades empresariales. Se conoce muy poco de esa faceta de emprendedor que se le supone a quien dirige una de las patronales más importantes del país. Su perfil biográfico en la web de la CEA no refleja ninguna.

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Algún medio ha publicado que es presidente de Howden Iberia (una correduría de seguros de origen británico) y de la SICAV Cartera Andalucía. Como es sabido, una Sociedad de Inversión de Capital Variable (SICAV) es el instrumento que usan los muy, muy ricos para pagar muy, pero que muy pocos impuestos.

Herrero ha sido más bien un burócrata extraordinariamente bien pagado desde hace casi 40 años. Se licenció en Derecho en 1976 y al año siguiente ya era secretario general del Consejo de Empresarios de Sevilla. Desde entonces encadenó cargos, hasta el actual, que abandonará pasadas las navidades, ante el cúmulo de los problemas, financieros y judiciales, que enfrenta la CEA. Se sabe que es gran amante de los caballos, de la caza y buen cofrade.

Partidos, sindicatos y patronal cierran el año dejando una imagen de ruindad moral. Aunque hay matices: no es lo mismo llevarse el dinero de sobornos inconfesables a un banco suizo, que regalar bolsos falsificados pagándolos con fondos destinados a la formación de parados. Pero ambos son ética y moralmente reprobables. @JRomanOrozco

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